Por: Rosa Cortez - Paola Siesquén - Martín Cabrejos
Sobre aportes culturales de esclavos en
Lambayeque no existe, a decir de la socióloga Sonia Arteaga (Directora del
Museo Afroperuano de Zaña) documentación suficiente que permita dilucidar cada
una de las interrogantes existentes respecto a la práctica cotidiana, que
implique una forma particular de cultura, de la población negra en Lambayeque
entre los siglos XVI al XVIII.
Existen permanencias que, a la actualidad,
significan motivo de admiración o sorpresa. Por ejemplo, en nuestras
investigaciones hemos llegado a saber, gracias al aporte de Sonia Arteaga, que
el término “okey” es africano y significaba la satisfacción del negro en dicho
continente en el instante mismo de la culminación de las labores de cosecha.
Tal término, hoy usado cotidianamente en Norteamérica, es también conocido en
el Perú, llegando a formar parte del habla cotidiana de la gran mayoría de
nuestros habitantes jóvenes. Dicha permanencia nos permite inferir que no se
trata del único vocablo ni de la única costumbre heredada de la población negra
esclavizada en esta zona del mundo. De esto nace el interés de conocer más
sobre tales costumbres. De las respuestas que obtengamos a nuestras
interrogantes dependerá la explicación de muchos de los aspectos de nuestra
cultura actual. Debemos destacar que no hemos encontrado bibliografía que
certifique lo que, a nuestro juicio, es una especulación de la Srta. Sonia
Arteaga.
Como en el caso anterior, son muchos los
aportes de los negros en beneficio de la cultura lambayecana. El mestizaje
cultural en nuestra tierra incluye los valores y costumbres negros de una forma
tal que el poblador de a pie intuye, sospecha, cree, que existe una riqueza
particular que ha sido asimilada por la cultura lambayecana, de manera que lo
negro (como lo chino o lo japonés, lo alemán o lo italiano) en nuestra tierra
se ha hecho parte de una cultura única que es al mismo tiempo resultado de
aportes de diversos pueblos en tiempos distintos.
Para la realización del presente trabajo se
ha aplicado el instrumento denominado “Guía de entrevista a especialistas” para la cual recibimos el apoyo
invalorable de la Socióloga Sonia Arteaga, Directora del Museo Afroperuano de
Zaña, quien en coordinación con el Dr. Luis Rocca Torres; validó el documento
en mención. Se debe esaltar el hecho que ambos personajes son los estudiosos
más distinguidos sobre el tema en la región Lambayeque y cuentan con un amplio
prestigio a nivel nacional e internacional.
La delimitación de la presente investigación impide
abarcar la totalidad de costumbres que se intuye como originales de la
población negra en nuestra tierra en tiempos recientes de nuestra historia. Sin
embargo es posible encontrar una riqueza inigualable en los aportes culturales
de los negros esclavos de Lambayeque entre los siglos XVI y XIX. A
continuación, como resultado de las entrevistas sostenidas con los expertos en
la materia anteriormente mencionados, mostramos los principales aportes
culturales de negros esclavos de Lambayeque entre los siglos XVI al XIX.
A)
Afronegrismos:
Expresiones orales.
Según Velásquez (2003), es
innegable la influencia negroide en el habla popular. Desde Trujillo hasta
Tumbes se encuentran una serie de vocablos y frases de procedencia afro. En
Zaña, en Capote, en Chulucanas, Sullana, Las Lomas, Morropón y especialmente en
Yapatera, pueblos de incuestionable influencia negra, existe un vocabulario muy
especial, utilizado en la comunicación oral.
En los trabajos de Nicomedes
Santa Cruz, Pedro Alvarado, Carlos Espinoza, Fernando Barranzuela, Juan Félix
Cortes, entre otros, aparecen palabras de procedencia negra tan comunes como:
churre, ¡che!, ¡gua!, guarapo, cocacho, carcancha, concolón, cuco, chivo, ñaño,
que son utilizados como parte de su literatura pero recogidos de la tradición
popular, con los cuales expresan vivencias directas y pasajes de la vida
cotidiana de los pueblos norteños.
Romero (1988), en su trabajo
“Quimba, Fa Malambo, Ñeque”; citado por Velásquez (2003) consigna 400 vocablos
o afronegrismos incorporados al habla popular peruana. Lo extraordinario es que la gran mayoría de ellos forman parte
del vocabulario cotidiano de los pueblos norteños. Tan es así que chiclayanos y
piuranos los consideran parte de su cultura. Aquí algunos de ellos: arrebiatado,
batán, cachema, callana, carcancha, colólo, concolón, cumanana, curcuncho, chachá,
chavelo, ¡che!, chinguirito, churre, ¡gua!, guarapo, ñaño, ñaña, macanche,
maganche y miche.
Estas palabras, de origen
afro como se ha demostrado en los estudios de Fernando Romero, Martha
Hildebrant, y otros, tienen procedencia africana y conforman el ideario de la
gente norteña.
A
continuación se presenta el significado de las palabras antes mencionadas:
Arrebiatado: Insecto
o plaga del algodón, propio de estas tierras, que para los agricultores
piuranos y chiclayanos es una maldición,
porque cuando no se le combate a tiempo arrasa con sus cosechas.
Batán: Instrumento
de molienda de condimentos y sazonadores de las comidas chiclayanas y piuranas.
Generalmente se le fabrica en un tronco de madera de algarrobo o en una piedra
especial, teniendo ambos como moledora una piedra ovalada semejante a media
luna, adaptada a la cavidad del batán.
Cachema: Pescado
procedente de los mares sechuranos y piuranos convertida en el insumo preferido
de la sabrosa culinaria norteña.
Callana:
Para preparar la cancha de maíz tostado como se le llama, el cual se prepara de
manera natural, pues el recipiente de barro así lo permite, siendo el
acompañante principal de los cebiches y piqueos.
Carcancha: Referida
a un utensilio viejo y un tanto deteriorado, pero también a la gente delgada o
un poco desvalida.
Colólo:
Es el sapo en todas sus variedades, los cuales abundan al borde de las acequias
en las zonas húmedas, pero también alrededor de las plantaciones y son muy
abundantes y hasta familiarizados entre niños y adultos.
Concolón: Residuo
final del arroz graneado y que en el caso de Piura es costumbre del ama de casa
producir en el fondo de olla este resultado, que se convierte en un plato más,
pues el concolón es crocante aceitosito y como acumula los saborizantes del
arroz es un potaje especial que se sirve con el jugo del cabrito o del pato
estofado.
Curcuncho:
Expresión que va rodeada de varias frases como ¡me tienes curcuncho! (me
llegaste hasta el cuello), que expresa colmo de la paciencia.
Chachá: Para referirse a la ropa nueva
o la combinación que el negro o el norteño usa generalmente en las fiestas
patronales o en los acontecimientos más importantes de su medio.
Chavelo:
Denominación que se da a los hombres que tienen como nombre Isabel, pues no
solamente dicho nombre corresponde a una mujer, ya que es frecuente que los
varones también se les bautice con este nombre de Isabel con la diferencia que
ellos serán Chávelos y la mujer será Chávela.
Che!:
Que se convierte en una interjección que expresa rechazo, protesta, una actitud
de duda o vacilación frente a la orden o expresiones del superior o de otras
personas.
¡Gua!:
Interjección para expresar sorpresa, manifestar cierto rechazo o la no
aceptación frente a la opinión del inter locutor; además esta palabra va
acompañada generalmente de una frase o de otra palabra que expresa una condena
o un calificativo, generalmente como palabra soez o "lisura" como le
llaman los piuranos.
Chinguirito:
Potaje típico de los pueblos lambayecanos, generalmente preparado del pez guitarra
seca, tipo cebiche, muy cotizado y orgullo del pueblo de Zaña, Lambayeque,
Monsefú y otras poblaciones chiclayanas.
Churre:
Típica expresión de la gente de Piura y Lambayeque, pero mucho más acentuado en
este último departamento para referirse al niño, aunque también se use como
peyorativo para insultar o ridiculizar a las personas de baja estatura.
Guarapo:
Aguardiente de caña de azúcar fresca y en estado natural, el mismo que con
mayores días de fermentación recibe el nombre de yonque, que según los
pobladores de Capote es una terminología que trajeron los negros para referirse
al cañazo, aunque en la serranía de Piura se le denomina también con el nombre
de primera o pócima.
