domingo, 28 de junio de 2009

La mujer en la historia (I Parte): Prehistoria y Edad Antigua


A manera de introducción

El presente es un estudio de trabajos diversos sobre la presencia de la mujer a la largo de la historia de la humanidad. Se divide en cuatro partes. Hoy alcanzo la primera.

Es mi propósito brindar una guía para la comprensión del rol femenino hasta nuestros tiempos. Es imposible comprender desde nuestro pensamiento las consideraciones que sobre la mujer se hicieron en tiempos anteriores. Dichas consideraciones corresponden a sistemas de pensamiento casi inexistentes o inaplicables en la actualidad.
El recordado poeta uruguayo Mario Benedetti, integrante de la generación del 45, ilumina el inicio del presente trabajo. Es justo decir que la iniciativa de investigar y escribir, de manera breve pero clara (al menos ese es mi deseo) sobre el rol de la mujer a lo largo de la historia nace con la lectura de “La mujer que camina” poema cuyo texto brindo a continuación con el deseo que disfruten el vínculo entrañable entre historia y literatura.



“La mujer que camina delante de su sombra.

Aquella a quien precede la luz como las aves

a las celebraciones del solsticio.
La que nada ha guardado para sí

salvo su juventudy la piedra engarzada de las lágrimas.
Aquella que ha extendido su pelo sobre el árbol

que florece en otoño, la que es dócil

a las insinuaciones de sus hojas.
La mujer cuyas manos son las manos de un niño.
La que es visible ahora en el silencio,

la que ofrece sus ojos

al animal oscuro que mira mansamente.
La que ha estado conmigo en el principio,

la mujer que ha trazado

la forma de las cosas con el agua que oculta”.



Los estudios sobre el rol de la mujer en la historia son, en su mayoría, recientes. Su inclusión actual, es una muestra más de la evolución del lugar de la mujer en la sociedad.
1.- La mujer en la prehistoria
A decir de Margarita Sánchez Romero, investigadora del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Facultad de Filosofía y letras de la Universidad de Granada (España) las mujeres son las grandes olvidadas de las sociedades prehistóricas. Después de un largo análisis del registro arqueológico (Objetos prehistóricos y contextos en que aparecen) que le permitió la publicación de trabajo “Las mujeres y la paz. Génesis y evolución de conceptualizaciones, símbolos y prácticas” puede determinar el rol de la mujer en la prehistoria que resume en las siguientes características:
a) Dedicadas históricamente a las tareas de mantenimiento (preparación del alimento, preservación de adecuadas condiciones de higiene y salud, cuidado de los miembros del grupo y socialización de individuos infantiles).
b) La vinculación de las mujeres con las crías humanas que requieren una atención constante al menos durante los primeros años de vida fue determinante en sus funciones de mantenimiento. La alimentación de los individuos infantiles mediante la lactancia era un recurso fundamental y esto no significó relegarla a una condición de desigualdad o subordinación.
c) Muchas imágenes del pasado las muestran plenamente integradas en cuestiones rituales y religiosas. No existen datos que lleven a pensar que las mujeres no cazaban o que no intervinieron en determinadas producciones, como la de piedra tallada o la metalurgia. Los ajuares funerarios enfatizan más las diferencias en estatus social y en la realización de determinados trabajos, que en la existencia de desigualdades entre mujeres y hombres.
d) Los restos masculinos encontrados en excavaciones de localidades españolas como las de Monachil, la Motilla del Azuer, en Daimiel; Peñalosa, en el poblado jiennense de Baños de la Encina o Castellón Alto, en la localidad de Galera, Granada; muestran un mayor desarrollo muscular en la parte inferior del cuerpo de los individuos masculinos, probablemente debido a que recorrían largas distancias. Sin embargo, las mujeres hacían un esfuerzo mayor con la parte superior, debido a actividades como la molienda del cereal o el acarreo de objetos.
Además, debo indicar que la arqueóloga María Ángeles Quirol, maestra de la Universidad Complutense de Madrid (España) en su obra “La mujer en el origen del hombre” (Madrid – 2000) intenta demostrar el importante papel que jugó la mujer en las primeras economías (productoras y depredadoras) en la que las mujeres se dedicaban fundamentalmente a la recolección. En algunos grupos pretecnológicos de África y Oceanía pudo determinar que mientras el hombre se dedicaba a la caza, el 90% de sustento provenía de la recolección vegetal realizada por las mujeres.
El Doctor Pepe Rodrigues de la Universidad de Barcelona (España) autor de “Dios nació mujer” (Barcelona – 1999) que “La mujer y el concepto de Dios han sido fundamentales para el progreso de la sociedad humana. Los conocimientos arqueológicos, históricos y etnográficos actuales indican que la mujer prehistórica no estuvo sometida al varón sino que, por el contrario, las comunidades de nuestros antepasados dependieron de su triple función como procreadora, organizadora y productora. Desde que comenzamos a evolucionar como homínido hasta el inicio de la era agrícola, el desarrollo de las estructuras psicosociales y adelantos técnicos que posibilitaron la civilización fue obra de mujeres. Hace unos 30 000 años no existía el concepto de Dios, pero tomó vida y forma al tiempo que los humanos desarrollamos el pensamiento lógico-verbal. Las pruebas arqueológicas muestran que el primer “Dios” generador - controlador fue concebido y reconocido como mujer durante más de 20 000 años y que no hubo más divinidad que la femenina hasta que, entre el 6 000 y 3 000 a.C., por necesidades socioeconómicas, apareció el concepto de Dios varón”
2.- La mujer en la Edad Antigua
Recordemos a la poetisa Julia Prilutzky, ucraniana y nacionalizada argentina, representante de la generación poética de los 40 (como matizando lo escrito) y evitemos caer en la modorra de las lecturas largas y sin sentido. En el poema “esta bien, seré dulce” aporta versos que bien podemos ligar a la concepción propia de la mujer en la Edad antigua. Dice así:



