Desde
la segunda mitad del siglo XIX, por lo menos, se inicia el empedrado de las
calles en algunas ciudades del departamento de Lambayeque. Unas antes que otras,
encontraron en esta acción una forma de ordenar, brindar seguridad y fomentar
el ornato. En la actualidad algunas de estas calles subsisten y forman parte del
paisaje citadino como un sello de su historia y de la acción humana por mejorar
la calidad de sus vidas.
Existe
una versión sobre la llegada de bloques de piedra (como los que existen en las
calles céntricas de Chiclayo) a bordo de las embarcaciones que, desde Europa, llegaban
al Puerto de Eten. Eran el contrapeso en las bodegas vacías que más tarde partirían
repletas de azúcar de regreso al viejo continente. Los empedrados se hicieron
con bloques cúbicos y piedras redondas. En Chiclayo, observamos en la
actualidad bloques cúbicos en las calles Colón, Manuel María izaga, Francisco
Cabrera, las primeras cuadras de Alfredo Lapoint y Juan Cuglievan, entre otras.
Entre las calles con piedras circulares están Tacna, un sector de Francisco
Cabrera, entre otras.
A
continuación, algunos registros de estas acciones en periódicos de la época.
El
periódico “El Fénix” de Lambayeque del 8 de abril de 1888, informa la
culminación del empedrado de la Plaza de Armas de dicha ciudad y da a entender
que antes se ha producido el empedrado de otras calles: “próximamente estará
terminando el (empedrado) de la plaza de armas y, por lo mismo, esperamos que
nuestras autoridades tomarán empeño en que las fachadas de los fundos
adyacentes estén para entonces concluidas”.
Las
calles de Chiclayo comenzaron a empedrarse en enero de 1891; sin embargo, a raíz
de las fuertes lluvias entre los meses de marzo y abril debido al fenómeno “El
Niño”, se suspendieron las obras. Según el periódico “El Republicano” de
Chiclayo del 5 de mayo de 1891, “el señor alcalde está tomando todas las
medidas necesarias para que principie lo más pronto posible el trabajo de los
empedrados. Nos alegramos de que así sea, porque muchas calles están en estado
deplorable”.
Lo
anterior no quita valor al trabajo realizado por el Sr. José Francisco Cabrera,
quien fue el propulsor de un empedrado general de las calles de Chiclayo. El
historiador Freddy Centurión, afirma: “Según los registros municipales de Chiclayo, don José
Francisco Cabrera ocupó la alcaldía de Chiclayo en cinco ocasiones: del 3 de
enero al 18 de abril de 1917, del 24 de mayo al 20 de noviembre de 1917, del 19
de diciembre de 1917 al 31 de diciembre de 1918, del 3 de mayo al 28 de junio
de 1922, y del 20 de diciembre de 1922 al 17 de enero de 1923…El mejoramiento
del Parque Principal de la ciudad fue uno de los tantos objetivos de Cabrera,
emprendiendo el empedrado de calles emblemáticas y la construcción de veredas y
parques, además de promover las viviendas para obreros y personas de la clase
media”.
El semanario "Carteles" de
Chiclayo, dirigido por Nicanor de la Fuente (NIXA) del 5 de enero de 1946,
informa que en Monsefú (por el advenimiento del nuevo año) se organizó una
serie de obras progresistas en la ciudad: la inauguración de un nuevo puente
sobre la avenida “Cherres”, acciones de higiene y salud pública y el empedrado
de las calles colindantes con la estación del ferrocarril de Eten. Por alguna
razón inexplicable las autoridades locales suspendieron la obra del “empiedro” (empedrado)
de las calles colindantes a la estación con el consiguiente reclamo por parte
de la población.
Las
calles con el ancho de una carreta, empedradas y zigzagueantes; configuradas de
manera natural por el paso de las “bestias” y de un solo sentido, son parte de
una historia que se resiste a desaparecer. ¡Bien por eso! Que todos puedan
tener el privilegio de atesorar las imágenes sobre nuestro origen.