Ñaño:
Si bien es un término utilizado en varios puntos del país, especialmente en el
ande, en los pueblos piuranos es muy frecuente, pues ñaño es sinónimo de churre
o niño y la primera palabra que aprenden es esa. a pesar que prefieren
distinguirla de las otras al referirse al infante o al niño muy pequeño, aunque
por sí las dudas el piurano se refiere a ñañito o ñañita, más grandecito será
ñaño o ñaña y con unos añitos será churrito o churre.
Macanche:
Serpiente muy grande, de entre dos a cuatro metros que abunda entre los algarrobales
y arboles frutales de Lambayeque.
Mangache:
Término usado como peyorativo de persona poco grata o sin iniciativa; aunque
también se usa como insulto y en algunas ocasiones para referirse a quienes no
cumplen sus obligaciones u órdenes por pereza.
Miche: Término
de innegable origen afro generalmente está referido a los gatos en la
terminología afro peruana.
Pueblos como Capote, Zaña. Morropón y
Yapatera, utilizan tan frecuente estas palabras o expresiones, que se
convierten en los medios más efectivos para conocer su idiosincrasia y la
tradición cultural de su gente.
B)
Instrumentos
musicales.
Rocca (2010), resalta que
los afrodescendientes del norte del Perú han hecho aportes significativos con
sus variantes musicales. Han contribuido con sus propios matices a la historia
de los instrumentos musicales. Las fuentes utilizadas para corroborar dicha
información son las siguientes: 1) iconografía de siglos XVIII y XIX, 2)
fuentes escritas, 3) tradiciones orales y 4) prácticas musicales a partir de
las primeras décadas del siglo XX en poblados afronorteños.
Cabe destacar el aporte de
la iconografía norperuana, ya que en esta región se habrían realizado en el
siglo XVIII los primeros dibujos de la quijada de burro, la cajita, la marimba,
las tablitas, los cascabeles y un instrumento de medio calabazo.
Otro aporte significativo
del norte es que sería el primer lugar de las Américas en donde se utilizarían
los calabazos redondos conocidos como angara y checo, que se percuten con las
manos directamente. También le cabe el privilegio a un gran pintor piurano
Ignacio Merino el dibujar a los afrodescendientes tocando los calabazos
grandes, a mediados del siglo XIX.
El estudio y la
reconstrucción de instrumentos musicales considerados ya desaparecidos podrían
generar una gran transformación de los ritmos afroperuanos. Varios instrumentos
importantes de la historia de los afrodescendientes se habían extinguido, como
los tambores tradicionales de botija y tronco largo, la marimba, y había
peligro de desaparición de la angara y el checo. Llama la atención que en el
Perú, que tuvo una significativa población de origen africano, haya
desaparecido los tambores membranófonos tradicionales.
§ Instrumentos usados en
Lambayeque según las estampas de Martínez de compañón
Rocca (2010), el Obispo
Martínez de Compañón, en el último tercio del siglo XVIII, con un equipo de
pintores e intelectuales, preparó una gran obra sobre el norte del Perú, que
incluye descripciones y dibujos:
Marimba.
En la estampa 142 de la obra de Martínez de Compañón, titulada “Negros tocando marimba y bailando” (ver
anexo 6), aparecen dos afrodescendientes jóvenes tocando marimba. El modelo
norteño del instrumento difiere en su forma de otras marimbas utilizadas en
Lima.
La marimba forma parte de
los instrumentos musicales de los africanos y descendientes en diversos países
de la diáspora africana en Latinoamérica y el Caribe.
Tablitas.
También en la estampa 142, se presentan dos mujeres tocando dos palitos que tienen
forma de castañuelas. ( Rocca, 2010, 67).
Quijada de burro.
En la estampa 145, denominada “Danza de los Diablicos” (ver anexo 7), aparece
uno de los demonios tocando una quijada de burro, teniendo en su mano derecha
un raspador, que probablemente sea de madera. Tal vez la imagen de dicha danza
sería una de las primeras pinturas que se haya hecho en el Perú de la quijada
de burro. Está confirmado que la quijada de burro ha sido tocada por los
afrodescendientes en varios países latinoamericanos.
Cajita. En
la misma estampa anterior, aparece un personaje tocando la tradicional cajita,
que tiene una tapa que se abre y se cierra. La percusión se daría subiendo y
bajando la tapa, porque no se percibe en la imagen un palito con el cual se
hace un acompañamiento musical en tiempos posteriores. Se debe tomar en
consideración que la cajita es rectangular muy diferente a las contemporáneas
de Lima que son cónicas.
Calabazo ovalado.
En la lámina 141, “Danza de Negros”
(ver anexo 8), aparece un instrumento de medio calabazo ovalado. Este es
el instrumento más difícil de explicar y de reconstruir. Una de las
interpretaciones es que en la parte central habría una pieza ranurada, que
serviría para raspar. La descripción que hace Romero (1945), es la siguiente: “Lleva
colgada al cuello una media calabaza con tapa, en cuyo eje mayor corre un
listón acanalado contra el cual frota los palos que tiene en la mano”. Otra
interpretación sería que por el uso de dos baquetas se trataría de un
instrumento de percusión. Lo más difícil de explicar es sobre qué superficie se
tocaba y queda finalmente la pregunta: ¿se trataba de un cuero con el cual se
sujetaba o se templaba?, sabiendo que el calabazo tiene una textura totalmente
lisa. De otro lado, la complejidad del instrumento es tal que se necesitaban
dos personas para trasladarlo durante las comparsas. Además del tocador, había
otra persona que sujetaba el instrumento con una cuerda en uno de sus extremos.
Tamborcillo.
En la estampa 140, “Danza de Baile negritos”, (ver anexo 9) aparece un
afrodescendiente tocando un tamborcillo con una baqueta y simultáneamente toca
un flautín. El tipo de tamboril que toca el afrodescendiente en el siglo XVIII,
después aparece en diversas imágenes de pintores del siglo XIX en la costa
peruana. Es importante examinar la importancia de este tamboril en la fase de
transición musical de los afroperuanos en el siglo XIX. Hay evidencias de influencia
española en la confección de dicho tamborcillo. Ya en la primera mitad del
siglo XX cabe destacar que el zañero Víctor Gamarra, que era pregonero
municipal, recorría las calles acompañadas de un tamborcillo para anunciar los
bandos del alcalde.
Cascabeles en los tobillos.
En la lámina 145, “Danza de los Diablicos”, aparecen todos ellos con un
instrumento sujetado en cada tobillo. Al parecer se trataría de cascabeles
sonoros. Cabe recordar que en Huánuco y el Altiplano existen danzas de negritos
y morenadas en que se usan los cascabeles. En Paita (Piura) los danzantes
solían usar durante todo el siglo XX la variante de caracolitos o pequeñas
conchas marinas, en una pierna y en una mano, en las fiestas de negritos y de
diablicos.
Vihuela.
Instrumento de cuerda de origen hispano. Aparece en dos láminas de Martínez de
Compañón ejecutadas por afrodescendientes. En primer lugar está en la lámina
141 y en segundo lugar en la lámina 145. En la forma del instrumento hay que
destacar el doble de la parte superior en donde van las clavijas. Lo anterior
revela que un instrumento musical tradicional de los españoles fue utilizado
por los afrodescendientes en el siglo XVIII.
§ Tambores en Lambayeque: La
versión de Stevenson.
Tompkins (1981), señala la
versión del viajero William Stevenson sobre los tambores. Dice textualmente “Ya
en el siglo XVI habían llegado protestas al municipio de Lima con quejas de que
los negros hacían bailes con tambores en la vía pública, deteniendo el tránsito
y asustando a los caballos. Casi dos siglos después los tambores eran todavía
esenciales para la música afroperuana. Stevenson vio negros jóvenes bailando
con tambores en el norte del Perú”.
Es probable que Stevenson se
refiera a los tambores de tronco largo. Estos instrumentos musicales se habrían
extinguido en el siglo XIX. Las imágenes de dichos tambores sólo fueron
registradas por Pancho Fierro en la marcha cívica de 1821 y por Atanasio
Fuentes en su obra sobre Lima, de 1867. Dichos grabados han servido para que el
Museo Afroperuano de Zaña inicie los estudios y la reconstrucción de los
mencionados tambores. El tambor de tronco largo, de un solo parche, reconstruido mide un metro de largo con un diámetro de 38 centímetros. Está
hecho con un árbol de eucalipto, que tiene una madera dura.
