domingo, 25 de diciembre de 2011

Las Antiguas Huacas de Chiclayo

          Sobre Chiclayo de las dos primeras décadas del siglo XX, Don Pedro Delgado Rosado nos dice “efectivamente, en los primeros decenios del siglo XX, Chiclayo se caracterizaba por ser una ciudad sencilla y tranquila, rodeada por las acequias Cois (Coix) Yortuque, Patazca y Pulén. También se caracterizaba porque era transitada por carreteras, las cuales trasladaban el agua que consumía la población en pipas de madera, así como mercaderías y bultos a cargo de los ‘aguadores’ y ‘culteros’. Por las tardes, Chiclayo era atravesado por hermosos caballos, cuyos jinetes vestidos con ponchos y sombreros constituían el atractivo en sus calles tranquilas, torcidas, estrechas y empedradas, para después ser adoquinadas y posteriormente asfaltadas”.

          Nuestra ciudad estuvo, también, rodeada por seis huacas que no hicieron más que confirmar la base de nuestra identidad histórica a partir de las comunidades de Cinto y Collique. El término “huaca” significa “sagrado”. Eran, entonces, edificaciones destinadas ya sea a enterramientos o como escenarios de culto a los antiguos dioses prehispánicos.

          En “Lambayeque: Sol, flores y leyendas” (pp. 120) Teodoro Rivero Ayllón refiere “Rodeaban la ciudad las acequias Coix, Yortuque, Patazca, que enmarcaban a su vez viejas huacas de tiempo de los gentiles: la Huaca de los Peredo, la Huaca de la Cruz, la Huaca del Coliseo…” entonces, Rivero Ayllón, da razón de tres huacas alrededor de Chiclayo antiguo.

          En “Las Huacas de Chiclayo” (Suplemento Dominical – Diario La Industria de Chiclayo, del 22 de abril del 2007) Pedro Delgado Rosado, basándose en información oral y escrita, menciona que “Chiclayo estuvo rodeado de huacas…” luego menciona las que son más conocidas “La Huaca de la Cruz, la Huaca de los Peredo, la Huaca del Coliseo, la Huaca del Panteón, la Huaca de Moshoqueque, la Huaca del pueblo joven Dávila”. Me pregunto si al referir a las huacas más conocidas, Delgado Rosado, nos invita a investigar sobre algunas otras que pudieron haber existido.

          La Huaca de la Cruz, ocupaba el terreno del antiguo local del Politécnico “Pedro Abel Labarthe Durand” conocido a inicios del siglo XX como “Escuela de Artes y Oficios”. Este antiguo local, ya derruido en su parte antigua por efectos del tiempo, el olvido y las lluvias; se encuentra en la esquina de la avenida Bolognesi y la calle Colón. Su demolición se realizó en 1901.

          La Huaca de los Peredo, rodeaba a Chiclayo por el lado del cercado. He observado una fotografía de su antigua ubicación. Actualmente, donde se elevó la huaca, cruza estrecha, una calle que, en su cuadra 9, no he logrado identificar a simple vista. Su demolición se realizó en 1902.

          La Huaca del Coliseo, se ubicó en la antigua calle Teatro y ocupaba el mismo lugar del actual Teatro Municipal de Chiclayo, antiguo Teatro Dos de Mayo. La antigua calle teatro es, actualmente, Alfredo Lapoint. Su demolición se realizó en 1904.

          La Huaca del Panteón, se ubicó en el mismo terreno que hoy ocupa la Plazuela Elías Aguirre. Fue demolida el año 1894 por 50 presos de la cárcel pública de Chiclayo, que trabajaron custodiados por la tropa de línea acantonada en nuestra ciudad.

          La Huaca de Moshoqueque, se ubicó en la zona del actual mercado mayorista en el populoso distrito de José Leonardo Ortiz.

          La Huaca del Pueblo Joven Dávila, se ubicó en la actual zona del pueblo joven José Olaya en un lugar que los jóvenes de nuestros días llaman El cerrito, a poca distancia del Instituto Superior Tecnológico República Federal de Alemania.

          Sin ánimo de juzgar las razones, debo indicar que las autoridades locales responsables de la demolición de las huacas, en su tiempo, fueron: Pedro Chacaltana Reyes (1890 a 1895 y 1900 a 1901) Juan de Dios Lora y Lora (1899 – 1900) Wenceslao Salazar (1901 a 1903) y Virgilio Dall’ Orso (1903 a 1905).