“Está bien. Seré dulce y obediente

o lo pareceré. Te da lo mismo

Necesita, de pronto, tu egoísmo

que yo me quede así, sumisamente,
Sin sufrir, sin dolor, sin aliciente,

sin pasiones al borde del abismo,

sin mucha fe ni un gran escepticismo,

sin recordar la esclusa ni el torrente.

Necesitas las llamas sin el fuego,

que el fuego del amor no sea un juego

y que esté el rayo aquí, sin la tormenta.

Quieres que espere así, sin esperarte,

que te adore también sin adorarte

y estar clavado en mi, sin que te sienta”.



Marcio Porcio Catón “El viejo” (195 a.C.) político, escritor y militar romano, en el contexto de la petición de derogación de la lex Oppia, que pretendió quitar el lujo a las mujeres (joyas, vestidos de colores, carros, etc.) dijo sobre la mujer “Extemplo simul pares esse coeperint, superiores erunt” (Tan pronto como hayan empezado a ser iguales serán superiores).
El investigador Juan Carlos Tello Lázaro de la Universidad “Pablo de Olavide” de Sevilla (España) en su trabajo “Sobre la situación de la mujer en la antigüedad clásica” presenta algunos aportes sobre el tema que resumo en los siguientes términos:
a) Las mujeres griegas y romanas jamás poseyeron capacidad política, no eran miembros de la polis o de la civitas en sentido pleno. En Roma, no existían legalmente. Era el pater familias, con ciudadanía plena, el propietario absoluto con derecho sobre la vida y muerte de sus hijos y gran sacerdote según los principios de su religión.
b) La mujer griega se limita a un rol reproductor mientras el hombre educa. La mujer romana procera y educa; a diferencia de la griega, la romana no esta encerrada en el gineceo participa de banquetes, colabora en la crianza, aconseja al marido, entra y sale de la casa. Esto permitió a la mujer romana acceso a la cultura.
c) La mujer estaba sometida a la potestas (padre) manus (esposo) o tutela. Esto parte del pensamiento griego que la consideraba un ser inferior que actúa por pasiones y no por razón. Sócrates (inferioridad por naturaleza) Platón (subordinación al varón) y Aristóteles (pasividad de la mujer en la reproducción y necesidad de tutela) son los referentes. En Roma, Séneca comparte el pensamiento aristotélico y Tibulo se refiere a ellas como “raza cruel y sexo sin lealtad de espíritu cambiante”.
d) La literatura griega muestra la impotentia muliebris, o "endeblez moral femenina" que la muestra como ser de maldad innata que la empuja a actuar por medio de artimañas y engaños. Esto se ve en los poemas “Odisea”, “Teogonía” o “Yambo de las mujeres”.
e) La condición jurídica de la mujer en el derecho romano cambió a la par que las costumbres y los tiempos, tal como podemos apreciar en los dos siguientes documentos. En el primero, un discurso de catón (Ex gelio), destacamos la desigualdad de trato en el derecho primitivo; Catón decía: Cuando un hombre se divorcia es juez para su mujer en lugar del censor, tiene el poder que parece, si algo ha sido hecho perversa o vergonzosamente por su mujer sea castigada, si bebe vino, si con otro hombre hace algo reprobable, sea condenada. Sobre el derecho a matarla esta escrito: “Si hubieras sorprendido a tu esposa en adulterio, podrías matarla sin necesidad de juicio; pero si tu cometieras adulterio o fueras arrastrado a cometerlo, aquella no podría atreverse a tocarte con un dedo, ni es justo que lo haga”.En el segundo, de Séneca, apreciamos cómo la mujer toma las riendas de su destino hasta límites inaceptables para la moral de finales de la república. Séneca dice: “¿Hay ya vergüenza alguna de cometer adulterio, una vez que se ha llegado al extremo de que ninguna mujer tenga marido sino para excitar al adultero? La castidad hoy en día es prueba de pusilanimidad. ¿Qué mujer encontrarás tan miserable y consumida que se contente con un par de adúlteros, y que no les divida las horas del día? Y no basta un día para todos, si no se ha hecho conducir en litera con uno, y ha pasado la noche con otro. Es vulgar y anticuada la que no sabe que el matrimonio es vivir con un adúltero”.