§ El checo y la angara en las
pinturas de Ignacio Merino
Rocca (2010), expresa que el pintor
Ignacio Merino, nacido en Piura, hizo dos estampas en que se perciben
afrodescendientes percutiendo un calabazo redondo grande, mientras que a su
lado hay una persona tocando una guitarra.
La angara. La primera
pintura ampliamente divulgada, conocida como La jarana, fue realizada entre los
años 1840 - 1850. Es una escena de diez personas a campo abierto. Un
afrodescendiente sentado en el suelo está percutiendo con las manos sobre un
calabazo redondo. Junto a él hay un guitarrista. (Ver anexo 10)
En el mismo período pintó Copla criolla,
en la que aparecen dos personajes. Uno de ellos es un afrodescendiente tocando
la angara y un guitarrista (ver anexo 11). Esta obra forma parte de la
colección de Víctor Larco Herrera. El 2 de noviembre de 1923, se publicó por
primera vez la reproducción de la pintura de Ignacio Merino titulada Copla
criolla en la carátula de la revista Mundial.
El checo.
Es un calabazo vacío más pequeño que la angara. A diferencia de ésta, el checo
tiene una abertura rectangular en uno de los costados. En la tradición oral de
Zaña aparece el checo como un antiguo instrumento de percusión costumbrista. La
primera referencia escrita sobre dicho instrumento musical la hizo el escritor
José Clodomiro Soto, quien acudió a una chichería en Zaña donde se desarrollaba
una jarana a fines del siglo XIX. En 1894 publicó en el periódico La Integridad de Lima su testimonio de
la jarana, incluyendo un cantar denominado baile tierra. Posteriormente, en
1938, José Mejía Baca participó en otra jarana en Zaña y allí describe con
mayor precisión las características del checo y cómo se tocaba.
§ Otros instrumentos musicales
Tambor de botija de barro.
Respecto al norte del Perú, diversos testimonios orales registrados en Zaña a
partir del año 1975 señalaban que antiguamente existía el tambor de botija en
dicha ciudad como uno de los principales instrumentos de percusión. La señora
Rosa Campaña, Menciona que 1975 los zañeros mayores tocaban a comienzos del
siglo XX el mencionado instrumento musical.
Ricardo Morales Balcázar, nacido en el año
1921, en Zaña, informa que: “Hace ya varios años, 30 años atrás, la señora
Carolina Seminario, que vivía en la calle Independencia, me contó que hace
muchos años había un señor que le decían "Negro Grande" y que hizo un
tambor de tinaja templado con cuero de burro y sonaba muy fuerte y se escuchaba
en todo Zaña. Esa era la novedad y la gente iba a escuchar porque era una cosa
maravillosa”.
Se ha logrado confirmar que en seis
localidades de la costa peruana se tocaba dicho tambor en Chincha, Cañete,
Pisco, Lima, Chancay y Zaña. Este instrumento era preparado con un cántaro de
forma cónica que servía para conservar el pisco o vino y para trasladarlos a
otras localidades del país. Medía de largo cerca de 90 centímetros y la boca
superior cerca de 40 centímetros. En algunos corrales de antiguas casas de Zaña
se ubicaron dichos cántaros de antaño y se logro reconstruir cuatro instrumentos
de percusión membranófonos. Dichos tambores recreados entre mayo y junio del
2010 se encuentran en el Museo Afroperuano de Zaña.
Las medidas del tambor son las
siguientes: la boca superior tiene 42 centímetros de diámetro y la abertura
inferior tiene 25 centímetros. El largo mide 67 cm.
En el proceso de reconstrucción se usó
un cuero de chivo cubierto con sal y secado con los rayos solares. Luego el
cuero cubrió la parte superior y fue templado con soguilla de cabuya y tres
aros de fierro. La sorpresa mayor fue que al ser percutido con las manos se
demostró que la potencia de sonido es mayor al de los tambores modernos de
madera (membranófonos).
Los estudios de Tompkins, Fernando
Romero, Nicomedes Santa Cruz y Chalena Vásquez confirman en sus libros la
existencia del tambor de botija de barro. Algunas fuentes escritas de Lima,
indican que se usaron desde el siglo XVIII en la costa peruana.
Violín de calabazo (¿o arpa cuca?). Diversas versiones se
refieren a un instrumento musical con una o varias cuerdas, cuya resonancia
salía de la mitad de un calabazo vacío en forma de pera, cortado por la mitad.
En Zaña se recogió la versión el 1 de junio de 2010, de parte de la señora
Concepción Suárez Romero, de 84 años, que su esposo le había informado que existía
antes una especie de violín hecho con la mitad de un calabazo vacío. Decía que
tenía una o varias cuerdas que iban de un extremo a otro.
Profundizado tal versión se ha
encontrado los siguientes datos: Según Sonia Arteaga, en sus estudios sobre los
viajeros extranjeros en el Perú, uno de ellos confirmó que en Puno había un
“charango” con cuerdas, hecho con un resonante de calabazo. De otro lado, la
misma versión se ha recogido en las zonas altoandinas de Lambayeque.
Según Vásquez (s/f) citado por Rocca
(2010), el arpa cuca es un instrumento de cuerdas de la costa norte peruana,
que se confeccionaba con una calabaza de cuyos extremos se templaban varias
cuerdas, cuatro o cinco. No tiene afinación conocida.
Tompkins
(1981),
indica que había en el Perú el arco musical. Citando a Stevenson informa sobre
“una cuerda de tripa de gato sujeta a un arco que se toca con una varilla”.
Agrega que “existen diversos tipos de arcos musicales, incluyendo aquellos que
emplean una clavija para afinar y las que pueden llevar un resonador de
calabazo”
De las anteriores versiones, tres de
ellas se refieren al norte del Perú y la posibilidad del uso de un calabazo de
resonante, que con una o más cuerdas se podría convertir en un instrumento
musical. De todas las versiones, una de ellas informa de su uso en un poblado
de afrodescendientes: Zaña. También existe una versión que tradicionalmente se
usaba ese instrumento en las zonas altoandinas del norte, particularmente en
las serranías de Lambayeque. Falta profundizar el estudio de dicho instrumento.
Lo que sí queda claro es que el calabazo y sus variadas formas se transformaron
en diversos instrumentos musicales.
Güiro.
El norte del Perú es uno de los lugares de mayor producción de calabazos
alargados y tubulares con los cuales se confeccionan los güiros. Se les hacen
ranuras y con un palillo alargado se le raspa. No se sabe con exactitud el
momento de la historia en que se empezó a tocar dicho instrumento en el Perú,
pero hay evidencias que a mediados del siglo XX se acrecentó su uso en las
ciudades, principales por la influencia de la música caribeña y mexicana. A
partir de los discos y películas producidos en dichos países se difundió el uso
de dicho instrumento en el Perú. Particularmente en el norte fue fácil el proceso
ya que los calabazos alargados estaban a la mano en las campiñas.
En su obra Afro - American Folksongs
(Nueva York, 1914), Krehbiel citado por Santa cruz (s.f), escribe: “En África,
frotar una madera rayada unida a una calabaza hueca es un método común de
producir sonidos”. Estos tipos de güiro, de indudable origen Congo, hace mucho
que desaparecieron de entre nosotros.
El güiro actual es un simple calabazo
alargado, que se toca pasando a compás una varilla de metal sobre las estrías o
canales paralelos, labrados transversalmente en el lado opuesto al orificio que
le sirve de resonancia y agarradera para la mano izquierda.
Afirma Llorens (2003), “Güiro es el
nombre genérico de fruto antillano parecido a la calabaza. Para los yorubas el mundo es un güiro, por lo
cual el universo está formado por la sustancia que se desprende del interior de
este vegetal. De su cáscara también se prepara un instrumento conocido con el
nombre de chekeré”.
La rasca rasca o carrasca. Se
prepara con caña de Guayaquil. Algunos lo denominan “bambú”. Tiene forma
tubular y mide entre 20 y 25 centímetros. Se le hace ranuras y con un palillo o
alambre sirve de raspador. El Museo Afroperuano de Zaña está reactivando su uso
en su versión rústica tradicional.
