miércoles, 28 de octubre de 2020

Documentos periodísticos: “El Chiclayano: Periódico popular”

 

                                   Figura 1: Portada del periódico "El Chiclayano" (1852)

                                                       Archivo Regional de Lambayeque

 Documentos periodísticos. "El Chiclayano: Periódico popular”

Desde 1850, y por más de 25 años, el periódico “El Chiclayano” circuló en nuestra ciudad emitiendo casi mil trescientos números. En el Archivo regional de Lambayeque se encuentran tres antiguos ejemplares: de octubre de 1850 (contenido variado, incisivo y de denuncia), del 19 de agosto de 1852 (contenido literario y publicitario. Su precio fue de un real) y del 17 de febrero de 1872 respectivamente. De las mencionadas ediciones, destaco algunas curiosidades:

1.     Edición del 17 de octubre de 1850 (media página)

a)     Aviso: cuatro años antes del decreto de manumisiones (1854) del presidente Ramón Castilla, en Chiclayo, la compra y venta (cual cosas) de dichas personas hacía de manera pública: “se necesita una esclava moza y de todos quehaceres. La persona que la tenga y quiera venderla puede ocurrir a esta imprenta donde se dará razón del comprador”.

b)     Aviso: Francisco Pozo, escribano público, anuncia que el señor Manuel Salcedo (albacea del testamento del sacerdote José Donato Ripalda) venderá el día 22 de octubre de 1850 los terrenos de la hacienda La viña de Sacarranco que poseyó el presbítero a un precio de cuatro mil pesos.

c)     Aviso: el señor Juan Sierra, ojalatero con establecimiento en Calle Real (hoy Elías Aguirre) tienda 16 ofrece arreglo de catres de metal amarillo” … y los pone como acabados de llegar de Europa… al gusto de los marchantes y a precio cómodo”.

d)     Editorial: firmando con “eco de la verdad” el diario emite una columna editorial dirigida al nuevo Sub Prefecto Constitucional, señor Manuel Castro, en la cual le informan las malas obras e inconductas de los señores Jorge Gutiérrez y Modesto Hernández, jueces de la provincia cesados el 12 de octubre de 1850; quienes sin atribución alguna tomaron juramento al Sub Prefecto que desconocía de su destitución. Advierten: “el hado funesto que persigue a esta provincia en cuanto al infringimiento del orden es sinigual: tanto embriaga a ciertos hombres el alcohol de las pasiones que por evitar un vicio caen en otros peores …”.

e)     Aviso: En Chiclayo se propaló la voz y se inició un juicio para declarar nulo el matrimonio en artículo mortis contraído por José Andrés Paz (ya fallecido) y Juana Grasi. El diario solicita a los interesados se acerquen a su imprenta para mostrar un documento original de puño y letra del fallecido que corrobora el deseo del señor Paz y se ponga fin a las malas intenciones y comentarios.

Edición del 19 de agosto de 1852

a)  Editorial: dedicado al análisis del ensayo que, sobre los principios fundamentales del catolicismo, el liberalismo y el socialismo hiciera el Marqués de Valdegamas, Juan Donoso Cortés.

b)    Policía: el medio de comunicación llama la atención a la policía de la ciudad por los abusos y violencia con que actúa con muchos ciudadanos aun tratándose de faltas leves que solo podrían tratarse con una llamada de atención.

c)     Agradecimiento: de la señora Gertrudis Urriola de Gordillo a las madres de familia del colegio de la ciudad de Chiclayo por su designación como directora.

d)    Literatura: se ofrece composiciones de Fray Gerundio (seudónimo usado por algún literato de seguro en reconocimiento a Fray Gerundio de Campazas o Padre Isla) y Gregorio Romero Larrañaga. Las composiciones incompletas debido al deterioro del material original son las siguientes:

 -         De Fray Gerundio:

 Sobre el sueño (título sugerido por el autor de este artículo)

 Un cínife chillón y zanquilargo

Eterno huésped de la alcoba mía

Que se ha tomado el oficioso encargo

De perturbarme el sueño noche y día.

Variamente los miembros fatigados

Dejo caer sobre el mullido lecho

Cierro en vano los párpados cansados

Llamo a Morfeo y llamo sin provecho.

Dejo a un lado los sustos y temores

Que da siempre el oficio de escribir

Prescindo de política y amores

Y trato solamente de dormir

¡Dormir! ¡ay ojalá! Comienzo apenas

El deseado sueño a conciliar

Y el cínife importuno ¡Oh crudas penas!

Viene hacia mis orejas a zumbar

El sueño torna a huir, por fin apelo

Al último recurso, a la oración

Que es el rezar remedio del desvelo

Para todo cristiano dormilón.

Más nunca un Pater noster rezo entero

Que al decir venga a nos, ¡suerte fatal!

Se presenta muy listo el trompetero

Y nunca llego al líbranos del mal.

Pues guerra a muerte, en él ya no hay indulto

No doy cuartel al músico sutil

Lo siento, tiro un golpe, escurre el bulto

Y doy al aire manotadas mil.

Dejo de dar en balde bofetadas

Y el pañuelo por fin suelo coger

(le pongo siempre entre las dos almohadas

Por lo que pueda serme menester)

Y a guisa de bandera en alto muro

Agitada del recio vendaval

Acá y allá ondeándole procuro

Ahuyentar el tenacísimo animal.

Y en tal estado, como soy poeta

Artista de digna afición

… (se corta la composición debido al original incompleto)

Quintillas satíricas de amor (Título sugerido por el autor del presente artículo)

Pues anda corre, ve y dile

Que no tanto se espabile

Que no es menester vigile

Para pensar siempre en ella.

Dile que yo te mandé

Si en tanto el sueño me pilla

Di que en ella pensaré

Que con ella soñaré

Y aun me dará pesadilla.

