Retrato de Fernando VII pintado por Goya para el ayuntamiento de Talavera en 1808 . |
Las Cortes de Cádiz fue “la Asamblea
constituyente inaugurada en San Fernando el 24 de septiembre de 1810 y
posteriormente trasladada a Cádiz hasta 1814 durante la Guerra de la
Independencia Española”. En ella representantes de toda España y sus colonias
de ultramar trataban de mantener la unidad en torno a la figura del exiliado
Rey Fernando VII a quien juraron fidelidad. En la sesión del día 4 de mayo de
1812 ante las Cortes de Cádiz en España, se presentó “una representación (documento/carta)
del cabildo, justicia y regimiento de naturales de la ciudad de Lambayeque”
fechada 10 de octubre de 1811 dando gracias a las Cortes y por su intermedio al
Rey Fernando VII por la eliminación a su favor del tributo indígena que “…pagaban
en señal de vasallaje”. Esta fue “la primera vez que los indios habían hablado
directamente al soberano” según Faliu (uno de los representantes en las
Cortes); otro, el Sr. Guridi y Alcócer pidió se les reconozca como “súbditos” y
no como “vasallos”. Propuesta que no se aprobó por oposición del Sr. Faliu.
Pintura de Casado del Alisal sobre el juramento de los representantes a las Cortes |
La carta contiene párrafos
interesantes que comparto: “Señor el paternal amor y desvelo con que nuestro
incomparable monarca el señor D. Fernando VII y en su real nombre el consejo de
regencia, depositario de la soberanía, procura la felicidad de sus vasallos,
difundiendo sus gracias sobre todos los de estos reinos, hace al cabildo de
naturales de esta capital de Lambayeque el objeto de sus piedades, a ejemplo de
los augustos católicos soberanos sus ascendientes, mirando desde esas
distancias a sus miserables indios con aquella ternura paternal propia del
piadoso corazón de V. M derramando sus beneficios con preferencia a los demás
vasallos. Estos conocimientos, señor nuestro amo, llenan a este pobre cabildo y
a su comunidad de complacencia; y que nuestra humildad y gracias que damos y
exención de tributos con que nos ha distinguido, lleguen a sus oídos, porque no
hay bien que no nos desee, reconociendo
que era el único derecho que pagaba la nación en reconocimiento del vasallaje
debido a su soberanía y suprema protección, consultando nuestro alivio y que se
haga menos molesta una contribución que por sí misma era tan corta; por lo que
sumiso y rendido da este miserable cabildo, justicia y regimiento por sí y a
nombre de su común las debidas gracias al consejo de regencia que hoy
representa a nuestro católico monarca a quien se va a dedicar una misa solemne
en acción de gracias el domingo 20 del corriente mes con iluminación de calle;
pidiéndole a Dios nuestro señor dilate muchos años la real importantísima
persona y el feliz reinado de vuestra majestad para amparo de la nación y demás
estos vasallos" ("Diario de sesiones de las Cortes Generales y Extraordinarias - Tomo IV - N°559 - p. 3139)
Algunos párrafos de esta carta llaman
la atención considerando que ya por ese tiempo en Lambayeque se habían
producido revueltas contra la autoridad colonial: En 1785, se produjo una
revuelta de chiclayanos contra los hermanos Juan José y Juan Alejo Martínez y
Pinillos, propietarios de la Hacienda Pomalca, por los abusos contra los
indígenas de esta tierra a quienes confiscaban ganado y castigaban duramente por,
supuestamente, “invadir sus propiedades”.
El 15 de enero de 1804,
el procurador indígena Clemente Anto, se subleva después de una “larga
y persistente actitud de defensa de sus paisanos…” (Figueroa e Idrogo,
2004). Fue apoyado por ex esclavos (zambos, mulatos, morenos) mestizos y plebe
(indios forasteros). En 1784, el zambo José Patrocinio
Faya (“Geraldo”) fue injustamente acusado de revoltoso y encarcelado.
Junto otros presos, logró escapar y al grito de “¡Viva el rey y muera el
mal gobierno, que no hay justicia en Lambayeque!”. En 1779, se produjo una
protesta de milicianos “pardos” y “morenos” del Partido de Lambayeque contra
los cambios en el régimen de tributación que se inició en 1778.
Habrá que considerar que los autores
de la misiva fueron indios privilegiados y acomodados al status quo de la época.
Además, el lenguaje usado es propio del fidelismo motivado en el virreinato
peruano por Abascal quien propició juramentos de fidelidad en las principales
ciudades y dictó un bando enunciando a Fernando VII “Rey y Señor de España y
Emperador de las Indias…amor al Rey y la decisión de ser inseparables de su
majestad y sus órdenes…”. Los indios privilegiados de Lambayeque mostraron
estar de este lado.
1 comentario:
Muy buena investigación estimado Martín, estas «Rescatando a la historia del tiempo»
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