Capitán de navío chileno Patricio Lynch de muy ingrata recordación para los lambayecanos |
Introducción
La invasión del
Departamento de Lambayeque durante la Guerra del Pacífico se realizó en dos
etapas, la primera en setiembre de 1880 y la segunda en abril de 1881. En ambos
casos, el caos, la amenaza y la destrucción fueron su forma habitual de imponer
su poder en una guerra tan injusta como desigual.
Según el historiador
Robert Markham “Ordenose a Lynch (comandante de la expedición invasora chilena)
que arrasase todo el litoral peruano, desde el Callao a Paita, y aquél cumplió
sus instrucciones al pie de la letra, arruinando dondequiera tanto la propiedad
pública como la privada. Los daños que causó no sólo en los puertos marítimos
de Huacho, Supe, Salaverry, Trujillo, Pacasmayo, Chiclayo, Eten, Lambayeque y Paita,
sino en todas las villas, haciendas y plantaciones, fueron incalculables.…..las
casas que se incendiaron fueron regadas previamente con petróleo y otras
sustancias igualmente inflamables…los jefes chilenos habían declarado que sus
tropas no harían la guerra a la propiedad privada; que solo iban a pelear con
el enemigo en campaña; que los intereses y la honra de la población civil
estarían cobijados por el glorioso pabellón chileno…”” (Markham, 1982)
El presente artículo
tiene como objetivo explicar los antecedentes de la “Expedición Lynch” a las
ciudades y haciendas de la costa; además, sobre su llegada a nuestro
departamento, narrar los pormenores de la imposición de cupos a la Compañía del
Ferrocarril y Muelle de Eten, como una muestra de lo que sería la aplicación
abusiva de esta medida a otros negocios de la región.
1.
Los antecedentes de la Invasión
chilena a Lambayeque
Tras el éxito del
ejército chileno en la campaña de Tacna, el retiro a Lima de las fuerzas
peruanas y el retiro del ejército boliviano del conflicto, el (en ese entonces)
capitán de navío Patricio Lynch “vio con claridad un nuevo aspecto de la
guerra… apreciando que Chile debía tomar la ofensiva, ya que en caso contrario
caería en un peligroso statu quo…”
(Rodríguez, 1967).
Así, Lynch decide proponer al gobierno
chileno el envío de una fuerza expedicionaria al norte del Perú con doble
finalidad: imponer contribuciones de guerra a puertos y haciendas de la cosa y
distraer la atención del debilitado ejército peruano concentrado en la defensa
de Lima.
La
comunicación de su idea al entonces presidente chileno Anibal Pinto no fue
complicada. Según Diego Barros, Lynch y Pinto fueron amigos y compañeros de
escuela en el colegio de los hermanos Zapata de Santiago (Barros, 2000). Así
con fecha 26 de junio de 1880, Lynch envía una carta a su amigo Anibal Pinto
comunicándole
“En la
actual situación de las partes beligerantes, sólo dos soluciones se divisan sin
la paz: o marchamos sobre Lima con el grueso del ejército, o nos quedamos
en statu quo… Mi proyecto en globo se reduce a marchar con
una división ligera, compuesta de cuatro batallones de infantería, una batería
de artillería de montaña y un escuadrón de caballería, a operar en diversos
desembarques en la costa, al sur y norte del Callao… Estos
desembarques tendrían por objeto: 1.º: Distraer las fuerzas
concentradas en Lima, llamando la atención a distintos puntos; 2.º:
Imponer contribuciones de guerra en los pueblos próximos a la costa y algunos
del interior, para atender con ellos en parte el mantenimiento de nuestro
ejército; 3.º: Producir el pánico de la guerra en las
poblaciones más comerciales del Perú; 4.º: Mantener el espíritu
público en Chile, y provocar en Lima, tal vez una revolución con los cargos que
la impunidad de nuestras operaciones harían nacer contra la imprevisión del