Así rabio y me enajeno

Bien mío, pensando en ti

Y acaso mientras yo peno

Tu dormirás como un trueno

Que vosotras sois así.

¿y tú, no marchas maldito?

No aumentes mi sinsabor

Vete, que no necesito

Para velar más mosquito

Que el mosquito de mi amor.

De estas hice entre vueltas y esperezos

Pobres quintillas, mísera canción

Me costó cada verso dos bostezos

Y cada consonante un refregón.

Y cuando el filarmónico volante

Parecía cansarse de chillar

Me vino a visitar el sol radiante

Y el gato negro comenzó a maullar.

¡Maldición al mosquito, al sol y al gato!

Me levanto, y les vuelvo a maldecir

¡Maldición! ¡Maldición! Y hasta otro rato

Que el sueño no me deja proseguir.


- De Gregorio Romero Larrañaga

 Fortuna para ellas

 Art. 1° No se permite cargarse sobre el brazo a guisa de estribo.

2° se ruega que vuelva el uso de la mantilla, que deja ver los costados y no priva de la gracia que presenta el perfil del rostro.

3° se concede y tolera el uso de los olores que no afectan al sexo contrario.

4° se ruega a las señoras que no contesten a las otras que su marido está para servirlas.

5° en atención a que las demás serán saludadas atenta y cortesanamente, se les suplica que contesten hasta a los desvalidos.

6° se ruega a las que vayan de tres en tres que coloquen en el centro la más bonita para que ofrezca más recreo el punto de vista.

… (se corta la composición debido al original incompleto)

 Poema de abandono (título sugerido por el autor)

 ¡Ay! Tu abandono me hechiza

Tu castidad me suspende

Tu pálida luz enciende

El volcán de mi pasión.

Con muerte infeliz te creo

Y el juzgarme sin fortuna

Me obliga a ofrecerte, ay luna,

El alma y el corazón.


Edición del 17 de febrero de 1872

a)     Naufragio: se da a conocer el naufragio ocurrido el 13 de febrero de 1872 en Eten ocasionando la muerte de catorce personas. La razón se atribuye a la temeridad de los pasajeros que no consideraron la bravura del mar pereciendo ellos, los “bogantes” y el “cabo de marina” (trabajadores de la embarcación).

b)     Fiebre amarilla: un extraño comunicado confirma la llegada a Lambayeque de la fiebre amarilla y, tal como era costumbre de la época (desde una percepción supersticiosa o marcada por la ignorancia) se culpa alguna persona, invento, empresa, producto, colectivo o institución (no queda claro) por la propagación del mal “si esa maldita plaga se ha desarrollado en Lambayeque, deseamos que el genio que la ha llevado sostenida por una plebe asalariada, no consiga el objeto que se ha propuesto y que pronto, como tiene que suceder, vuelva como el pastelero a sus pasteles, puesto que es indigno de todo y solo sirve para engañar a los incautos y ofrecer esperanzas inexequibles a aquellos que viven de la savia de la humanidad”.

c)     Candidatura: un grupo denominado Patriotas promociona y enaltece las virtudes del señor Manuel Pardo a quien proclaman candidato popular para las elecciones presidenciales de 1872. Se menciona la lista de Pardo, integrada por: General Medina (primer vicepresidente) Dr. Cisneros (segundo vicepresidente) señor Gervasio Arbulú (para diputado) y Rosendo Soto (suplente).

d)     una antigua tradición chiclayana: Destaca la histórica publicación que, para ese tiempo, muy pocas personas conocen la forma en la que solapadamente los antiguos se invitaban a tomar licor entre ellos. “como en ese tiempo se guardaban muchas consideraciones a la decencia pública… nuestros antepasados decían vamos a tomar LAS ONCE en lugar de vamos a beber o a tomar una copa”. Existió, además, un anagrama que (de seguro) se repetía entre los partidarios de Baco o adornaba las bodegas o bares que expendían el producto: 

  Apuremos esta copa

  Grata es al paladar

  Uf, ¡como arde! Esto decía el más borracho

  Alcance usted otras, patrón

  Repitamos

  Denos usted otra convidada

  I vaya la última

  Empiezo a marearme

  ¿Nos tomamos otra? 

  Tomamos todos

  Empiezo a irme. 


Con este anagrama “se quería disfrazar… la repugnante palabra AGUARDIENTE que, en efecto, consta de once letras…”.

e)     Aviso: El señor Alfredo Lapoint comunica que en el Molino de la unión (de su propiedad) se vende harina fresca, maderas de toda clase y azúcar blanca en panes, en cajón de una arroba cada uno, molida y ron en barriles y cajones de cinco galones a precios cómodos.

martes, 29 de septiembre de 2020

¿Cuándo la persona del maestro?

 


"Monumento al maestro" inaugurado en Palencia (España) en 2003

Reflexionar sobre la persona del maestro es indispensable como una actividad esencial si visionamos la transformación del sistema educativo. El maestro antes de educar se educa sin renunciar a hacerlo durante toda su vida en un acto connatural a su vocación que le demanda claridad para definir las virtudes morales e intelectuales y vivirlas con coherencia. No es misión del maestro ser ejemplo para nadie. Su misión, antes de educar a otros, es educarse y cultivarse para alcanzar la altura intelectual y, especialmente, moral que le permita vivir en coherencia y educar con naturalidad a otros. La educación, entonces, será un permanente acto formativo que cultivará el intelecto subsumiéndolo a la trascendencia. Francisco Ayala, nos recuerda “(hoy) muchos practican la docencia, (aunque) no son tantos los que realmente se involucran en el proceso educativo y formativo de un sujeto, al grado de llegar en muchos casos al sacrificio personal extremo en favor del desarrollo de sus alumnos” (p. 2) Entonces, la responsabilidad implícita (¿y explícita?) del maestro se inicia con el conocimiento procesual (reflexivo y permanente) de la estructura de su propia persona; de no ser así, las limitaciones de su juicio y sus valoraciones afectarán el desarrollo personal de sus alumnos.

