martes, 18 de enero de 2022

El TRANVÍA DE CHICLAYO: Mayo de 1902

 


 El diario “La Tarde” de Chiclayo en sus ediciones del 10 y 11 de mayo de 1902, informa sobre la inauguración del tranvía de Chiclayo, “tranway” o “tranvía a sangre” como era llamado por la población. La ceremonia fue programada para el 11 de mayo de 1902, a las tres de la tarde, frente a la estación del ferrocarril de Eten (actual Banco de la Nación). Esta obra privada del Sr. Vicente Maúrtua y fue catalogada como “un nuevo elemento de progreso y comodidad” por el diario “La Tarde” en su edición del 10 de mayo.

La programación de la ceremonia sería breve: La bendición a cargo de Mons. Ismael Puerridón, Obispo de la diócesis de Trujillo que se encontraba por aquellos días en visita pastoral en el departamento de Lambayeque; luego, harían uso de la palabra los señores Víctor Maúrtua (propietario del tranvía) el Sr. Wenceslao Salazar (Alcalde de la Provincia de Chiclayo) y el Sr. Carlos Velarde Canseco (Prefecto del departamento).

El día programado (11 de mayo) hubo una numerosa concurrencia. Ante la imposibilidad del Sr. Obispo de asistir, bendijo el tranvía el vicario apostólico de Chiclayo Presbítero Juan Álvarez Campos, En un breve, pero sentido discurso, el Sr. Vicente Maúrtua, hizo entrega de la obra al Sr. Wenceslao Salazar, alcalde provincial, quien respondió de la siguiente manera: “el desempeño de los cargos públicos, sembrados casi siempre de amarguras y decepciones, tiene también momentos de satisfacción que, suavizando las amarguras dan valor para sobreponerse a las decepciones. El sencillo y significativo acto a que asistimos, apadrinado por nuestro progresista prefecto Sr. Velarde Canseco es una prueba de ello, pues marca un paso más en la senda de progreso y adelanto material en que desde hace poco ha entrado Chiclayo, y yo como representante de su comunidad me complazco sobremanera en asistir a él y dar en nombre del pueblo chiclayano una palabra de aliento a nuestro entusiasta vecino Sr. Maúrtua que en esta empresa como en otras, debidas a su iniciativa o colaboración, ha sabido conciliar la prosperidad de sus negocios con el adelanto y progreso del pueblo en que ha formado su hogar”. Siguió una ráfaga entusiasta de aplausos de la concurrencia.

El también llamado “Tranvía a sangre” (pues era tirado por una mula) tenía como estacionamiento nocturno una gran casona que, con el tiempo, fue remodelada convirtiéndose en el local del Club de Tiro Chiclayo No. 77.

El costo o tarifa autorizada por la Junta de Notables de Chiclayo fue de 5 centavos por pasajero de ruta completa. El recorrido del tranvía era notorio por el riel que se extendió a lo largo de toda la calle “Real” (actual calle “Elías Aguirre”) hasta la intersección con la calle “Santa Ana” (actual Av. Sáenz Peña).

La línea del tranvía se convirtió, a inicios del siglo XX, en una suerte de arteria que permitió la circulación fluida de personas y comercio por el centro de la ciudad.