gobierno de Piérola; y, 5.º: Hacer sentir las consecuencias de
la guerra a los acaudalados del norte del Perú, que hasta ahora muy poco o nada
han sufrido. La parte ofensiva de la expedición se reduciría a
imponer contribuciones de guerra ya a batir las fuerzas que se opusieran a mi
proyecto. De ninguna manera comprendería su objeto causar daños que no nos
reportarán provechos directos; nada de incendios ni de destrucciones
vandálicas; con operaciones de esta naturaleza, lejos de alcanzar el fin
racional de la guerra, se obligaría al enemigo a negarse a toda transacción,
porque con ello se hace nacer la desesperación de una lucha sin término, ni
cuartel…”
(Carta de Patricio Lynch a Presidente
chileno Anibal Pinto)
La ruta propuesta por Lynch para su expedición
invasora se iniciaría por el sur, en el Departamento de Ica, y avanzaría hacia
el norte del Callao hasta Piura. El Plan de Lynch, aprobado por sus ministros y
asesores, se formalizó cuando “con fecha 12 de agosto (Anibal Pinto) nombró a
Lynch jefe de una expedición independiente para expedicionar al norte del Perú…”
(Rodríguez, 1967)
Con
fecha 24 de agosto, el ministro chileno José Francisco Vergara entrega a Lynch
las instrucciones y material logístico para su expedición. Llama la atención el
cambio a la ruta original propuesta por Lynch, además del cuidado que demanda
el ministro respecto a los daños que pudieran producirse entre los ciudadanos
“neutrales” o extranjeros:
“… 5. º: Terminadas las operaciones
en Paita, hará rumbo a Chimbote donde ejecutará las mismas operaciones. Pasará
algún tiempo más al norte para ocupar a Trujillo e invadirá el país hasta
Lambayeque. Seguirá después al sur del Callao a tomar los
valles de Cañete, Ica, etc., hasta Víctor, estacionándose en Quilca; de ahí
dará aviso al general en jefe y esperará órdenes. El pago de
las contribuciones de guerra lo exigirá en metálico o especies como azúcar,
arroz, algodón, alcoholes, etc. Fijará prudencialmente la cuota
y la hará efectiva con todo rigor apelando si es necesario a la destrucción de
la propiedad para compeler a los particulares y autoridades a cubrir las
cantidades exigidas; 6. º: Evitará en cuanto fuere posible todo
daño a los bienes de los neutrales, pero si se hicieren amparadores de los del
enemigo, se les hará sentir los rigores de la guerra”.
(Instrucciones de ministro don José Francisco Vergara a Patricio Lynch)
Según
Eric Mendoza los chilenos “durante el conflicto bélico pusieron en práctica una
táctica contraria a la que pregonaron, que fue criminal y despiadada.
Impusieron exorbitantes cupos de guerra: a las ciudades con destacado
movimiento comercial y si se negaban hacerlo, quemaban sus más importantes
edificios públicos También se impuso este mismo pago a ciudadanos acaudalados y
a compañías importantes” (Mendoza, 2012). Las afirmaciones de Mendoza son
sustentadas en documentos oficiales peruanos y chilenos y, además, en
publicaciones periodísticas como las emitidas por el diario “La Patria” de Lima
que da cuenta de las listas de cupos y objetos saqueados por los chilenos
durante su ocupación de Lambayeque.
Lynch
inicia su expedición en Arica, el 04 de setiembre de 1880, tocó Mollendo y
realiza su primer desembarco en Chimbote la mañana del 10 de setiembre. Además
de la imposición de cupos de guerra a los hacendados, en dicha ciudad Lynch
libera a los trabajadores chinos “… que desde ese momento le dan a Lynch, que
hablaba el cantonés, el tratamiento de El
Príncipe Rojo” (Rodríguez, 1967). Una situación similar ocurriría en
Lambayeque, donde los ciudadanos de origen chino apoyaron la invasión chilena.