Santa Cruz (s.f), menciona que la
carrasca es un instrumento musical de tipo dentado o ranurado, cuyo origen se
puede atribuir tanto a la América precolombina como al África. Construida en
los más diversos materiales (huesos humanos, cañas de bambú, maderas duras,
etc.), la carrasca es instrumento precursor del güiro y el guayo.
Sonajas pequeñas. En
el norte existen calabazos muy pequeños de forma redonda, que al ser sacudidos
servían como sonajas. La siguiente es versión oral del zañero Santos Espinoza:
“Con el fruto de los calabazos pequeños se hacían sonajas. Con una pita o hilo
se juntaban varias "calabacitas" y servía para arrullar a los niños”.
Esta práctica habría durado hasta mediados del siglo XX.
C)
Música,
Canto y danzas
§
El baile de los diablitos.
Rocca
(2010), hace referencia que el baile de diablitos es uno de los más antiguos y
extendidos de la costa norte del Perú y otras regiones. Durante el período
colonial, en diversos países de América Latina, las danzas de los diablos
tuvieron como finalidad afirmar y difundir la religión cristiana.
Durand
(1989), citado por Rocca (2010), menciona que al sur de Francia se practicaba
la danza de los diablos. Otra información importante es que en algunas
procesiones, durante la celebración del Corpus Christi en España, en el siglo XVIII,
se presentaban “los diablitos”, según los estudios del escritor cubano Fernando
Ortiz. Por ello es probable que dicha danza haya sido trasladada por los
españoles a América durante el período colonial.
Con
los nombres de danzas de diablicos, diablitos, diabladas y son de los diablos
se practicaba en diversos lugares del continente durante el período colonial.
En el norte del Perú la danza de los diablicos durante la Colonia la
practicaban afrodescendientes e indígenas yungas y altoandinos.
Rocca
(2010), la comparsa salía durante la celebración del Corpus Christi; sin
embargo, en el norte la fecha se modificó, adaptándose al calendario festivo o
religioso de cada localidad. Sobre Lima las referencias al son de los diablos
se encuentra en fuentes escritas y en la iconografía. Respecto al siglo XIX,
los registros más importantes corresponden a Francisco “Pancho” Fierro. Pero
podríamos afirmar que la pintura más antigua corresponde al norte del Perú en
el siglo XVIII.
Martínez
Compañón estampa 145, (ver anexo 7) presenta en su obra una imagen de dicha
expresión musical con siete diablos, tres músicos y cuatro danzarines, más una
imagen celestial, que podría ser el arcángel San Miguel. Sin embargo, en los
poblados norteños solamente le denominan “El Ángel”. Los músicos tienen tres
instrumentos: el de la derecha lleva una cajita, el del centro una quijada con
un palillo, raspador de las muelas y el tercero el de la izquierda una
guitarra. Por los instrumentos musicales es evidente que se trata de una cuadrilla
de afrodescendientes.
Cada
uno lleva una máscara con tres cuernos y tienen cascabeles en los tobillos. La
vestimenta de cada diablo está constituida por una camisa y pantalón de tiras
multicolores. El diablo mayor tiene una máscara más grande con cuernos de
venado. Cuatro diablos llevan látigos; el arcángel San Miguel o el llamado
Ángel porta un escudo y una espada para enfrentarse al diablo mayor. Cuatro de
los diablos llevan barbas de chivos. Cabe resaltar los tres cuernos que lleva
cada demonio.
Aquí
vemos una diferencia con las máscaras antiguas y contemporáneas de los diablos
de Lima. Otra de las diferencias con los diablos limeños es que en el norte
aparece el Ángel, mientras que en Lima, ya en la segunda mitad del siglo XIX,
estaba fuera de escena.
§ Danza
de los negritos o bailenegritos
Según Rocca (2010), el Bailenegritos ha sido en su
origen diferente al de los diablicos. En el primero no usan máscaras ni
látigos. Es muy sencillo: los afrodescendientes de la Colonia no necesitaban
disfrazarse de “negritos”. Lo eran ellos mismos. En cambio en las zonas
altoandinas, los indígenas y mestizos tenían que colocarse máscaras de “negros”
y/o pintarse el rostro con diversos tintes negros o betún.
La
danza de "bailenegritos" se registra también en diversos países
latinoamericanos. Antiguamente los instrumentos de percusión eran diferentes.
En el bailenegritos usaban marimbas y tamborcillo, en el baile de los diablicos
frecuentemente usaban quijada de burro y cajita.
En
la obra de Martínez Compañón figuran dos láminas del bailenegritos:
En
una de ellas, aparecen bailando con pañuelos y gorros dos afrodescendientes. El
gorro se sujeta con una mano, mientras la otra sostiene un pañuelo cada uno.
Otro sujeta con sus manos una sombrilla para proteger del sol a una persona que
lleva una máscara de español (Ver anexo 9).
Entre
los instrumentos está un tamborcillo tocado con palitos. Importante es la
escena de dos afrodescendientes bailando con un pañuelo en la mano cada uno.
Ello revelaría que en el norte había un antecedente de las danzas de baile de
pañuelos: baile tierra, marineras y tonderos.
§
Danzas rituales de funerales en Lambayeque
El
viajero europeo Wiener (1993), citado por Rocca (2010), afirma que este, llegó
a la región de La Libertad en 1875 y fue testigo de una escena que lo
impresionó. Se trataba de la danza y cantos durante los funerales de un niño
afrodescendiente.
Asimismo
Rocca (2010), menciona que este hizo un dibujo en que aparece el cuerpo de un
niño fallecido, sujetado en una silla. Al cuerpo le han colocado alas como si
fuera un
“angelito”. Cuatro afrodescendientes cargan en andas la silla y el niño está en alto. En torno a él hay varias parejas afrodescendientes cantando y bailando.
“angelito”. Cuatro afrodescendientes cargan en andas la silla y el niño está en alto. En torno a él hay varias parejas afrodescendientes cantando y bailando.
Estos
rituales de cantos y danzas en los funerales, también se habían registrado al
interior de cofradías de Lima durante el siglo XVIII, según se describe en el
Mercurio Peruano, describiendo el sepelio de adultos. Lo nuevo en los rituales
norteños que vio Wiener es que trataba de un recorrido fúnebre por las calles
cargando al niño muerto.
El
dibujo de Wiener titulado “Funerales de un negrito cerca de mampuestería de
Trujillo” es de mucha importancia ya que en el siglo XIX resulta escasa la
iconografía de los afrodescendientes norteños sobre este tema. En la pintura
mencionada se puede apreciar las vestimentas de hombres y mujeres en el año
1875 y la forma como daban algunos pasos.
§
La Puerca Raspada o Chancha Raspada.
Rocca
(2010), alude que debemos a Collantes (1988), los primeros informes sobre “la
puerca raspada”, en su trabajo titulado “La Conga, Triste cumananas y Tonderos”
en la que hace referencia a dicho cantar.
En
1867 los baltistas chocaron con las fuerzas gobiernistas en Lambayeque. El 14
de diciembre sitiaron el Fuerte Mudariegue y luego los baltistas lo atacaron.
AI respecto Collantes hace el siguiente relato:
Intervinieron
en este hecho valerosamente la negra "Pitinga", la "Ñata
Fidela", la "Mama Jacoba" y la negra Nevado, la más pintoresca,
que recorría el pueblo montada en caballo, usando pantalones en lugar de capuz,
agitando banderas y pañuelos, quemando cohetecillos, profiriendo gritos y
bailando lo que dio en llamar "la puerca raspada", cuyo nombre se
cambió después por el de "polca raspada", bailecito muy popular y de
moda en aquel tiempo.
Aquel
día se subieron al techo de los altos del fuerte y desde allí llamaban la
atención de las fuerzas gobiernistas, que se encontraban a unos 200 metros de
distancia, en la prolongación de la calle San Isidro, antes calle de los
Zalazares, allí la Negra Nevado hacía de hombre y la Ñata Fidela de mujer,
bailando descalzas con las polleras levantadas, se golpeaban con el empeine del
pie derecho en la pantorrilla izquierda, produciendo una especie de palmada que
hacía acompañamiento al canto que decía:
La puerca raspada
la niña casada
a tan casadera
por ser hechicera.
Negra, negra, negra
sácate ese pique
mi amo, mi amo, mi amo
ya me lo saqué
no me pegue usted
mi amo, mi amo
ya me lo saqué.
