A decir de Wilma Feliciano (Ph. D de la Universidad de New York) “(En el Perú) Las fiestas patronales resumen la identidad mestiza y el sincretismo religioso del pueblo andino. Aquí se reconcilian los vestigios de su herencia indígena, las consecuencias de 300 años de coloniaje español y la realidad socio-económica actual” (1).
En Túcume uno de los doce Distritos de la Provincia de Lambayeque, ubicado en el Valle Chancay – Lambayeque a 35 Km de la ciudad de Chiclayo, el pueblo celebra tradicionalmente la fiesta religiosa dedicada a la Virgen Purísima (Inmaculada Concepción) a quien llaman “Serranita”, “Mamita linda” o “Madre de todos” y a su "hija" (o “hermana”) y doble, conocida como "la Virgen Chica" o "La Andariega". Las celebraciones se inician una semana antes del miércoles de ceniza, en el mes de febrero, fecha que no coincide con la del calendario litúrgico que dispone la del 8 de diciembre.
Este hecho no es casual. Febrero es el mes mas seco del año, por eso la “Virgen chiquita” visita los terrenos de cultivo, canales de riego y acequias para garantizar la llegada del agua; y cuando se presenta la sequía, sale la “Virgen grande” para contrarrestarla. Walter Alva sostiene que se trata de una tradición registrada en la iconografía preincaica y que se manifiesta hoy en día fusionada con las tradiciones católicas. “… a fines del primer siglo, el primer rey, Naymlap, llegó por el mar con su corte y estableció su reino y su doctrina dualista. Su dios principal, Yampallec, una imagen verde, era copia exacta en figura y estatura del rey. Sigue vigente esa tradición del dios y su doble. En Túcume, la Virgen Purísima y su hija siempre llevan exactamente la misma vestimenta” (2).
Las imágenes y su historia
La imagen de la Virgen chica llega en 1574 y, procedente de España, la Virgen grande llega en 1614. La Virgen “Chica” permanece 362 días fuera de Túcume, pasando la mayor parte del tiempo en Ferreñafe (donde es conocida como “La Tucumana”) y, por tres días visita a su “hermana” la Virgen grande que permanece en Túcume, rito que se cumple hasta hoy. Me atrevo a pensar que, se repite la antigua tradición por la cual Naylamp permanecía en un lugar, mientras Llampayec (su imagen) recorría los antiguos centros poblados “bendiciendo” o “fertilizando” los campos de cultivo.
Según Julio César Sevilla Excebio “La festividad de la Virgen de Túcume fue apoyada por el Virrey del Perú y arzobispo de Lima don Diego Ladrón de Guevara, en homenaje a ellos los Tucumanos en una de las campanas escribieron el nombre de este Virrey. En 1700 la festividad de la Virgen era acompañada por diablicos y, en 1770 la festividad decae por las constantes lluvias… a fines del S. XVIII resurge. En 1819 se celebraba ocho días antes de carnaval y, desde aquella fecha hasta hoy es celebrada en forma ininterrumpida” (3). Actualmente, la fiesta, es organizada por el Comité Central de la Hermandad de la Virgen Purísima en coordinación con el Párroco de Túcume y consta de los siguientes momentos: Bajada de la Virgen, Novenario, antevíspera, Víspera y Día central.
La llegada de la “La Andariega” y el encuentro con “La Tucumana”
La Virgen chica ingresa al pueblo por el sur después de visitar aproximadamente 20 caseríos de Mórrope, Túcume y ferreñafe; entre ellos Sequiotes, Barrio Nuevo, Puplán, La Capilla, El Horcón, Tranca Fanupe, Trapiche, Los Pocitos, Fundo Chapoñan. Hacienda Vieja, El pavo, Tabacal, Quemazón, Muy Finca, Maravillas, Pítipo, Ferreñafe, Señor de la Justicia, Indoamérica, Mesones Muro (distrito) y el pueblo de Mochumí.