¿Qué es más importante, la cualidad formativa o cognitiva de la educación que brinda un maestro o que propone una institución educativa? El ideal es que la virtud moral y la virtud de la razón (o del intelecto) dialoguen y sean motivadas permanentemente durante el proceso educativo. Sin embargo, más allá de los discursos, no es notoria esta proximidad en nuestras escuelas y universidades. En todos los lugares en que se eduque, las virtudes se desarrollan gradualmente mediante el ejercicio de los valores. No se infunden o transmiten de manera espontánea, es un proceso (educación) que permite la trascendencia de la persona. Allí radica la importancia del maestro - persona, no solo en instruir para el "intelectualismo" sino en formar para ser, compartir, edificar... pero esto ¡todos lo saben y todos lo definen! sin embargo, la educación en general (no solo la escolar, la técnica o la universitaria) no será una actividad coherente mientras reflexionemos únicamente sobre la infraestructura, las leyes, la tecnología, las innovaciones o las estrategias; es decir, sobre la corteza y la apariencia de la actividad. No será una actividad coherente mientras cada escuela DEFINA la trascendencia y de más importancia a la instrucción en la práctica.  ¿No es, acaso, real que se somete el aspecto formativo al cognitivo por presión social? Hay mucha hipocresía en el sistema educativo. Se reflexiona el sistema y no a la persona que es, en esencia, la fuente y el motor del proceso: el maestro.

Me agrada la siguiente concepción de Domínguez (2011) sobre la persona del maestro como “entidad socio individual y sistema viviente que incorpora en su definición ontológica el entorno, siendo a la vez autónomo y singular” (p. 2). Así, ubica al maestro en el espacio de sus experiencias cotidianas particulares de su vida privada y de su magisterio; experiencias de las que es producto y a las que produce. Domínguez señala una “visión circular y recursiva” de tres ámbitos: el personal, el profesional y el áulico (próximo). Entonces, el fortalecimiento ético y continuo de estos ámbitos permite mejorar la enseñanza desde y con el maestro.

El maestro es solo entrevisto a través de perfiles propios de la incoherencia del sistema. Antes de seguir validando requisitos e ideales para la práctica pedagógica, empecemos por lo sencillo y debido: reflexionar sobre la persona responsable del eterno y noble proceso de formar.

 

jueves, 3 de septiembre de 2020

¿Cultura digital o deshumanización en tiempo real?

 

Imagen tomada de http://criticaart.blogspot.com/2015/03/reafirmacion-virtual-con-la-llegada-de.html

El hombre es un ser imperfecto y dependiente. Está abierto al futuro, crece y tiene en sus manos su propio destino. La plenitud de la felicidad, a la que aspira, la logra en acción con los demás pues sabe que es imposible alcanzarla solo. Se relaciona con el entorno pues lo necesita. Sin embargo, vemos que la persona de este tiempo se ha desdoblado en un yo presencial y otro virtual; y como nuestro “yo” se configura a partir del autoconocimiento y de la adaptación del ser al medio, pueden resultar en una misma persona dos identidades distintas, una en el espacio físico real objetivo (presencial) y otra en el espacio irreal subjetivo (virtual). En el espacio presencial ves y te ven, tocas, hablas, escuchas y tienes una apariencia definida por la percepción del otro. El espacio virtual desarrolla la expresión utópica del ser (ideal, fantástica, imaginaria, irrealizable y paralela o alternativa a la del mundo real) y así los perceptores ven, oyen, tocan, escuchan… lo mejor de una persona construida y perfeccionada con el uso de herramientas digitales de acuerdo a las necesidades de aceptación y reconocimiento del ser. No es extraño, por ejemplo, que las amistades virtuales no se consoliden en el espacio real o que dos personas que se reconocen, comparten actividades, dialogan y se tienen cariño en el espacio virtual; al reconocerse físicamente en el espacio real se cohíban y pasen de largo con una sonrisa tímida para volver a desinhibirse al reencontrarse en su espacio “natural” (obviamente artificial, irreal e invisible).  Actualmente la cultura y las identidades se constituyen a través de las tecnologías de la comunicación y, especialmente, las redes sociales cuyas comunidades transnacionales generan vínculos distintos entre las personas. Las necesidades humanas han encontrado en el espacio virtual una nueva vía de satisfacciones o insatisfacciones con las consabidas sensaciones de placer o dolor. La oferta de cosas (vestido, alimentos, energía, casas, infraestructura, destinos turísticos, etc.) de nuevos conocimientos (idiomas, finanzas, especializaciones, oratoria, historia, etc.) de afecto y relación con los demás (amistad, enamoramiento, consejo, soporte emocional, etc.) hoy en día, también, es online y llegará a satisfacernos en cuanto seamos más capaces de comprender y controlar la realidad que nos rodea (en el espacio real) y aquella de la “nube”, invisible, pero influyente e imprescindible (en el espacio irreal, virtual). Podríamos decir que las necesidades de tener, saber y amar que se desarrollan en el transcurso de nuestra vida han descubierto un nuevo espacio para proyectar la imagen ideal de cada uno. Un espacio en el que se puede construir, individualmente, un ser más bueno, más inteligente, más hermoso, más alto, más asertivo, de quien realmente es. A esa suerte de androide construido por nosotros mismos (de una manera similar que un “avatar” de Facebook) le permitimos instalarse en el espacio de la irrealidad hasta darle autonomía en su propio crecimiento y acciones. Al final, no somos uno, nos hemos convertido en dos, con lo cual hemos creado (sin querer) dos mundos antagónicos e irreconciliables, incongruentes y versátiles (¿?) que siguen cambiando en un proceso de construcción que avanza según los nuevos descubrimientos y necesidades artificiales de la humanidad del tiempo real. El ser humano se ha hecho más consciente que la posesión material, la propiedad de las cosas, es frágil. Los objetos que adornan nuestro cuerpo, los artefactos instalados en casa, todo, absolutamente todo lo real, podemos perderlo con facilidad. Esto no ocurre en el espacio virtual, aunque la idea de “perder” o aquellas otras de abandono y maldad, también están siendo desarrolladas al punto de “deshumanizar” al yo virtual ideal de cada uno.