Rocca
(2010), también señala que en Tumbes conocieron al folklorista Luis Ramírez,
quien indicó que en ese departamento conocían el baile de la “chancha renga” o
“chancha raspada”.
Rocca
(2010), respecto al relato de Collantes (1988), destaca varios aspectos. En
primer lugar, la presencia de un grupo de mujeres afrodescendientes que
practicaban la danza de la chancha raspada en Lambayeque, a mediados del siglo
XIX.
En
segundo aspecto es que entre las mujeres participantes una Pitinga, es decir
una persona de raíces similares al grupo cultural denominado Pitingos que también
se establecieron en Piura y que tenían la particularidad de ser personas de
mucha fuerza y valor, preparadas para el enfrentamiento. La referencia al amo y
las órdenes del amo, revelan que esta canción surge en períodos de esclavitud.
Al respecto en la canción hacen referencia a “mi amo”.
§
El Baile Tierra.
Rocca
(2010), resalta que el baile tierra es una antigua danza popular de la costa
peruana del siglo XIX. Es probable que sea más antiguo que el tondero y la
marinera norteña. Es un canto arrollador, alegre de corta duración. Se bailaba
en pareja. Se acompañaba con boro y palmas. Antiguamente se interpretaba con el
instrumento de percusión llamado checo, y con vihuela o arpa. La danza es con
pañuelos y con una limeta, calabazo de licor sobre la cabeza.
Hasta
el momento solo se conoce el baile tierra como una denominación general, pero
no había datos específicos sobre su significado. En el año 1975 se registraron
una veintena de canciones de baile tierra en el pueblo rural de Zaña, al norte
del Perú. Los cantantes fueron afro descendientes nacidos en las primeras
décadas del siglo XX.
Ricardo
Palma es uno de los primeros en hacer mención al baile tierra en el norte del
Perú, registrando el dato en 1861en la ciudad de Chiclayo, durante el triunfo de
los baltistas. Al respecto dijo “Poco de piano y mucho de guitarra, natía de
vals, polcas, dancitas, ni cuadrillas, baile de la tierra nacional y punto”.
El
viajero Wiener (1993) citado por Rocca (2010), que estuvo en la costa peruana
hace referencia que en 1875 “se baila desde el vals, hasta la chilena, el baile
tierra y la zamacueca”. También fue testigo del baile tierra en el Cuzco, lo
cual le permitió hacer una comparación con la forma de interpretar dicha
melodía en Lima. Dijo Wiener:
Se
baila en el Cuzco, y mientras se ejecutan las danzas regionales, hombres y
mujeres pertenecientes a la misma sociedad son de una elegancia perfecta. Estos
bailes, que se llaman en la costa ya sea la cueca, la chilena, o ya sea el
baile o bailecito de tierra, toman en esta ciudad aires muy diferentes que en
los salones de Lima. (p.127)
Una
de las más antiguas letras del baile tierra es: “Hablan los negros del Combo”,
que es uno de los más antiguos de Zaña, recopilada originalmente por el
sociólogo Luis Rocca, quien posteriormente proporciono a diversos artistas
contemporáneos de Zaña, Chiclayo y Lima para su interpretación.
Hablan los negros del combo.
Hablan
los negros del combo (1)
Hablan
los negros del combo
Contestan
los de Tumán (2)
Contestan
los de Tumán
Alandurundurundan
Ay,
los de Lambayeque dicen (3)
Ay,
los de Lambayeque dicen
En
Zaña ¿Cómo estarán? (4)
En
Zaña ¿Cómo estarán?
Alandurundurundurundan
Alandurundurundurundan
Deomde
vienes vienes
Deomde
vienes ora (5)
Vengo
de la laguna (6)
Ay,
de segar totora (7)
Ay,
de segar totora
De
segar ahora
De
segar totora
Alandurundurundurundan
(8)
Alandurundurundurundan
Pareciera
que los cantares del baile tierra registrados en Zaña, Chiclayo y Piura, serían
más antiguos que los tonderos y las marineras norteñas. Recordemos que Ricardo
Palma menciona el baile tierra en Chiclayo en 1867. Antes de ello no hay
mayores referencias. De otro lado los registros que se tienen en el Museo
Afroperuano de Zaña de los baile tierra corresponden a personas nacidas en las
primeras décadas del siglo XX. Según relatos de ellos mismos los creadores de
dichos cantares fueron sus padres y abuelos.
§
La Conga.
Rocca
(2010), indica que las congas son cantos y bailes de celebración registrados a
mediados del siglo XIX en el norte del Perú, particularmente en Lambayeque y
Trujillo. Para algunos estudiosos una variante sería que también con el nombre
de "la conga" en el norte se referían a las enfermedades mortales.
Paradójicamente habría un tono burlón sobre la muerte.
Llama
la atención que en otras partes de la costa peruana no se hayan encontrado
congas en el siglo XIX. Según los estudios de Lluén (2009), utilizando fuentes
escritas del Archivo Regional de Lambayeque hubo contratos de compra-venta de
esclavos que procedían de Cuba. Cabe recordar que dicha isla alberga una
importante población afrodescendiente y es uno de los lugares donde se
practicaba la conga con mayor antigüedad. Probablemente dicha danza fue traída
al Perú, por los esclavizados que llegaron a Lambayeque, procedentes del Caribe.
Respecto
a la estructura de las congas hay variantes y algunas canciones dispersas en
Piura, Lambayeque y Trujillo, que tendrían sus raíces en las congas del siglo
XIX.
José Mejía Baca afirma que don Ricardo Palma le da a
la conga ciudadanía chiclayana y sienta su partida de nacimiento en 1867, en la
época de la revolución de Balta. En ese año se realizó el viaje de Balta y
Ricardo Palma a Chiclayo.Ricardo Palma escuchó las siguientes congas:
De los
coroneles
¿Cuál será el
mejor?
el Coronel
Balta
se lleva la
flor
porque lo
merece
ora
porque es muy
valiente
ora
porque
a todos vence
ora.
Mejía
(1983), indica que había congas antes de la Revolución de Balta. Una de ellas
decía así:
Tun tun
¿Quién es?
¿Quién vive aquí?
señora Guillermina
cúbrase la pierna
que esta con betún.
Esta
conga se refiere a la llegada de la viruela. Antiguamente era costumbre curar
la viruela cubriendo con betún la piel. Esta práctica continúa hasta hoy en
Zaña y otros pueblos norteños. Cuando los pavos están con viruela les echan
betún y se curan.
Cabe
resaltar que existe una versión que la conga tenía el significado de muerte.
Por ello hay referencia a enfermedades como la fiebre amarilla y la viruela.
Ello nos permite evaluar que en el siglo XIX había dos significados de la
conga. Por un lado referencia a la muerte, símbolos de ataúdes y enfermedades y
por otra parte significaría un baile y canto de celebración.
Las
congas son ritmos afros del continente que principalmente se practicaban en
países caribeños y presentaban la característica de comparsas o marchas
callejeras. Durante las festividades de carnaval se practicaba mucho en Cuba y
aún hay localidades caribeñas que la bailan.
§ La Saña: Debate sobre su
significado y origen
Rocca (2010), manifiesta que se ha dicho
que la Saña tiene un origen colonial y que inclusive ha sido la madre del
tondero. También algunos autores intentan explicar que su origen estaría en el
lundú o lando pero estudios recientes afirman que la antigüedad de la saña
solamente se remonta a la primera década del siglo XX y no hay documentación
alguna que indique que tiene un origen colonial. Al respecto en diverso
artículos escritos y estudios se toma como referencia al artículo de José Mejía
Baca. Pero la realidad es que no hay ninguna evidencia que tenga un origen
colonial.
Rocca agrega: “¿Qué es la Saña? Cabe
resaltar que la canción ha tenido un éxito nacional… sobre esta melodía hay
leyendas, mitos y también debates”
El
ciclo de la Zaña en Lima.
Rocca (2010), alude que es
importante conocer el itinerario de la canción Saña luego que salió de su lugar
de origen y llegó a la capital. Manuel Quintana, “Canario Negro”, viajó a Zaña
a comienzos del XX.
