martes, 24 de octubre de 2017

La "Monja Alférez" en Saña

Catalina de Erauzo
La "Monja Alférez"
Oleo de Hans Van Der Hamen
El historiador Teodoro Rivero, en “Lambayeque: Sol, flores y leyendas”, afirmó “… Saña albergará caprichos y desenfados de la Monja Alférez, cuyos escándalos motivan su excomunión por parte del Obispo de Trujillo, Fray Jaime de Mimbela…” (Rivero, 1976). Se ha escrito que por su comportamiento extraño y escandaloso fue rechazada por la población sañera, pero ¿Quién fue la “monja alférez”? y ¿Qué se conoce de su paso por Saña? Su nombre real fue Catalina de Erauzo, nació en la villa de San Sebastián de Guipúzcoa (España) el año 1585 (aunque su partida bautismal original registra el año de 1592). Hija del capitán Miguel de Erauzo y de María Perez de Galarraga. Vestía de hombre, como un militar, y se comportaba de manera contraria a lo que, socialmente, se solicitaba de una dama. A la edad de 4 años fue internada en el Convento de las Dominicas de San Sebastián cuya Priora fue Úrsula de Unza y Sarasti, prima hermana de su madre; Miguel de Erauzo hizo un voto “… a la Virgen de Atocha, consistente en contraer matrimonio y dar sus hijos varones al Ejército, para sacrificarlos en defensa de su Patria, de su Religión y de su Rey. Sus hijas mujeres irían al convento para adorar a Nuestro Señor, en caso de devolverle Dios la salud” (Gana, 1960). Catalina fugó a los 15 años luego de  golpear a la religiosa Catalina de Aliri por haberla “maltratado de manos”. No llegó a recibir los hábitos de la Orden. Fuera del convento se hizo llamar Francisco de Loyola.
En 1829, en París, Joaquín María de Ferrer presentó ilustrada y con notas la autobiografía de Catalina de Erauzo titulada “Historia de la Monja Alférez, Doña Catalina de Erauzo, escrita por ella misma”. De esta versión y la contrastación con otras fuentes históricas es posible reconstruir la breve historia del paso de tan original personaje por nuestras tierras lambayecanas.
Sobre su llegada a Saña, entre 1604 y 1605, Erauzo refiere “De Panamá partí con mi amo Juan de Urquiza en una fragata para el puerto de Paita…a lo último con las últimas cargas, yo partí de Paita y llegué a Saña". Se acomodó a trabajar con el próspero comerciante Juan de Urquiza, de quien refiere “…Púsome en una tienda suya…dejóme dos esclavos que me sirviesen, y una negra que guisase; y tres pesos señalados para el gasto de cada día: y se fue de allí a la ciudad de Trujillo…Yo me quedé en Saña con mi tienda: fui vendiendo conforme a la pauta que me quedó: fui cobrando y asentando en mi libro”.
Los antecedentes del incidente sangriento ocurrido en Saña y por el cual es recordada es narrado por ella misma con las siguientes palabras: “Estábame un día de fiesta y sin más atención, un fulano Reyes vino y me puso otro tan delante y tan arrimado que me impedia la vista. Pedíle que lo apartase un poco, respondió desabridamente, y yo a él: y dijome que me fuese de allí, que me cortaria la cara. Yo me hallé sin armas más que una daga, salíme de allá con sentimiento: entendido por unos amigos me siguieron y sosegaron”.
El lunes siguiente por la mañana, estando en la tienda, Reyes “hijo del alguacil mayor de Saña” (Andrés, 2014) pasó por la puerta. Catalina de Erauzo cerró la tienda y fue a un barbero para afilar la espada, buscó a Reyes y lo encontró frente a la iglesia con un amigo. Se puso al frente diciendo “esta es la cara que se corta” ocasionándole una profunda herida en el rostro. A la reacción del amigo, Erauzo respondió dándole una estocada “por el lado izquierdo, que lo pasó y cayó”. La “monja alférez” se refugió en la iglesia y, entrando el corregidor Mendo de Quiñones, la sacó arrastrando y la encarceló. Juan de Urquiza, enterado, volvió a Saña habló al corregidor y logró la libertad de Erauzo tres meses después.  

Con el propósito de acabar con el problema y creyéndolo varón, Juan de Urquiza propuso a Catalina Erauzo contraer nupcias con Doña Beatriz de Cárdenas, con cuya sobrina era casado Reyes. Erauso dedujo quererlas a ambas “a mí para servicio y a ella para gusto”. Erauzo rechazó el matrimonio a pesar que Urquiza “me prometió montes de oro”. Más adelante, ya en Trujillo, Erauzo tendría un nuevo incidente con el mismo Reyes y su amigo a quien hirió de muerte siendo nuevamente encarcelada. En la obra teatral, “La monja alférez” de Domingo Miras Molina el personaje de catalina rememora sus aventuras y termina, con justicia diciendo: “¡Me han pasado tantas cosas...!”