Lynch
se dirige a Chancay ciudad que torpedea; luego desde Supe a Chimbote y a Paita,
el 17 de setiembre del mismo año. Desde Paita, después de haber impuesto cupos
y causado destrucción en cada puerto y ciudad a la que arribaron, la expedición
parte al departamento de Lambayeque.
2.
La Invasión Chilena a Lambayeque
Rodriguez
afirma que “Desde Paita, punto más septentrional de la expedición, Lynch zarpó
con sus buques al puerto de Eten, del departamento de Lambayeque, que tenía
gran producción de azúcar y algodón. Desde a bordo se hizo notificar al
prefecto de la ciudad que debía cancelar una contribución de 150.000 soles en
el plazo de 48 horas, y como esta autoridad se negara, ordenó desembarcar
tropas. Ante la presión militar el prefecto y demás autoridades se retiraron de
la ciudad” (Ibídem)
Según Eric
Mendoza, “El 24 de setiembre de 1,880 las fuerzas chilenas llegaron por mar a
las costas de Lambayeque a bordo de los cruceros “Itata” y “Copiapó” y de las
corbetas “Chacabuco “y “O’Higgins”, desembarcaron durante dos días en Puerto
Eten sin encontrar resistencia alguna, bajaron a tierra 2,700 hombres de
infantería, artillería y caballería, cañones, armamento y 300 caballos.
Capturaron el telégrafo, se apropiaron de la mercadería que se encontraba en
los almacenes de la aduana, quemaron las oficinas de la compañía del
ferrocarril y el de la Aduana Mayor, destruyeron toda clase de embarcación que
pudiera significar un peligro para ellos, luego de obligar a reparar la avería
producida a propósito al tren, se embarcaron hacia la ciudad de Chiclayo
seguidos por la caballería, causando pánico en los pueblos de Eten y Monsefú”
(Mendoza, 2012).
2.1.
El Ferrocarril de Eten
Estación del Ferrocarril de Eten (1910) |
En
Lambayeque, para protegerse de las confiscaciones y saqueos, muchos peruanos
traspasaron sus propiedades a “ciudadanos neutrales” (extranjeros ingleses e
italianos especialmente) hecho que provocó la orden de Lynch a Carlos Albano,
secretario de la expedición, de estudiar cada caso de acuerdo a lo establecido
por el Derecho Internacional; así descubren, según Rodríguez, que “En el caso
del ferrocarril y muelle de Eten, los peruanos habían vendido títulos y
acciones a una firma británica (Graham Rowe y Cía.) y a un comerciante italiano
(Conde de Canevaro). El ministro inglés, al igual que el italiano por esas
circunstancias, enviaron notas de protesta al comandante en jefe de la expedición
chilena. Así, el Ministro inglés lo hizo por intermedio del capitán Paget de la
corbeta de guerra Penguin, que fondeó para este objeto en Eten. En
la comunicación, el diplomático observaba que existían intereses británicos en
el ferrocarril y por consiguiente solicitaba respetar esas propiedades de
extranjeros” (Ibídem).