El testimonio oral más
antiguo sobre dicho cantar se refiere a la visita que hizo el artista Manuel
Quintana, “Canario Negro” natural de Lima a la ciudad de Zaña probablemente en
la primera década del siglo XX. En ese viaje Quintana se habría reunido con
artistas populares de la localidad norteña y aprendió una versión de la saña en
ritmo alegre muy diferente la versión contemporánea.
No se tiene la fecha exacta
del viaje del Canario Negro a la ciudad norteña, pero una posibilidad es que
haya ocurrido antes de 1911 ya que en ese año se presentó por primera vez en
Lima un espectáculo artístico público que incluyó en el programa la saña.
Una vez llegada la Zaña en
Lima, ésta experimentó transformaciones. La realidad es que se le añaden nuevas
letras pertenecientes al repertorio variado de los artistas de la capital. El
estribillo de “a Lundero le da, a Lundero le da " tuvo una mágica
atracción. Era algo nuevo en el ambiente artístico limeño.
La
teoría de José Mejía Baca sobre el nacimiento de la Saña en la Colonia.
Un enfoque sobre el origen
de la saña ha sido realizado por el escritor norteño Mejía Baca, quien estuvo
en Zaña y logró recopilar algunas cuartetas de dicha melodía. El autor
mencionado fue el primero en afirmar que su origen habría ocurrido en el
período colonial. También formuló la hipótesis que esta antigua melodía es la
madre del tondero norteño contemporáneo.
Según Rocca (2010), señala
que cuando Mejía Baca llegó a la ciudad de Zaña, ya la canción era conocida en
Lima. Pero no había mayor explicación de su significado y origen. Respuestas a
estas preguntas intentó dar el escritor e indicó que por “más de trescientos
años permanece olvidada”. Obviamente estaba haciendo referencia al período
colonial.
A continuación se
transcriben partes importantes del enfoque del escritor Mejía (1938), sobre la
saña, incluyendo escenas narradas por el propio escritor de su presencia en una
jarana de la ciudad norteña mencionada.
"El negro, al ser
trasplantado a la costa peruana, conserva su natural irreverencia, su
fetichismo, sus supersticiones, sus creencias. La aclimatación del negro no se
efectúa perdiendo sus características ni sustituyéndolas. A las que posee añade
algunas que encuentra en el nuevo ambiente, proceso de acondicionamiento y
superposición. Zaña vive terribles momentos de tensión. Un choque de las dos
fuerzas contrarias no es posible. Los negros son esclavos y los gobernantes
no... el negro no puede protestar, pero tampoco puede aceptar. La irreverencia
e irreligiosidad del negro están latentes y necesitan manifestarse. Y para ello
ya sabe de la sátira y de la burla.
"Reunidos estos
elementos y descartado cualquier otro medio de protesta surge, clara y
evidente, la necesidad de la "saña": vehículo de expresión de un
estado de disconformidad que existió en Zaña y que, en verdad de verdades, no
era más que una oposición de sentimientos. La singularidad y originalidad de la
"saña" está, pues, en que el negro viviendo en un ambiente de
no-cultura, elaboró una maravillosa expresión donde condensó, en formidable
síntesis, la fuerza de los sentimientos y el rechazó burlesco-satírico a los que
quisieron infiltrarle en su ser. Rocca, 2010, p. 139).
Una nueva hipótesis sobre la Saña.
No existe en Zaña
ningún registro de 1900 a 1970 de los antiguos cantantes locales que tenga la
melodía o música de la saña que se difundió en Lima.
Es muy probable que
el propio Canario Negro haya bautizado con el nombre de saña a las mencionadas
canciones de baile tierra, haciendo referencia al lugar donde las aprendió. El
mérito principal del Canario Negro es que hizo conocido al pueblo de Zaña al
difundir la canción cuando retornó a la capital.
Algunos estudiosos de
la música peruana coinciden en señalar que el “Canario Negro” interpretaba la
versión auténtica o tradicional de la canción, por ser más alegre y rápida. Esa
referencia confirmaría que en realidad la melodía que aprendió el cantante
limeño habría sido un baile tierra que se caracteriza por su ritmo intenso y
fugaz. También es importante señalar que la melodía del baile tierra en la
ciudad de Zaña se bailaba con parejas.
§ Panalivio
Santa Cruz (s.f),
afirma que el negro esclavo de la costa peruana, durante sus larguísimas
noches, hacinado en el galpón del ingenio azucarero, o durante las rudas faenas
del campo en las plantaciones de caña, arroz o algodón, lloró su infortunio en
una sentida y originalísima canción-lamento que tuvo el significativo y poético
nombre de panalivio.
D)
El
aporte de los afrodescendientes en la culinaria norteña.
Moreno (1996), señala que América
recibió de África diferentes plantas y animales, como el café, el plátano o banano,
el melón de agua o sandía, el aceite de palma africana, la gallina de Guinea,
etc.
Es
posible inferir que en Lambayeque colonial, el negro esclavo llegado de otras
tierras sabía freír y asar sus alimentos. Si bien es cierto esta práctica era
propia de los navegantes portugueses, hemos podido determinar en nuestras
investigaciones que ellos la aprendieron en el continente negro durante el
comercio ilegal denominado trata negrera. Por ejemplo, “se supone, también,
africana la costumbre de freír los plátanos…( chifles), las posibles huellas
africanas aparecen en los nombres de los alimentos, en ciertas mezclas o
combinaciones y en diversas formas de preparación… hay todo un mundo
desconocido por explorar en materia de hábitos alimentarios y tal vez ya nunca
pueda desenredarse la madeja” (UNESCO – 1996).
Así
mismo menciona Aguirre (2005), que la comida de los esclavos se preparaba
fundamentalmente por las menudencias dejadas por los cocineros de los amos.
Ello quiere decir que los esclavos
recogían los desperdicios para preparar sus alimentos.
Por
otro lado, Velásquez (2003), referente al aporte de la gastronomía negra,
menciona diversos preparados a base de menudencias, que si bien al inicio no respondían a las costumbres alimentarias
de la población nativa.
La
costumbre de preparar visceras de corazón, lengua, hígado, mollejas, mondongo,
tripas, es una herencia típica del negro que vino a estas tierras, cuya
práctica se expande y forma parte de nuestra idiosincracia. Al igual que el
anticucho, chanfainita, que en Lima y en norte peruano adquieren diferentes
forma de preparado y que se convierten en un plato típico de algunos pueblos
como Lima, Zaña y Piura, preparados con hígado y papa, aunque en algunos
lugares como en Trujillo recibe el nombre de sangrecita y que aparte de la
sangre de res o de cabrito se le agrega mondonguito y otras menudencias. En
Piura y especialmente en Chulucanas y Morropón a la sangrecita se le sancocha y
en lugar de prepararla con guiso, después de sancocharla, se le desmenuza y se
hace de ella una fritura que acompañada con escabeche molido, cebollita y
culantro picado se convierte en otro preparado llamado racsi-rachi.
El
mondonguito o cau cau, que desde Lima, pasando por Trujillo, Lambayeque, Piura
y Tumbes es un plato muy exquisito y se prepara como una especie de ajiaco
guisado con papas, la panza, las tripas y las patitas del animal. Otros platos
que responden a costumbres de procedencia afro, según la versión de expertos,
es la patita en fiambre, que es un preparado en base a patas de chancho
sancochadas, adornado con escabeche y cebolla; y en el norte es muy cotizada
también el caldo de pata de res.
Cabrejos
(2008), señala que ciertamente los esclavos negros debían alimentarse de las
sobras de las comidas de sus amos españoles. Aprendieron a limpiar y preparar
las vísceras (anticuchos, pancita, etc.); pero también expresa que no es raro
que sea un gusto difundido entre las personas de piel negra desde tiempos de la
colonia el consumir gato. Una muestra de tal consumo se presenta en la fiesta
de “Santa Ifigenia”, patrona de los negros peruanos, en San Luís de Cañete,
donde también se celebra cada año el “Festival del curruñau”. Pues los esclavos
aprovecharon la rápida multiplicación de los felinos que habían sido traídos de
España para terminar con la proliferación de ratones llegados al callao junto
con los barcos mercantes españoles (según refiere Ricardo Palma) para
convertirlos en parte de su dieta.