La reputación, el buen nombre, la buena opinión o consideración, el prestigio y la estima que construimos con respecto de nuestra persona real es intransferible a la persona del espacio virtual que tiene su propia reputación online, en ocasiones, más vistosa y desarrollada que la de su creador. Peligrosa e inevitable situación la que nos toca vivir bajo el influjo artificial de una burbuja a la que solo debemos pinchar con el alfiler del sentido común.

lunes, 17 de agosto de 2020

¿Dónde están los prohombres?

 

el rincon de la peruanidad - DEPOLITIKA.PE


Pedro Paz Soldán y Unanue (Juan de Arona) poeta y satírico del siglo XIX, haciendo eco de la consciencia popular, decía: Tiene este país bizarro / a quien tanto amor profeso / unos héroes … de yeso, / y unos prohombres … de barro (en Bustos - Sonetos y chispazos). Pareciera un verso de actual composición en un país que busca y no encuentra personas destacadas, de gran consideración, probidad, maestría, conocimientos y aptos para el gobierno. ¡Los hay! Qué duda cabe; pero viven en el autoexilio de la comodidad o en la indiferencia que inspira la soberbia. No requerimos “salvadores” megalómanos sino personas virtuosas (sabido es, son imperfectas) que, agradecidas, transfieran en actitud patriótica la rectitud, integridad e inspiración que necesita (cual lumbrera) este país, desperdiciado, de riquezas falaces y oportunidades perdidas, para recomponerse a la altura moral del Tahuantinsuyo milenario.

¿y por qué necesitamos heroísmo para cambiar al Perú? Porque solo con valentía y verdadero patriotismo, la ley (esa pieza elástica que se estira y se dilata cuando la toma el que se encuentra arriba; y se encoge y se contrae cuando la toma el que se encuentra abajo) dejaría de ser instrumento dominación y abuso; la justicia (esa vieja tuerta que cierra el ojo del lado donde se ponen los pobres y los desvalidos, pero lo abre y hasta le sonríe al rico y al poderoso) sería un bien de la moral que dé a cada ciudadano lo que le corresponde o pertenece según la equidad, la razón y el derecho; la democracia (ese abuso de la estadística, según Borges, que supone que la mayoría tiene la razón) significaría el preclaro ejercicio de la ciudadanía; la educación (ese caro privilegio que relega a lo básico en indispensable a unos y promueve actitudes alienadas en otros) sería un noble acto de instrucción, cooperación, solidaridad, investigación y autonomía.

Necesitamos héroes y prohombres, dispuestos a pensar el Perú como vocación y destino, como estilo de vida, como nación mestiza que reconoce las nacionalidades infinitas que la conforman y le otorgan riqueza diversa por encima de los factores psíquicos de la desviación de nuestra consciencia nacional (definidas por Víctor Andrés Belaunde): incoherencia, rencores, ironía, ignorancia, decoratismo y pobreza sentimental. Urge la conducción de liderazgos honestos que nos integren a la idea de la fe en un destino común distinto.

Mi actitud es propositiva y, por lo tanto, positiva. Sí, soy un crítico realista de la embrutecida multitud que cae hipnotizada en brazos del demagogo corrupto a quien respalda el sonido de las monedas y, aun así, no pierdo la esperanza. Debo afirmar que la esperanza en un nuevo país trasciende (obviamente) a la reunión de electores en los pueblos de pelagatos; es, fundamentalmente, un ejercicio racional que, aunque inspirado por el patriotismo, reconoce que las posibilidades del Perú no están agotadas. Hace falta quien desde la virtud fortalezca la identidad y arranque de nuestros libros la vergonzosa página de la historia política que conoce de lobos pendencieros y corderos sacrificados.

Manuel Scorza, afirmaría con realismo doliente (o con un pesimismo parecido al de Pablo Macera): “estamos en un país donde la gente se infravalora porque la sociedad infravalora. Vivimos en un país donde todo conspira para no existir… este es un país tan misterioso, tan callado y lleno de sorpresas… ser peruano es uno de los oficios más duros que existen. El Perú es un país con vocación carnicera, es una superposición de pisos de terrores… la severidad ha sido siempre una sombra entre nosotros… ¡Yo soy un sobreviviente!” Por eso, he de gritar voz en cuello ¡Necesitamos héroes y prohombres! Pues el cambio nunca más debe pensarse desde lo superficial y visible, requiere un trabajo virtuoso que impacte positivamente la cultura y el espacio de lo invisible donde mora el alma de nuestro pueblo.

 

lunes, 10 de agosto de 2020

¿Y cuándo la cultura?

 

Obra pictórica de Juan Carlos Ñañake Torres

Doña cultura es la muerte (obviamente es un sarcasmo). Será por eso que si por ella subsistimos (parafraseando a Gonzales Prada) la vida, a menudo, se vuelve triste, ridícula y puerca. De un tiempo a esta parte, doña cultura, se volvió estúpida (lo cual es serio como el cáncer). No digo que se hizo ignorante, se trata de algo peor; se anonadó y se dejó caer extasiada en brazos de aquel galán que terminó cautivándola (sino comprándola) con vergonzosas monedas: don poder.