Oficinas del Ferrocarril y Muelle de Eten (1921) |
Mendoza,
sobre la actitud de los “neutrales” (a quienes llamó “La Guardia de los
neutrales”), refiere “Hay que resaltar el apoyo prestado a los chiclayanos
sobre todo a las jovencitas, de parte de los señores Alfredo Lapoint dueño del
molino La unión y Virgilio Dall’ Orso
dueño del molino Nacional, quienes
asilaron a esta gente durante la ocupación chilena, dándoles alimentación y
seguridad, guardando las joyas y tesoros de las iglesias Matriz y Verónica. Asimismo
la actitud valiente y desinteresada del Cónsul americano Carlos Montjoy,
intervención que motivó que el invasor no fuera tan severo, sobre todo en la
oportunidad en que se iba a quemar el Teatro
2 de mayo, el mercado, un colegio y el local del conocido City Hall”. (Mendoza, 1986)
Estación del ferrocarril de Eten (1916) |
Debido
a la reclamación inglesa e italiana, Lynch responde a través de sendas cartas a
los ministros embajadores de Inglaterra e Italia en Perú dándoles a conocer las
consideraciones de la decisión tomada con respecto al tema. Les informa que el ferrocarril
de Eten y sus ramificaciones “pertenecen, no a ciudadanos extranjeros, sino a
una sociedad anónima nacional peruana” aunque reconoce la existencia de
intereses de ciudadanos extranjeros en dicha empresa. Luego, informa
cronológica y detalladamente el proceso de la creación y administración del
muelle y ferrocarril de Eten hasta la llegada de los chilenos:
“Por supremo decreto de julio 3 de
1867, el Gobierno del Perú concedió privilegio a don José Antonio García y
García por 25 años para establecer y explotar un ferrocarril entre Eten y
Chiclayo, que pasara por el muelle de Monsefú, pudiendo prolongar la línea
desde Chiclayo hasta Lambayaque sin privilegio alguno, y establecer
ramificaciones bajo la misma condición. La anterior concesión
fue ampliada hasta llevar la línea a Ferreñafe, por supremo decreto de agosto
19 del mismo año. Estando autorizado don José Antonio García y
García por el Artículo 18 de su petición de privilegio, aprobada por superior
decreto de julio 30 de 1867 para organizar una sociedad anónima, que se
encargara de realizar la constitución de la obra mencionada y para transferir
su privilegio a esa sociedad, previo conocimiento y consentimiento del Gobierno
del Perú, a solicitud de interesado, por supremo decreto de octubre 19 del año,
se resolvió: 1.º: Que se da por organizada la sociedad anónima; 2.º: Que se concedía permiso a don José Antonio García y García
para transferir su contrato a la expresada sociedad, la cual, agregaba el
expresado decreto ya citado, como asimismo la empresa que representa, no podrá
cambiar jamás su carácter de permanente sociedad nacional ni recurrir en ningún
caso a reclamaciones diplomáticas. Bajo tales
bases, sólo el 7 de octubre de 1869 se organizó la referida sociedad
denominándose la Compañía del Ferrocarril de Eten, la cual fue reorganizada
siempre con iguales bases en junio de 1871”.
(Carta de Lynch al Ministro inglés en Perú – Eten, 24 de setiembre de
1880)
Es un
hecho inobjetable que la transferencia de la propiedad del Ferrocarril de Eten
a ciudadanos neutrales se produjo, como es también muy claro que los chilenos
necesitaron imponer sanciones y confiscar el patrimonio del ferrocarril y
muelle de Eten por su importancia vital para el traslado de personas, objetos,
productos y pertrechos, así como para la comunicación con otros puntos del
país.
Muelle de Eten (1910) |
La
respuesta de Lynch al Ministro italiano en Perú aporta importante información
respecto a los movimientos realizados por los propietarios peruanos para evitar
la destrucción, confiscación o cupos a la empresa del ferrocarril de Eten.
