martes, 25 de octubre de 2011

"Riego de blancos, Riego de zambos, Riego de negros"

En los meses de febrero y marzo de 1578 se produjeron los aguaceros más torrenciales y destructores de la costa norte del Perú, siendo azotado especialmente por esta calamidad que se convirtió en inundación casi general, la costa del departamento de Lambayeque. Aquel torrente de agua destruyó todas las acequias y cauces aun los construidos por los incas y especialmente dio fin a la existencia de uno de los dos Taimis que existían en aquel tiempo, el Taimi de Túcume, quedando el Taimi de Ferreñafe. Trabajaron en la reparación de estos daños por más de tres meses cerca de dos mil indios al mando de Juan Conroy, Corregidor de la ciudad de Zaña, siendo el tambero del pueblo Rodrigo de Páez y de Saavedra. Por aquella época ya se encontraban en vigencia las ordenanzas sobre aguas de regadío que dictó el Doctor Don Gregorio Gonzales de Cuenca con fecha 3 de mayo de 1567 lo mismo que su respectiva reglamentación según Real Cédula del 4 de setiembre de 1570 relativa a la mejor distribución y aprovechamiento de las aguas de ambos Taimis.

Era cacique principal de Ferreñafe Don Juan Capilón, gobernador del repartimiento de Collique Don Martín Farrochumbi y del de Lambayeque Don Francisco Quiña. Mientras Juan de Oses representaba al primero, los dos segundos le recomendaron su defensa a Don Melchor de Osorno en la contienda judicial promovida por aquel contra los indios de Collique y Lambayeque por haber abierto tres acequias en el Taimi de Ferreñafe.

Con el objetivo ulterior de congraciarse con los españoles y ganar el pleito, Don Martín Farrochumbi, a quien le decían “El Viejo” y también “El Petrucio”, se convirtió al cristianismo haciéndose bautizar, habiendo sido de esta manera uno de los primeros naturales convertidos voluntariamente a la nueva religión en nuestro departamento. En realidad fue el primer convertido porque el primer natural o mochica bautizado había sido su padre o sea Cozco Chumbi hijo de Esquén Pisán y Chisfán Cegfiún con el nombre de Pedro de donde se explica que le dijeran al hijo “Petrocio” o sea Pedro chico.

En una de las tantas reuniones verificadas en el propio Taimi, en el fondo el mismo cauce que era bastante ancho puesto que esta última palabra es lo que significa Taimi en mochica se produjo un serio y sangriento incidente entre personeros, litigantes, esclavos, indios y zambos ayudantes que generó en contienda general entre todos, lo que dio como consecuencia que tres de las tomas de las diez acequias del Taimi fueran totalmente segadas en forma tal que hasta la fecha no ha vuelto a discurrir agua por ellas a pesar de las bendiciones y rogativas de los curas que acompañaban a los feligreses y que eran Rodrigo Días de Ferreñafe y Miguel Gutiérrez y Juan Osorno de Túcume. Esas tres acequias tenían el nombre de Col, Chin de choclo y Fala.

A fin de evitarse entre los naturales cuestiones futuras que tuvieran sangrientos resultados y repercusiones dolorosas sobre los derechos de aguas, resolvieron los mismos contrincantes al lado de los propios cadáveres y entre los ayes de los heridos establecer sus propias ordenanzas no según las leyes sino por diferencias raciales conviniéndose en establecer las siguientes medidas o derechos de riego:

PRIMERO: RIEGO DE BLANCOS. Acequia llena y agua hasta la altura de la cintura.

SEGUNDO: RIEGO DE ZAMBOS. Acequia media y agua hasta la altura de la cintura.

TERCERO: RIEGO DE NEGROS. Acequia rala y agua a la altura de los tobillos.

Y con los tres artículos que establecían tres medidas para tres clases de gentes diferentes se evitaron por muchos años las enojosas cuestiones derivadas del aprovechamiento de las aguas en nuestras tierras de sembrío.

Tomado de “Mitos, leyendas y tradiciones lambayecanas” de Augusto León Barandiarán.

En “Firruñap: Edición monográfica de la provincia de Ferreñafe” (Dirección del Archivo de Lambayeque, colección “Nixa”, revista Nº21, año 1966)