miércoles, 1 de junio de 2022

El empedrado de las calles

 



Desde la segunda mitad del siglo XIX, por lo menos, se inicia el empedrado de las calles en algunas ciudades del departamento de Lambayeque. Unas antes que otras, encontraron en esta acción una forma de ordenar, brindar seguridad y fomentar el ornato. En la actualidad algunas de estas calles subsisten y forman parte del paisaje citadino como un sello de su historia y de la acción humana por mejorar la calidad de sus vidas.

Existe una versión sobre la llegada de bloques de piedra (como los que existen en las calles céntricas de Chiclayo) a bordo de las embarcaciones que, desde Europa, llegaban al Puerto de Eten. Eran el contrapeso en las bodegas vacías que más tarde partirían repletas de azúcar de regreso al viejo continente. Los empedrados se hicieron con bloques cúbicos y piedras redondas. En Chiclayo, observamos en la actualidad bloques cúbicos en las calles Colón, Manuel María izaga, Francisco Cabrera, las primeras cuadras de Alfredo Lapoint y Juan Cuglievan, entre otras. Entre las calles con piedras circulares están Tacna, un sector de Francisco Cabrera, entre otras.

A continuación, algunos registros de estas acciones en periódicos de la época.

El periódico “El Fénix” de Lambayeque del 8 de abril de 1888, informa la culminación del empedrado de la Plaza de Armas de dicha ciudad y da a entender que antes se ha producido el empedrado de otras calles: “próximamente estará terminando el (empedrado) de la plaza de armas y, por lo mismo, esperamos que nuestras autoridades tomarán empeño en que las fachadas de los fundos adyacentes estén para entonces concluidas”.



Las calles de Chiclayo comenzaron a empedrarse en enero de 1891; sin embargo, a raíz de las fuertes lluvias entre los meses de marzo y abril debido al fenómeno “El Niño”, se suspendieron las obras. Según el periódico “El Republicano” de Chiclayo del 5 de mayo de 1891, “el señor alcalde está tomando todas las medidas necesarias para que principie lo más pronto posible el trabajo de los empedrados. Nos alegramos de que así sea, porque muchas calles están en estado deplorable”.

Lo anterior no quita valor al trabajo realizado por el Sr. José Francisco Cabrera, quien fue el propulsor de un empedrado general de las calles de Chiclayo. El historiador Freddy Centurión, afirma: “Según los registros municipales de Chiclayo, don José Francisco Cabrera ocupó la alcaldía de Chiclayo en cinco ocasiones: del 3 de enero al 18 de abril de 1917, del 24 de mayo al 20 de noviembre de 1917, del 19 de diciembre de 1917 al 31 de diciembre de 1918, del 3 de mayo al 28 de junio de 1922, y del 20 de diciembre de 1922 al 17 de enero de 1923…El mejoramiento del Parque Principal de la ciudad fue uno de los tantos objetivos de Cabrera, emprendiendo el empedrado de calles emblemáticas y la construcción de veredas y parques, además de promover las viviendas para obreros y personas de la clase media”.

El semanario "Carteles" de Chiclayo, dirigido por Nicanor de la Fuente (NIXA) del 5 de enero de 1946, informa que en Monsefú (por el advenimiento del nuevo año) se organizó una serie de obras progresistas en la ciudad: la inauguración de un nuevo puente sobre la avenida “Cherres”, acciones de higiene y salud pública y el empedrado de las calles colindantes con la estación del ferrocarril de Eten. Por alguna razón inexplicable las autoridades locales suspendieron la obra del “empiedro” (empedrado) de las calles colindantes a la estación con el consiguiente reclamo por parte de la población.



Las calles con el ancho de una carreta, empedradas y zigzagueantes; configuradas de manera natural por el paso de las “bestias” y de un solo sentido, son parte de una historia que se resiste a desaparecer. ¡Bien por eso! Que todos puedan tener el privilegio de atesorar las imágenes sobre nuestro origen.