Si, aquella dama (antes elegante y reflexiva) que era e infundía vida, terminó convertida en un cadáver que resucita apenas por los influjos de aquellos que suelen honrar la inteligencia en medio de la degeneración del homo sapiens, el homo stultus. Resucita pues el amor de muchos no muere, dormita; y se agiganta cuando los frutos del intelecto ganan una mirada atenta, una lágrima generosa derramada ante la belleza inexplicable, cuando con ojos cerrados disfrutamos el Pie Jesu, el cóndor pasa o la mamma morta y cuando buscamos adentrarnos en realidades extraordinarias, muchas veces inimaginables, a través de la lectura, mis favoritas son siempre los poemas de Joaquín Huamán Rinza (ciudadano de Cañaris).

Doña cultura fue elegante. Ante su palabra se hacía un reverente silencio. Hoy aparece ligera de ropas. Es aplaudida y las butacas están llenas. ¿Es válido denominar cultura a la huachafería musical de letras violentistas y misóginas?  ¿Qué tipo de cultura es esta que se impone desde los medios de comunicación (especialmente la televisión) según el interés económico de sus propietarios? ¿No es vergonzosa la escasa capacidad de creación artística en centros de educación llamados a convertirse en luminarias de la inteligencia? Para Julián María, filósofo español, la cultura es la posibilitadora de imposibilidades; cuando no la hay son posibles una serie de cosas que no son posibles cuando la hay. El Perú es una imposibilidad.

Testimoniamos el auge de la contracultura (no anticultura) peruana.  Desde fines de la década de los 60 del siglo pasado la concepción de la estética ha cambiado (en algunos casos se ha deformado) dando origen a nuevos códigos lingüísticos, realidades musicales, pictóricas, de movimiento, formas de vestir y de la comprensión de todas las manifestaciones extra biológicas. Manadas iconoclastas furiosas se han negado el placer del agudo de un cello, del teatro, el ballet, la ópera y la zarzuela (con magníficos exponentes en nuestra región a mediados del siglo pasado) confundiendo la sensibilidad con la pose aristócrata. Aun así, contemplo la nobleza de quienes se atreven a ser y derraman originalidad en mil intentos. Necesitamos dar libertad al ser interior, quebrarnos en millones de trozos, pulverizarnos y difuminarnos por el universo hasta flotar en el aire y adherirnos en todo y en todos.

Una pregunta que me ha causado un fuerte impacto puede leerse en la novela El monje y la psicoanalista de Marie Balmar: ¿Quién, entre los mortales, no camina al borde de su propia muerte? Hay quienes han muerto más de una vez; quienes renunciaron a sus sueños, quienes jamás crearon y les atemoriza ser originales, quienes creen vivir esperando a que todo termine ¿Qué le dirías al yo de tu pasado si lo encontraras frente a frente y te concediera unos minutos?

Yo le diría, quise ser poeta y cantor, pero me volví invisible. Me gustó siempre el silencio y grité, me volví visible; lloraba leyendo poesías de Vallejo, hasta que memoricé versos fríos que a otros agradaban. Finalmente decidí hacer lo que quiero. Creo que cerrar el alma y opacar la luz de cada persona es lo que nos hace muertos vivientes. Culmino la idea de Gonzales Prada (referida en el primer párrafo) y respondo, nosotros podemos derramar algo de regocijo en esa tristeza, algo de elevación en esa ridiculez y algo de limpieza en esa porquería.

jueves, 6 de agosto de 2020

Y, ahora ¿Por quién votar?


Elegiremos en abril nuevas autoridades democráticas (ojalá y puedan estar a la altura del término). Si triunfa la ética, tendremos representantes que se constituirán en mártires voluntarios en medio de instituciones caóticas y desgobierno. Sin embargo, guardo la esperanza que personas honestas y de bien, inteligentes y capacitadas; decidan poner al servicio de la sociedad sus talentos y nos permitan, de esa manera, el privilegio (realmente el deseado placer) de avergonzar a quienes osen postularse sin los atributos éticos, intelectuales y humanos; y solo contando con el respaldo de su egolatría simplona forjada sobre una pirámide de centavos que les da la facultad de sentirse amos y dueños del mundo. Ellos, quienes le han dado a la política el duro calificativo de inmunda, ya se encuentran tras bambalinas (por ahora) regando la amnesia (cual si fuera una plaga) para lograr que un sinnúmero de irresponsables vote por ellos.

Puede sonar a ingenuidad, pero, en todo caso, tenemos el deber cristiano de creer y esperanzarnos, para lo cual hemos de dedicar nuestros más sanos esfuerzos en convencer al ciudadano de no hacerse el sueco, de guardar dignamente la mano para no estirarla, de indagar sobre los atributos de los postulantes para no corear el nombre de un corrupto, de no prestarse a elegir al menos malo y, en suma, de recordar la historia política reciente que produce náuseas y vergüenza a todos.

El voto no se otorga con indulgencia, lasitud o rabia. El voto expresa la voluntad del ciudadano y ese ejercicio (complejo) requiere de nuestra inteligencia y nunca de nuestra emoción. Basta con ver la debilidad intelectual de nuestras autoridades actuales para concluir que fue la ciudadanía irresponsable quien les dio la patadita o el empujoncito necesario para hacerse con el poder.

Por eso, es vergonzosa la actitud de quienes pudiendo participar, al reunir las condiciones indispensables para gobernar, se sumerjan en las honduras acomodaticias de la tibieza cívica y de la neutralidad. Luego, su hipocresía se escandalizará, criticarán y dirán que nunca cambiaremos y, nuevamente, separarán el trigo (los “educados”) de la cizaña (los “ignorantes”). ¡Tamaño y vil atrevimiento! Siento vergüenza ajena de aquellos ciudadanos que enuncian su propósito solo hasta el límite de lo personal. Son como las islas de condorito o como el agua de un espejismo que sacia solo su imaginación.

