jueves, 4 de enero de 2018

A Lambayeque desde Cantabria

Región Montañeza de Cantabria en el siglo XV

La Comunidad Histórica de Cantabria, en España, limita por el norte con el mar cantábrico, por el sur con Castilla y León, por el este con el país Vasco y por el oeste con el principado de Asturias. Desde aquella zona arribaron a Lambayeque colonial destacados personajes que ahora mencionamos. Es interesante referir que aquellos personajes aportaron, fundamentalmente, en el comercio y agricultura por las experiencias traídas desde su lugar de origen.
El interesante trabajo del historiador Rafael Sánchez Concha Barrios, maestro de la Universidad Católica del Perú, “Los Montañeses en el Perú Siglo XVIII” (2012) nos permite conocer las razones de la emigración de cántabros a Lambayeque y, luego, su destacada posición en la sociedad colonial. Sánchez Concha, refiere:  “en el siglo XVI la población montañesa soportó una serie de problemas sociales y de fragmentación de la tierra que obligó a los varones a emigrar dentro de la península, y en contados casos al Nuevo Mundo… la emigración funcionaba como un mecanismo de compensación económica y estabilización social. Por eso, la necesidad de subsistir hizo que el trabajo no mellara su condición de hidalgos”. También, sobre su distribución en el temprano Perú Colonial, señala: “Con su trabajo, reforzaron el poder de las elites locales y sus descendientes pudieron acceder a las más altas magistraturas en las ciudades de Lima, Arequipa, Moquegua, Cuzco, Lambayeque y Piura”.
Específicamente en el caso de Lambayeque, aporta: “En Lambayeque, el vecindario ilustre estuvo encabezado por Bonifacio de Seña y Hedilla, hijo de la villa de Laredo, hacendado y teniente de corregidor de Motupe; Luis de Bustíos y Muga, también de Laredo, agricultor; Domingo Fernández de la Cotera y Somera, natural de Ongayo, cabildante y alguacil mayor del Santo Oficio en Lambayeque”.
Aporto a continuación información particular de cada uno de los personajes cántabros referidos por Sánchez Concha obtenida de su genealogía particular e información de archivo:
Juan Bonifacio de Seña y Hedilla, nación en Laredo, Cantabria, en mayo de 1642. Fue el 4to hijo de Pedro de Seña y de Seña (de ocupación comerciante) e Isabel de Hedilla. Sus hermanos fueron Ildefonso, Bernardo, María Ángela y Sebastiana Antonia. Fue bautizado en la Parroquia Santa Maria de la Asunción de Laredo el 15 de mayo de 1642. Antes de su partida a Lambayeque aportó en los negocios de su padre hasta la crisis agrícola de mediados de 1660 que empobreció Cantabria.
Luis de Bustíos y Muga, sobre este personaje, Sánchez Concha, afirma: “En la misma línea, Luis de Bustíos y Muga, natural de Laredo y vecino de Lambayeque a finales del siglo XVIII, pasó al Perú llamado por su tío materno el montañés Manuel Isidoro de Muga, próspero comerciante de Lambayeque. Con la finalidad de asegurar la fortuna familiar, don Luis contrajo matrimonio con su prima hermana doña Josefa de Muga y Sojo, hija de don Manuel Isidoro”
Domingo Fernández de la Cotera y Somera, fue hijo de Pedro Fernández de la Cotera y María Fernández de la Somera. Nació en Burgos (Castilla – La Mancha) región de Cantabria en 1720 y falleció en 1781 en Lambayeque. Tuvo un solo hermano, Pedro Fernández de la Cotera y Somera. Estuvo, por su hermano, relacionado a la administración de las haciendas de Cayaltí y Pítipo. Casado con María Joaquina de Rojas Caso. El solo hecho de pertenecer a una Comisaría inquisitorial, en su calidad de alguacil mayor del Santo Oficio en Lambayeque, nos muestra la pureza (“Limpieza”) castiza de su sangre. En el “Diccionario de autoridades” se define “limpieza” como “excelencia y prerrogativa que gozan las familias, aunque no sean nobles: y consiste en no tener mezcla ni raza de Moros, Judíos, ni Herejes castigados” (1990, II: 409). Los Fernández de la Cotera, debieron hacer demostración de sus raíces familiares y de la “cristiandad vieja”, para ingresar en el ministerio del Santo Oficio.

Los cántabros eran reconocidos tanto por su “vocación al trabajo, el ahorro, el orgullo familiar” y la convicción de su hidalguía o sentido de nobleza no reconocida. Miguel de Cervantes Saavedra en el cap. 48, segunda parte, del Quijote, expresa: “Hidalgo como Rey porque era Montañez” y sobre su emigración constante y notable presencia en la sociedad colonial peruana, un poema del Conde de la Granja, Luis Antonio de Oviedo y Herrera, el más destacado poeta de la Academia de Palacio de Lima, mencionó en un verso: “…Tanta nobleza junta, al sur extraña/ juzgando va a poblar otra montaña”