“… el ferrocarril de Eten ha sido
transferido en varias ocasiones, perteneciendo últimamente a los señores
Derteano, Candamo y Canevaro, como únicos accionistas. El señor
Luis López, gerente de la empresa y representante de dichos señores,
refiriéndose a la invasión de mis fuerzas, les decía en carta oficial: 'Invasión.- Como Uds. sabrán ya, el viernes de la semana pasada
han desembarcado por Chimbote 2.800 hombres del ejército enemigo, que no dudo
vendrán hasta aquí. Mi intención es retirarme oportunamente con todo el
material rodante hasta Pátapo, y una vez en ese punto, quitarle a cada
locomotora unas piezas para que no puedan hacer uso de ellas. Desgraciadamente
no es posible tomar ninguna otra medida. Como es probable que quieran imponerle
a la empresa alguna contribución de guerra, so pena de incendiar la estación,
carros, etc., sírvanse decirme qué debo hacer llegado este caso'. En el copiador de cartas de la empresa que tengo en mi poder, aparecen
las explicaciones de las transferencias de última hora, hechas por el señor
Conde de Canevaro y a la mencionada casa inglesa… el gerente
continúa dando cuenta del movimiento diario de la empresa a los antiguos dueños
señores Derteano, Candamo y Canevaro…. Después de tener noticias sugerentes de
la transferencia enunciada, voluntariamente destruyó en el muelle los elementos
de desembarque para evitar ganáramos tierra: empleó el material del ferrocarril
en transportar fuerzas enemigas y por último llevó todo el material a la
hacienda de Pátapo, término de la línea y allí desarmó las locomotoras…”
(Carta de Lynch al Ministro inglés en Perú – Eten, 24 de setiembre de
1880)
Es correcto
afirmar que “Los usurpadores se hicieron cargo del muelle de Puerto Eten y
cobraron los derechos por el uso, así como el impuesto por la importación y
exportación de productos” (Mendoza, 2012).En Chiclayo, los chilenos quemaron,
entro otras propiedades, las residencias de las familias Arbulú, Quiñones, Villasis.
Incendiaron Eten y Monsefú, y las haciendas El
Combo y Vista Florida.
Transporte de pasajeros del Ferrocarril de Eten (1913) |
Conclusiones
1. El capitán de navío chileno Patricio Lynch
propuso al gobierno chileno, a través de una carta dirigida a su amigo personal
el Presidente Anibal Pinto, el envío de una fuerza expedicionaria al norte del
Perú con la doble finalidad de imponer contribuciones de guerra a los puertos y
haciendas de la cosa y distraer la atención del debilitado ejército peruano
concentrado en la defensa de Lima.
2. El Plan de
Lynch, fue aprobado por el presidente y ministros chilenos y se formalizó
cuando el 12 de agosto de 1880 con el nombramiento de Lynch como jefe (comandante)
de “una expedición independiente para expedicionar al norte del Perú…”. Luego el
24 de agosto del mismo año el ministro chileno José Francisco Vergara entrega a Lynch las
instrucciones y material logístico para su expedición, dispone la ruta de la
expedición y demanda el cuidado dispuesto
por la legislación internacional a los bienes y propiedades de los ciudadanos
“neutrales” o extranjeros.
3.
A su llegada a Lambayeque, Lynch impone cupos y confiscaciones a la
Empresa del Ferrocarril y Muelle de Eten argumentando que la propiedad de dicha
empresa era de ciudadanos peruanos. Los embajadores de Inglaterra e Italia en
Perú envían notas de protesta al jefe de la expedición indicando que dicha
empresa era de propiedad inglesa (Graham Rowe y Cía.) e italiana (Conde de
Canevaro).
4. Es un hecho inobjetable que la
transferencia de la propiedad del Ferrocarril de Eten a ciudadanos neutrales se
produjo, como es también muy claro que los chilenos necesitaron imponer sanciones
y confiscar el patrimonio del ferrocarril y muelle de Eten por su importancia
vital para el traslado de personas, objetos, productos y pertrechos, así como
para la comunicación con otros puntos del país.
Desembarco de pasajeros en el Muelle de Eten (1920) |
Referencias Bibliográficas
1. Barros Arana D. (2000) “Historia
General de Chile” (Vol. 9). Santiago: Chile. Ed. Universitaria.
2. Markham R. (1982) “La Guerra entre
Perú y Chile”. Lima: Perú. Ed. Universo
3. Mendoza Samillán E. (2012)
"Lambayeque durante la Guerra con Chile" (Artículo). Diario “La
Industria”. Chiclayo: Perú.
4. Mendoza Samillán E. (2012)
"Lambayeque en el siglo XIX". Chiclayo: Perú.
5. Rodríguez Sepúlveda J. (1967) “Patricio
Lynch, vicealmirante y general en jefe: síntesis de la Guerra del Pacífico”. Santiago:
Chile. Ed. Universitaria.
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