Miles de ciudadanos nos observan en las periferias de la costa, en las zonas rurales y marginales, desde sus casas de esteras a las que llegan después de cruzar en medio de toneladas de basura. Otros, serán testigos de nuestra elección mientras sufren sin trabajo, anemia, desnutrición, analfabetismo, epidemias, exclusión… es tiempo que nuestro voto haga visibles a los millones de peruanos que la democracia inculta ha relegado a furgón de cola y a la más notable expresión de la estulticia a la que hemos sido inducidos por diversos medios desde hace más de trescientos años. Este ha sido el más grave mal de nuestra sociedad y sus consecuencias son más terribles que el de la actual pandemia.

¿Qué tal si las universidades (repositorio y motor del conocimiento) se convierten en este tiempo en escuelas de civismo? ¿Qué tal si las reflexiones bicentenarias (las organizadas por Centurión y que no comienzan todavía) incluyen a la ciudadanía y la civilidad en su agenda? ¿Qué tal si en lugar bombos y platillos invitamos al silencio como espacio necesario para el pensamiento y la profundidad? El día de la “fiesta electoral” (¿?) se acerca tal con pies de seda y reptando; y, después, todas nuestras debilidades o fortalezas cívicas pasarán a convertirse en el penoso o feliz legado de las futuras generaciones… ¡hay que cambiar, ya!


martes, 4 de agosto de 2020

La danza de los márgaros o ingleses de Mochumí

Danza de los márgaros o ingleses de Mochumí

Es posible que la danza de los márgaros o ingleses (que forma parte del folclor lambayecano), se haya originado en el distrito de Mochumí, entre 1830 y 1840; y no, como afirman otros autores que la relacionan con otros pueblos costeños (de Piura y Lambayeque) y la ubican cronológicamente a fines del siglo XIX. He llegado a esta conclusión después de su interpretación y la revisión de documentos históricos disponibles de la época.  Esta danza “representa en forma satírica a los marineros ingleses que llegaban a la región en los vapores de carga. La embarcación es reemplazada por una carreta halada por dos bueyes de donde descienden los danzantes hablando con acento extranjero (¡Oh, mucho lo bueno margarito, …) y yendo a cumplir la devoción a la Virgen! Márgaro o margarito, alude a la condición de afeminados que se les da para acentuar la burla que se hace de ellos” (Casas, 1993, p. 314). A continuación, el fundamento histórico de la danza:

En 1826, el Cónsul Charles Milner Ricketts, informa que Lambayeque, el valle es el más amplio de la costa con una población estimada de veinticinco mil habitantes (150 blancos); que produce arroz, azúcar, tabaco, quina, algodón, lana de vicuña y oveja, cueros, grandes cantidades de jabón y cordobanes; tocuyos, sombreros de paja y esteras. Para nuestro objetivo, lo más importante, es su reconocimiento de la importancia económica de nuestra región ya que desde el Puerto menor de Lambayeque se exportó hacia Europa y Gran Bretaña azúcar, arroz, frijoles y otros productos. Más adelante, en 1834, el Cónsul británico Belford Hinton Wilson, informa a Londres que los productos británicos vendidos en el Perú, pueden ser calculados en 4 millones de dólares u 800 mil libras esterlinas y se vendieron en Lima o para su transbordo a los puertos norteños de Pacasmayo o Lambayeque, Huacho y Paita. En ambos casos es de inferir la presencia de marineros británicos que, de seguro, recorrieron algunos lugares del departamento; entre ellos, Mochumí. En documentos de 1871 y 72 se reconoce el movimiento comercial de azúcar y ron, también en Chiclayo, Eten y Tumán, así como el guano de la Isla de lobos. En 1878, se describe el muelle y ferrocarril de Eten y se da a conocer un proyecto de ferrocarril en Pimentel.

La presencia de ingleses en nuestra región no consta de manera oficial y en documentos en la mayoría de los casos. Los mismos documentos consulares señalan que en nuestra región el contrabando era un problema de significación mayúscula. Los contrabandistas no se registran y pasan “desapercibidos” ante la ley. A continuación, algunos de los datos escasos que permiten confirmar la presencia y residencia de ciudadanos ingleses en Lambayeque: El antiguo padrón de extranjería de 1850 a 1930 contiene el registro de 11 ingleses que radicaron en nuestra región. Los apellidos de los ciudadanos que se inscribieron fueron Fleming, Hunter, Esson, Miller, Levi, Milner, Marsh, Cambell. Además, el censo nacional de población de 1876 arrojó que en Lambayeque hubo 516 ciudadanos británicos. En abril de 1880, el Ministro residente de la legación británica en Lima, Spenser St. John, dirige una carta al Sr. Pedro José Calderón, Ministro peruano de Relaciones Exteriores, informando el arresto del inglés Tomas Murray en Eten y su traslado a Chiclayo acusado de ser espía chileno, tal ciudadano inglés tenía radicando en Lambayeque más de treinta años; se casó con la dama Juana Yáñez y tuvo una hija, Fortunata Nicolasa Murray.