También
señala que los españoles comían carne de gato. La primera receta escrita de la
que se tiene referencia es de mediados del siglo XV. Ruperto de Nola (Cocinero
mayor del Rey Fernando) en su "Libro de Guisados, manjares y potajes"
incluye la receta "Gato como se quiere comer". Si bien esta receta
fue eliminada en ediciones posteriores, aún se conservan ejemplares de las
ediciones de 1525 y 1529.
Otro
dato importante de hacer mención es que en Pomabamba (Ancash) se come el gato
tanto como el cuy. A los pobladores que lo hacen se les llama Mishikankas que
significa “Devoradores de gato”
En
Huari (Lima) la elevada demanda de la carne de gato ha producido la escasez de
este animal lo cual preocupa a los pobladores por cuanto los platos a base de
gato forman parte del espíritu festivo del pueblo, como los dulces y el licor
de chirimoya.
En
Chincha, según Cristian Gómez estudioso de la gastronomía peruana, se come el
mejor “Seco de gato del Perú”. En Machu Picchu (Cuzco) los turistas consumían,
sin saberlo, guisado de gato en el restaurante de Entur Perú.
Finalmente
Cabrejos (2008), refiere que la carne de gato a muchos les parece un hecho
repugnante pero es una verdad histórica que en nuestro país se come gato desde
hace varios siglos y los así como los españoles enseñaron a los negros también
sostiene que los negros enseñaron a los indios.
Arnaldo
Olguín en su trabajo sobre "Ricardo Palma y la Cultura Negra", citado
por Velásquez (2003), nos otorga un interesante aporte sobre el componente
culinario. La obra de Palma no sólo resalta el componente negro en la historia
del Perú con personas y voces, sino también con otros signos culturales. Tal el
caso de las comidas limeñas, como las citadas con deleite en la conocida
tradición "Con días y ollas venceremos". En efecto, en su multicolor
y etnográfico desfile de vencedores ambulantes de distintos alimentos dulces y
salados, puede hallarse ascendencia o sabor negro, parcial o totalmente, en la
chichera de Terranova, la vendedora de zanguito de ñaju y choncholíes, la
mulata de convento que, ente otros dulces ofrecía ranfañote y frejoles colados,
la picaronera, la anticuchera, el humitero, el vendedor de la piñita de nuez y
el de caramanducas, la mazamorrera, la champucera, etc.
Y
si no todas esas viandas debían su existencia a la influencia africana, ¿cómo
no tener en cuenta que muchas veces eran negros quienes las preparaban para
después venderlas por las calles y plazas limeñas?
§
Dulces y comidas típicas de Zaña.
Comidas típicas de Zaña
Los zañeros tienen buen gusto y son exigentes para las comidas. Los
viejos zañeros hacen comparaciones entre el pasado y el presente y afirman que
antes la comida era mejor que ahora, en cantidad y calidad, ya que la vida era
más barata. Pese a todo, las mujeres conservan la tradición en el estilo de
preparación de comidas típicas.
Según Rocca (1985), las comidas en zonas con presencia de población
negra como Zaña o Capote, son preparadas usando chancho. Entre sus potajes
podemos enumerar los siguientes: frito, frijoles con pellejo de chancho,
patitas de chancho con garbanzos, arroz
con chancho, chicharrones; manías llamadas también patitas migadas (a base
de patitas de chancho con arroz molido y
sarza), adobo, pellejo a la sartén,
chancho guisado chanfaina, chancho sancochado, patitas de chancho con sarza,
rellenas con hierba buena, salchichas, etc. Asimismo el autor antes mencionado
señala que el poeta zañero de origen oriental Antero Balarezo, tiene un poema
sobre "El Calentadito".
"El Calentadito".
Me voy al pueblo de Zaña
a ver a don Popo Viejo
que allí se comen fréjoles
con bastante pellejo.
Cuenta también que cierta vez un poblador de Cayaltí, le dijo a un
poeta zañero que en toda la historia de Zaña nunca habían sacado una
composición al chancho, pese a que este animal era la adoración de los morenos.
Y el hombre de Cayaltí anunció que haría una décima a dicho animal. Sumamente
preocupado el poeta zañero Teodoro Linares no pudo dormir hasta sacar los
siguientes versos:
CHANCHO
"El caballero de la
mesa".
Si te dicen caballero
Porque todos te respetan
Aunque muchos te discrepan
Por cochino en tu chiquero.
En la mesa eres muy rico
cuando de comer se trata
sabes que no es cosa barata
un potaje como el frito.
De tu cuerpo bien sabroso
te sacamos el pellejo
si te dicen feo y viejo
eres rico y delicioso.
Arroz con chancho el sábado
frito y patitas el domingo
lunes la chanfaina amigo
y hasta el próximo encebado.
Sin capirusas los fréjoles
no tienen ningún sabor
ahí está el valor
del chancho en los peroles.
Que ricos los chicharrones
derivados de tu cuerpo
comozañero hasta muerto
comería en porrones.
Con tu rica manteca
se hacen una y mil cosas
ricas y muy sabrosas
y aquel que niegue. . . PECA.
Los dulces de Zaña
Velásquez
(2003), afirma que así como los preparados a base de menudencias los dulces de
Chincha y Zaña, se convierten en otra preciosa herencia de la tradición
culinaria del negro. En el norte de Perú no pueden faltar los tradicionales y
deliciosos dulces de Zaña. Son una variada gama de preparados diversos, donde
intervienen conservas y mermeladas de toda fruta, el dulce de camote, el manjar
blanco, las bolitas de azúcar, confites, el ajonjolí, el membrillo, los dátiles
endulzados, etc. En Chincha tampoco pueden faltar sus dulces en las diferentes
festividades del sur, aunque una zona del centro de esta ciudad se ha
convertido en una feria permanente de expendio de sabroso y variados dulces,
expuestos en diferentes recipientes, que a demás del camote, la leche, es muy
peculiar el famoso fréjol colado, los diferentes tipos de membrillo y manjares
que han convertido a Chincha en un atractivo turístico reconocido en el país.
Al
respecto algunos estudiosos de la tradición cultural de Zaña, dicen que la
tradición dulcera es propia de este lugar y que el Chinchano lo traslada a su
medio y lo hace más popular.
A
todo lo mencionado se añade lo mencionado por Rocca (1985), Zaña es famosa por
sus dulces desde la época colonial. En la actualidad los dulces elaborados en
Zaña son muy apreciados en toda la costa norte. Existen familias en Zaña que se
dedican a la venta de dulces dentro del mercado local y regional.
En
las festividades populares de la región, los dulces zañeros son muy
solicitados. Durante las ferias, como gitanos grupos de zañeros se dedican a la
venta de dulces.
El
joven poeta Hildebrando Briones conocido como "Brando" tiene una
décima dedicada a los dulces de Zaña.
Confites y chancaquitas
Confites y chancaquitas,
conserva y dulce membrío
Zaña vende al gran gentío
que en las fiestas se dan cita.
La
preparación de dulces requiere mucha práctica y tiene sus secretos. Los dulces
más conocidos son dátil, limón y naranja rellena, huevo de dátil, dátil
confitado, chancaquitas, confites, manjar blanco, etc.
También
hay otros trabajos especializados en relación con los dulces. Por ejemplo otra
actividad artesanal es la preparación de envases o cajitas para los dulces.
§ El llonque o cañazo.
Rocca (1985), nos
informa que el cañazo, trago muy apreciado en Zaña tiene variados nombres es conocido
como: "John Kennedy", "John Wayne", "cañita" "té", "poncho blanco".
Algunos zañeros para que
la esposa no descubra los tragos de cañazos en el bar, suelen anotar en el
cuaderno de cuentas gastos no los siguientes nombres: "plátanos",
"galletas." "gaseosas".
Los zañeros tienen
mucha resistencia y difícilmente caen. Es difícil encontrar a un zañero
embriagado caminando haciendo curvas la vereda. Según dicen los viejos esta
resistencia se debe a la buena alimentación que han recibido desde niños.
En la poesía popular de
Zaña hay coplas referidas al cañazo.
Briones en una décima titulada "Zañero soy" dice:
Si tu negra te acompaña
Cuando bailas el
lundero
dile yo por ser zañero
tengo olor a ron de
caña.
E)
Creencias
y costumbres
§ Medicina tradicional.
Rocca (1985), nos menciona que
don Marcial Sánchez, uno de los depositarios de la historia popular de Zaña,
que "Antes no habían médicos, todo era curiosidad. Entre mujeres no más. .