          Rivero Ayllón, sobre las huacas, indica “todas ellas caerían al paso del progreso citadino, desde tiempos del comité de Obras públicas que presidió Virgilio Dall’ Orso. Y mucho antes todavía, desde época de José Leonardo Ortiz y Mariano Ignacio Prado, cuando estuvo acá como Prefecto de Lambayeque”.

          Según Delgado Rosado “con la demolición de las huacas que circulaban la ciudad, se dio origen a la expansión de la urbe chiclayana, pues, las huacas se habían convertido durante el siglo XIX, en los verdaderos hitos fronterizos del Chiclayo antiguo, para hoy día, en los siglos XX y XXI dar paso al progreso urbano. La implacable picota del progreso hizo que Chiclayo cambie su viejo rostro por una cara nueva: su rostro cosmopolita que presenta ahora”.

          En los actuales tiempos, cada chiclayano, debe constituirse en un defensor del patrimonio material e inmaterial de nuestro pueblo. Es una cuestión de identidad. Como diría Delgado Rosado “ (para fortalecer nuestra identidad) debe existir afecto, sentimiento, unidad, afirmación, aceptación, orgullo, unión, predisposición…”

Los Antiguos Parques de Chiclayo

          El recordado, y particularmente entrañable, escritor, educador, tradicionalista e historiador Pedro Delgado Rosado dedicó gran parte de su vida al rescate de la tradición local y la investigación de nuestra historia; con autoridad nos decía “es importante recordar estas escenas y pasajes porque tienden a fortalecer la memoria colectiva de los pueblos, así como remover el polvo del olvido, pues, detrás de todo ello están los recuerdos, las añoranzas, las evocaciones… “. El diario La Industria incluyó en el Suplemento Dominical del día 22 de abril del 2007 uno de sus artículos titulado “Las Huacas de Chiclayo”. Con información de dicho material e información histórica obtenida en el Archivo Regional de Lambayeque deseo dar a conocer los nombres de los antiguos parques de Chiclayo, incluyendo una breve historia de la construcción de nuestro querido parque principal.

          Don Pedro Delgado, tomando como referencia a la información brindada por el periodista Augusto Dávila Lint, refiere “el Chiclayo antiguo llegó a tener ocho parques: La plazuela Elías Aguirre, los parques Obrero, Russo, Lurín, Bolognesi, Villarreal, Infantil y el parque Principal o central, mal llamado Plaza de Armas por carecer Chiclayo de fundación española. El nombre de Plaza de Armas deriva porque en ese lugar se realizaban los desfiles militares”. De todos ellos, en la actualidad, solo quedan los parques Obrero, Villarreal, Infantil y Principal.

          El Parque principal de Chiclayo fue inaugurado el 30 de agosto de 1916. Su construcción se realizó por iniciativa de Don Víctor Larco Herrera, filántropo trujillano que financió los trabajos preliminares luego de su visita a nuestra ciudad el año 1915. Concluidos los estudios preliminares fue la Junta Departamental presidida por Don Francisco Cúneo Salazar la responsable de concluir la construcción de la obra; para lo cual, contó con el apoyo de “los hacendados del valle, comerciantes y buenos vecinos de Chiclayo” según refiere Don Nicanor de la Fuente “Nixa”. Los trabajos de construcción se iniciaron el 20 de marzo de 1916 y la idea era concluirlos antes del 28 de julio del mismo año, fecha en que se había proyectado realizar la ceremonia inaugural.

          La ceremonia de inauguración atrajo la atención de todos los pobladores, fue un día de fiesta y jolgorio. “Nixa” nos cuenta detalles al respecto: “a la ceremonia concurrieron las autoridades políticas, judiciales, municipales, dos bandas de músicos y una numerosa concurrencia. El párroco, Cipriano Casimir, y dos mercedarios franceses hicieron la bendición”. En aquel tiempo era Prefecto de Lambayeque Don César Bustamante, quien actuó como padrino de la obra en representación del señor Presidente de la República Don José Pardo y Barreda. Como madrina fue invitada la señora Susana Vásquez de Larco Herrera, esposa de Don Víctor Larco, quien no pudo arribar por inconvenientes de última hora desde Buenos Aires (Argentina) su lugar de residencia. No fue reemplazada por ninguna persona de la localidad.

          Decía Pedro Delgado “este fue el Chiclayo de ayer, el Chiclayo de nuestros mayores, el Chiclayo que se fue…” y Don José Marcelino Arana Cuadra afirmó, sobre nuestro Chiclayo de aquella época “(era un lugar) en donde la vida se desenvolvía apaciblemente, tranquila, sosegada, sin angustias, sin vértigos…”