En la danza se observa a un jefe o capataz con gorra de marinero o sombrero de copa más alta acompañado por dos mujeres (hombres disfrazados) con vestidos de colores encendidos y cabellera rubia, junto al resto de sus hijos vestidos con traje oscuro y sombrero negro de copa. La danza original tenía cantos y zapateos que no se practican más. En 1920 un mochumano de apellido Sarmiento compuso la melodía que hasta hoy se conoce y la acompañó con su violín hasta 1973. Desde 1976, se usan saxofón, clarinete y bombo. Dos fotografías de Enrique bruning, registran la versión de la danza en sechura (1890) y Jayanca (1904). Ambas versiones difieren de la que se interpreta en Mochumí.


lunes, 3 de agosto de 2020

Derecho al revés


Debemos suponer, por sentido común, que el derecho como conjunto de principios, normas, costumbres y concepciones de las que derivan las reglas que ordenan la sociedad, es una garantía de civilidad que nos permite tomar distancia de la vieja fórmula latina Homo homini lupus creada por Plauto (cuando no, comediógrafo) en su obra Asinaria, donde manifiesta Lupus est homo homini, non homo, quom qualis sit non novit; para que se entienda, Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro. Luego, Séneca, diría el hombre es algo sagrado para el hombre, y Thomas Hobbes, filósofo inglés del siglo XVIII, haría popular la frase de Plauto, afirmando el comportamiento egoísta e individualista de la persona que requiere la regulación normativa para favorecer la convivencia social (esto no ha cambiado y en cada persona, su lobo interior está listo para el zarpazo).

El derecho está al revés; y en el “mundo del revés” los principios se han convertido en gérmenes de violencia, la norma en sustento para el caos, la costumbre en analogía de prescripción y las concepciones jurídicas en, apenas, la preñez de versiones telúricas que nos ha convertido en una sociedad disfrazada de civilidad con ciudadanos (¿?) ocultando el traje de pieles y un mazo en el fondo de su alma cavernaria. La ley ha sido corrompida y, en muchos casos, ha nacido para sustentar actos corruptos. La cultura cotidiana se precia de romperla lanzándola de las azoteas más altas hasta verla chocar con el pavimento de nuestras miserias convertida en añicos. Los actos que hoy nos dejan perplejos, boquiabierta y fascinados son los poco comunes, extrañísimos y conmovedores actos de justicia.

En nuestro sistema, la ley y el orden es un asunto de dinero, amigos, relaciones sociales y mucha, mucha paciencia. La justicia es tuerta y ve lo que le conviene. No ve a mi madre esperando por más de 10 años el pago de sus devengados decretados por una sentencia a favor de miles de maestros que no recibieron un bono por preparación de clases. Mi madre, tiene 86 años y constantemente repite “ojalá y me paguen antes de morir”. Los pasillos fangosos de los palacios de justicia (sustentados sobre el sufrimiento de miles y millones de inocentes) están repletos de personas que esperan un guiño de la justicia, de la dama tuerta que mira con rapidez solo a quien pueda inclinar la balanza con beneficios incontemplados (no necesariamente monetarios).

Los abogados (salvo honrosas excepciones que conozco) están listos para argumentar con ardor la veracidad de las más atroces mentiras a cambio de un puñado de pesetas. Sí, todos tienen derecho a la defensa; pero nadie tiene derecho a imponerse transformando la mentira en verdad y el golpe artero en caricia. En nuestro país la ley es un elástico que se estira hasta su máxima expresión para quien tiene los medios materiales que le garanticen poder “aceitar” (esta jerga la usó mi padre durante un juicio que libró con el estado por más de 20 años y cuya sentencia no pudo escuchar pues la muerte lo alcanzó en 2017) a los mejores (¿?) defensores, jueces, periodistas y, lo más triste de todo, a las propias víctimas.

Es el derecho una actividad que se ennoblece cuando garantiza la civilidad, el fortalecimiento de las sociedades, el gobierno de los estados y la aplicación universal de la justicia humana con postulados que respetan los derechos humanos y sancionan el quebrantamiento de la ley (delito). Un fiscal que deslacró la oficina que guardaba pruebas en su contra, la esposa de un presidente que recibió un reloj de mil quinientos dólares y un puesto de trabajo en la FAO a cambio de sus favores, un congresista que tragó una docena de pollos con dinero del estado, el hijo de un juez que golpeó y arrastró de los cabellos a su pareja… están libres y tienen mucha mejor suerte que un campesino de apellido Mamani quien defendió su vaca de un abigeo y hoy espera en prisión su sentencia. La justicia es tuerta y el derecho sin ética ni abogacía proba ¿Para qué sirve?


sábado, 1 de agosto de 2020

Muchas formas de matar


Impacta la afirmación de Bertolt Brecht en un breve poema “Hay muchas formas de matar a una persona/ Apuñalarlo con una daga, / quitarle el pan, / no tratar su enfermedad, / condenarlo a la miseria, / hacerlo trabajar hasta desfallecer, / impulsarlo al suicidio, / enviarlo a la guerra…/ solo lo primero está prohibido por nuestro estado”. Cada vez que golpeamos la dignidad de la persona y negamos el don de su existencia, matamos.

Matar es quitar a la persona la fuerza y la esencia mediante la cual obra. La vida no siempre se quita de una sola vez. Actualmente, los peores asesinatos se gestan por etapas. Se comienza negando los derechos básicos (a la vida, a la familia, a la educación, a la salud…) se ahonda promoviendo las diferencias (pobres y ricos, cultos e incultos, blancos y cholos…) se agudiza convirtiendo a los más débiles en invisibles (se mira de frente para no toparse con la mano extendida de un desafortunado, para no fijarse en el detalle de las casuchas de esteras dobladas por el viento en medio de pampones sin luz eléctrica ni agua potable) y se consuma con las estadísticas, el cuadro inmoral de las personas excluidas por la corrupción y la falta de inteligencia, convertidas en número y porcentaje.

La organización estructural en el país es promotora de una cultura cínica que aprovecha la necesidad humana de ser solidarios e incluye colectas y campañas a granel, por ejemplo, a favor de “nuestros hermanos del ande” en tiempo de friaje (como si no supiéramos que este fenómeno se repite año a año por lo cual el estado tendría que programar partidas presupuestales que provean recursos para soluciones definitivas); se invita a niños, jóvenes y adultos; a profesionales y empresas privadas y llegan las colaboraciones. Las consciencias se alivian y, como es habitual, esperaremos al próximo friaje para “alcanzar nuestro donativo”.

