La relación entre los
procesos históricos y la estructura urbana actual de la ciudad de Chiclayo es innegable;
como lo es el hecho que una serie de decisiones, algunas de ellas inicuas, han
sido gestoras del híbrido caótico que se expone ante nuestros ojos. Además,
ocurre lo mismo con otras estructuras urbanas de la región.
La historia del hombre, por
definición, se gesta en el espacio y el tiempo; se entiende que los lugares
(ciudades, edificaciones, monumentos, etc.) se gestan en dicho espacio a lo
largo de muchas generaciones con formas de pensar, costumbres, tradiciones y
condiciones distintas en cada período; pero superpuestas y convertidas en
realidades evidentes, concretas. La actual estructura urbana se origina en el
dominio histórico del espacio y la topografía, condiciones atmosféricas,
recursos…hemos pasado de diseños primitivos a otros más sofisticados. Pero
¿Cómo entender las transformaciones constructivas y los cambios funcionales de
las estructuras urbanas producidas en Chiclayo a lo largo de la historia? Es
imposible, actualmente, para el común de las personas (también para algunos
especialistas) determinar una correcta secuenciación histórica de las
edificaciones urbanas de nuestra ciudad.
Hay algunas casonas
republicanas de inicio del siglo XX, pero fueron demolidas algunas huacas en el
mismo tiempo; existen pocos espacios de estilo mudéjar, callejones, rústicas
casas de adobe, altos edificios fríos y duros, otros, cálidos y de formas variadas…
edificios intervenidos y modificados en su diseño, otros que cambiaron su
función inicial alterando su significado. Todo convive y no ha sido explicado,
definido; construcciones de tiempos y estilos distintos nos hablan de una
historia del pensamiento lambayecano a la que resulta indispensable acceder. Es
necesario plantear en espacios académicos una historia de las edificaciones,
como parte de la Historia de la arquitectura de Lambayeque.
La Historia sistematizada
de la arquitectura lambayecana nos permitirá relacionar lo que está y lo que
fue; lo que vemos con lo que no vemos. Esta es la historia de las edificaciones
que despertará nuestras capacidades de conceptualización y recreación de las
realidades. Necesitamos comprender la historia de nuestro espacio chiclayano y
lambayecano en su totalidad y, por lo tanto, los procesos que propicien el
conocimiento y la captación de los edificios, debe ser implementado de manera
científica, sistemática.
En este sentido es digno de
elogio el trabajo histórico realizado por la Arq. Velia Beltrán centurión con
su “Vademécum arquitectónico” (2011) y los permanentes aportes en la
interpretación de los Monumentos Históricos de Chiclayo. Su artículo más
reciente sobre la historia de la Catedral de Chiclayo es absolutamente
ilustrativo y conmovedor.
Según Ham (2006) “Cuando
exploramos ciudades, la percepción que tenemos de las mismas depende de muchas
variables subjetivas y otras objetivas que actúan sobre las sensaciones”;
considero que muchos nos vemos impedidos de aprehender el significado del
patrimonio cultural (edificios incluidos) pues no tenemos los lineamientos para
su decodificación. Nos quedamos solo con la percepción visual sin llegar al
nivel de la comprensión histórica. Perviven nuestro interés y curiosidad, lo
cual sirve de base para el aprendizaje tan necesario de esta realidad.
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