Es impresionante la fe del pueblo y sumamente emotivo el instante mismo del encuentro entre las dos imágenes. En la zona conocida como “El Tepo”, Los diablicos, pastoras y margaritos de Mochumí cargando sobre sus hombros a la Virgen chica o “La Andariega”; se encuentran con sus pares de Túcume que cargan la imagen de la Virgen grande. Los mochumanos entregan la pequeña imagen de “La Andariega” y, al verla partir, lloran desconsolados, tristes… ven partir a su madre y, de lejos, le dicen “Adiós mamita linda, no olvides a tus hijos, no tardes en volver…”. La devoción y entrega a la voluntad de Dios, manifestada en el amor a su Madre, es la característica principal de la identidad del tucumano. No podemos comprender la historia reciente de este pueblo, sino a la luz de este rasgo distintivo.
Los diablicos
Según los pobladores, "La danza de los Diablicos" data del siglo diecisiete, pero la escenificación se registra, oficialmente, desde 1780. “… La representación comenzó con una treta para someter a los indígenas al culto católico. De noche, los misioneros españoles, disfrazados de diablos con máscaras pavorosas, emergían de las entrañas de las pirámides en un carretón y recorrían las calles para aterrorizar a los nativos y obligarlos a aceptar a la Virgen. Con el tiempo los diablos bajaron del carretón y empezaron a bailar. Esa artimaña se convirtió en danza dramática del fólklore tucumano para expresar su nueva visión del mundo” (4). "La Danza de los Diablicos", versión moderna de la moralidad medieval, "La Danza de los Siete Vicios". La imagen de la Virgen es acompañada, además, por “Las Pastorcitas”, que son niñas de hasta doce años, vestidas de blanco, con alas y coronas del mismo color para representar la pureza de la Virgen.
En la obra del obispo Baltazar Martínez Compañon “Trujillo del Perú en el siglo XVIII” (reeditada en el año 1985), se muestra un dibujo que muestra la danza de los diabólicos. Se observa al Arcángel San Miguel con siete diablos. Los siete diablos representarían los siete vicios.
Hans Heinrich Bruning (1848-1928), registró una fotografía en Jayanca de la "Danza de los diablicos" con motivo de la celebración de la fiesta de la ascensión del Señor, el día 12 de Mayo de 1904.
La obra de teatro "Los siete vicios" del autor colonial anónimo, se representa anualmente frente al atrio de la iglesia principal de Túcume en Lambayeque. Esta creación artístico religiosa, tiene procedencia española.
Don Georgin Carrillo Vera (Túcume, 1927) es director de "Los diabólicos de Túcume", integrada por lugareños y sus hijos. El argumento de la obra es el conflicto entre el bien (el ángel) y el mal (diablos).
Las tradiciones orales sobre la Virgen Purísima
El tucumano cree que la Virgen fue perseguida por los judíos y se refugió en Túcume y luego fue a Egipto. Cree que mientras duró su permanencia vivió con el niño en el cerro Cueto, donde hay piedras con oquedades que le servían para lavar, cocinar, etc.
Sobre la imagen cree que no le gustaba vivir en Túcume viejo, por eso, aunque la encerraban y amarraban, siempre la encontraban al día siguiente con los pies embarrados en señal que “salía a caminar” por el Cerro Cueto y, por lo tanto, quería que le construyan un templo en ese lugar
Conclusiones
Presenciar la fiesta en honor a la Virgen Purísima de Túcume nos acerca a la comprensión del sincretismo religioso en la costa norte del Perú. Se trata de una celebración con más de tres siglos de historia y que se ha hecho parte fundamental de la identidad del tucumano. La Virgen esta ligada al agua, a la buena cosecha, en general al bien. Existe relación entre el culto a la Virgen y la costumbre milenaria de “pasear” la imagen conocida como “Yampallec” que, de seguro, siguió gran parte de la actual ruta.
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(1) Tomado del artículo “El Culto Subversivo en los Diablicos de Túcume” de Wilma Feliciano (Setiembre del 2004)
(2) Entrevista de Nacional Geographic a Walter Alva (Octubre de 1988)
(3) Tomado del artículo “La Fiesta de La Virgen Purísima de Túcume” de Julio César Sevilla Excebio (Marzo del 2009).
(4) Tomado del artículo de Luis Millones “Túcume” en “Túcume: 500 años después” de Thor Heyerdahl (1996)