Así, tenemos un nutrido cronograma de “campañas” a favor de los huérfanos, anémicos, asilos, albergues, mujeres víctimas de la violencia, personas con habilidades especiales, etc. todas ellas promovidas por personas de bien que deben suplir aquello que el estado no puede hacer por falta de inteligencia y la empresa privada apoya solo si puede canjear sus aportes por imagen o publicidad.

En una sociedad utilitaria y tecnologizada se mata poco a poco al anciano por lento, por olvidadizo, por débil o por enfermizo (dígase de paso, esta es la idea mezquina que se nos ha sembrado). Se mata su sabiduría, su nobleza y las muchas enseñanzas que nos puede legar; se le ignora hasta convencerlo que para la velocidad y el ritmo de “producción” (término tan agotado y sumergido a las fangosas aguas de la inmoralidad) ha dejado de ser importante.

Soñar es como imaginar (o fantasear en el peor de los casos). Sueño con una sociedad menos cínica, donde los actos de amor que haga la derecha no los conozca la izquierda. Donde la vida se respete y se promueva. Donde la vida humana sea defendida a gritos, más que la vida de perros y gatos. Sueño con una sociedad donde los ancianos puedan estar rodeados de multitudes de jóvenes y niños que puedan gozar la profundidad de sus enseñanzas basadas en experiencias de vida. Donde se aprenda más por consejo que por errores cometidos. Sueño con una sociedad sin pobreza, donde se respete y se acepte la unicidad de cada persona independientemente de su lengua, lugar de origen, edad, aspecto o creencia (fíjense que todo esto lo dice la constitución política. ¡suenen las carcajadas!). Sueño con un estado inteligente y con políticos preparados intelectualmente y autónomos en sus argumentos. Sueño, con una sociedad donde los pobres, las víctimas del friaje, de la violencia (física, psicológica y estructural) no vivan con las manos extendidas o al pie de la mesa esperando caigan las migajas que les permitan sobrevivir. Sueño con una sociedad que deteste matar y promueva vivir.


jueves, 30 de julio de 2020

¿Réquiem por las bibliotecas?


El lugar más visitado en las instituciones educativas, especialmente las superiores universitarias, debe ser la biblioteca. La crisis social de este tiempo guarda una triste relación con el sonido que las hojas adheridas de los libros en desuso hacen cuando los abrimos. La cantidad de libros o la amplitud de los espacios de lectura hacen un favor escaso a la sociedad sin un sistema que promueva la lectura y sin la motivación o necesidad de las personas. 

Se evita lo difícil: la perplejidad, el análisis, la relación de las ideas… y, ya ven como estamos, aceptando y tolerando con inmerecida indulgencia ideas y modas que han subsumido a nuestra sociedad en el lodo del embrutecimiento aplaudido; somos incapaces de argumentar (por falta de conociento que genere autonomía) y, ya que se promueve la cultura de lo fácil y lo útil, preferimos edificar sobre la base del escándalo y el anonadamiento admitido frente a una pantalla de televisor. Hemos creado y extrapolado códigos lingüísticos; algunos para abreviar ideas, otros para calificar personas, instituciones y acciones según los contenidos paupérrimos de los video juegos, las canciones de letra obscena y la pobreza intelectual de los gorilas de cuerpos bronceados, que no conocen la letra completa del Himno Nacional y causas millones de suspiros diarios con su sonrisa perfecta.

Esto se pone peor, no he conocido aún ninguna biblioteca en Lambayeque que reúna las características de este espacio académico: ordenada, limpia, organizada, con textos y obras recientes y de interés catalogadas, repositorio especializado, sencilla, silente, con espacios diferenciados, abierta a otras actividades y no solo a la lectura: debates, cine, coloquios… ¡No faltaba más! Para ellas no se asigna un presupuesto digno pues promover el conocimiento a través de la lectura no es un buen negocio (no se cuantifica el retorno de la inversión). Nadie reclama, a los jóvenes esto no les interesa o afecta, pero lo que es peor ¿escuchó o leyó usted que algún maestro en las escuelas o universidades proteste o, al menos, muestre oficialmente su preocupación por el estado actual de las bibliotecas? (para ser justo conozco a tres o cuatro maestros universitarios que lo han hecho fracasando en el intento) Mucho me temo que las bibliotecas, que esperan a los jóvenes con los brazos (libros) abiertos, están casi vacías porque en las universidades y escuelas la mayoría de maestros no tiene por hábito leer y, siendo así, ¿no es, entonces, la situación actual de la cultura, educación y sociedad, un efecto del amodorramiento de los agentes en instituciones educativas más interesadas en el balance anual que en la calidad de sus egresados?

Francisca Josefina Peña González, maestra de la Universidad de los Andes, publicó “El placer de leer” (2018) he aquí una afirmación que comparto “la formación de lectores autónomos es una responsabilidad del sistema educativo. Es una función compleja y difícil por la connotación de tarea que se le imprime a la lectura en la educación formal sistematizada”. Muy pocas personas viven la experiencia del placer de leer: la sensación de goce o satisfacción que experimentamos al percibir ideas y realidades fascinantes que nos encandilan y agradan. La sensación positiva e infinita de las realidades que se abren y se muestran; la perplejidad y la alegría de conocer y saber que, luego, regresaré para conocer más y más y más. La realidad que me afecta positivamente a nivel físico, mental o espiritual, y que está asociado a mi felicidad, bienestar y satisfacción.

Por el momento, los anaqueles de las bibliotecas, lucen vetustos y olvidados. ¿Réquiem por las bibliotecas? ¡Todavía! Aún agoniza. Sus muchos libros ignorados y en desuso aún pueden ser abiertos, aunque, por el momento, me hacen recordar que corresponden a una realidad lamentable e inútil; tal como la de los cadáveres de una fosa común.