. Casi todo el mundo entendía como era un parto. Entre ellas se atendían. Yo no
he conocido doctor. . . Y se vivía más que ahora"
Asimismo el autor señala que
Zaña se conservan costumbres populares sobre el embarazo y la dieta que debe
tener la mujer que ha traído al mundo un niño. Hay también coplas al respecto,
como la siguiente transmitida por Juan Leyva.
Por un momento de gusto
nueve meses de pesar
cuarenta días de dicta
y año y medio de arrullar.
Las yerbas.
Cuenta don Marcial Sánchez,
según Rocca (2010), que "Si te enfermabas, le decías a una curiosa lo que
tenías y ahí mismo te daba tu remedio de yerbas y perfectamente quedaba”. También don Manuel
comento: “Una era conocida se llamaba Mercedes, le decían "Madre’. También
Manuela Valdivia, esas eran los médicos de antes, curaban cualquier enfermedad.
. . las yerbas eran de Zaña, yerba santa, chicoria, purgantes, muchas
yerbas".
Doña Elena Rabínez dijo que
"Las yerbas curan enfermedades, según enfermedad, curan del susto. Si lo
ha asustado una culebra, en fin. Las personas se asustan, se impresionan se van
adelgazando ya no quiere comer, siente malestar al cuerpo, le da fiebre. Lo
primero que se le quita automáticamente es el apetito, enseguida viene la tos. . . Ya uno por los síntomas
dice, se va adelgazando, adelgazando poniéndose amarillo, entonces uno recurre
a señoras de aquí que saben limpiar. Por ejemplo la señora Maximina Rivas. . .
También un negrito que vive en La Otra Banda adentro, se llama Ciriaco, negrito
viejo. . .".
Yerbas que hacen daño
En la costa norte, existen
yerbas que hacen daño, según relatan los pobladores, sin embargo los zañeros
dicen que en Zaña no usan tales yerbas.
Pero don Juan Leiva, tiene
registrada una copla antigua que hace referencia a los efectos mortales de
algunas yerbas:
Acábame de matar
dame yerbas con que muera
que en el mundo no hallarás;
un hombre que más te quiera.
§ La festividad religiosa en
la cultura negra o Religión
y sincretismo.
Aguirre (2005), hace referencia que para la
corona española, convertir a los esclavos al cristianismo siempre fue una
prioridad, por razones que tenían que ver tanto con la idea de propagar el
reino de Dios como con claros propósitos de control social y domesticación. Las
provisiones legales enfatizaban la obligación de los amos de educar a sus
esclavos en la religión cristiana: bautizarlos, enseñarles la doctrina,
obligarlos a ir a misa, y cumplir con todos los demás sacramentos católicos. La
corona reaccionó, por ejemplo, cuando observó que los propietarios hacían
trabajar a los esclavos incluso los días domingos y de fiestas religiosas. Más
adelante, la corona ordenó que todas las haciendas tuvieran una capilla y
obligaran a los esclavos a rezar todas las mañanas.
El objetivo de convertir a los esclavos
negros en católicos practicantes no figuraba entre las prioridades de los
propietarios. El jesuita Alonso de Sandoval notó con claridad que el principal
obstáculo para la cristianización de los esclavos radicaba en las actitudes de
los propietarios.
Las órdenes religiosas, especialmente los
jesuitas, demostraron, por razones obvias, un interés mayor que los
propietarios laicos por adherir a los objetivos de la corona. Sus esclavos
recibían instrucción religiosa y practicaban los sacramentos con mucha mayor
frecuencia que otros; las haciendas jesuitas no dejaban de tener su capilla y
su capellán; los esclavos asistían a misa regularmente. Los esfuerzos de los
jesuitas incluyeron la celebración de misas en la plaza mayor, donde la
población negra se reunía en números considerables, o el uso de la música
durante las procesiones para llamar la atención de los negros. Durante mucho
tiempo los jesuitas llevaron a cabo reuniones dominicales para catequizar a los
esclavos.
El vehículo más efectivo para cristianizar a
los negros, y aquel que éstos abrazaron con mayor entusiasmo, fue el de las
cofradías. Como sabemos, las cofradías eran hermandades reunidas bajo la
advocación de algún santo que celebraban misas para sus miembros, participaban
de las procesiones y otras celebraciones religiosas, y ofrecían apoyo
espiritual y material a sus miembros.
Hacia 1619 existían las cofradías se
convertirían en un importante vehículo de socialización y solidaridad para los
esclavos y negros libres. Aunque la primera cofradía de negros fue establecida
tan temprano como la década de 1540, y se veía en ellas una herramienta
importante dentro de los planes para cristianizar a los negros, la jerarquía
religiosa siempre tuvo una actitud ambigua hacia ellas, pues las veían como
ocasiones para que gentes que ellos consideraban casi criminales por
naturaleza, se reunieran y protagonizaran escándalos, planearan crímenes, y se
embarcaran en una serie de prácticas culturales aberrantes. Diecinueve cofradías
de negros en Lima, aunque en teoría estaban estructuradas en función de su
adscripción a un santo o virgen, y respondían al apoyo de órdenes religiosas y
parroquias, en la práctica las cofradías de negros se organizaron claramente en
función de las divisiones étnicas al interior de las poblaciones negras. Por
ejemplo, la cofradía de Nuestra Señora del Socorro era de negros angolas; la de
Nuestra Señora de la Antigua, de negros criollos.
Desde el punto de vista de los propios negros,
las cofradías representaron no sólo una oportunidad para socializar y forjar
lazos de solidaridad en la comunidad negra, sino también espacios de conflicto
y división. No todos los negros libres o esclavos participaban de las
cofradías: dado que se necesitaba contribuir económicamente a su
funcionamiento, la membrecía no estaba al alcance de cualquiera. Las cofradías
cobijaban a una suerte de "élite" de la población negra. De hecho, se
convirtieron en escenarios donde las pugnas por prestigio y poder, muchas veces
basados en criterios étnicos, fueron muy comunes. Christine Hünefeldt ha
documentado en detalle el surgimiento y desarrollo de las divisiones étnicas y
de estatus en las cofradías.
Tensiones entre ladinos y bozales, entre
estos y los criollos, o entre los distintos grupos de negros bozales fueron muy
comunes. Generalmente, los mulatos ejercían una mayor cuota de poder en estas
entidades, reproduciendo de alguna manera la escala racial dominación en la
sociedad colonial (Las cofradías eran espacios fragmentados antes que
conglomerados igualitario, de camaradería y solidaridad.
Pero al mismo tiempo sirvieron para reforzar
el mantenimiento de sus propias prácticas culturales incluyendo las religiones
africanas. Las cofradías se convirtieron, por tanto, en un vehículo central en
el esfuerzo de al menos ciertos sectores de la población negra por preservar su
cultura y su influencia en el despliegue vistoso de música, danza y trajes de
origen africano.
Uno de los elementos africanos que las cofradías
ayudaron a reproducir fue la práctica común de designar "reyes" o
"reinas" de las cofradías, posiciones que eran sumamente disputadas y
cuya posesión reflejaba el poder económico o simbólico que ejercían
determinados miembros de las cofradías. No es raro encontrar que algunos
miembros de las cofradías reclamaban un pasado real africano y exigían el
reconocimiento de los demás. El viajero Stevenson relata su encuentro con una
negra esclava que se hacía llamar "Reina de los Mandingas", se reclamaba
princesa, y solía ser transportada de la casa del amo a la cofradía envuelta en
lujosos trajes y disfrutando de la veneración de sus súbditos.
Un artículo publicado en el Mercurio Peruano
nos ofrece una aproximación al mundo de las cofradías en las postrimerías del
periodo colonial. Según el autor, eran diez las castas principales entre los
negros de Lima: terranovos, lucumíes, mandingas, cambundas, carabelíes,
cangaes, chalas, huarochiríes, congos y mirengas. Cada casta tenía su cofradía,
la cual estaba controlada por dos Caporales mayores elegidos por el grupo de
"veinticuatros", una especie de comité directivo de la cofradía. La
elección se realizaba en la capilla de Nuestra Señora del Rosario, dentro del
Convento de Santo Domingo.
Cada miembro cotizaba medio real al año para
los gastos del culto a Nuestra Señora del Rosario. Un mecanismo similar existía
para cubrir los gastos del sepelio de los miembros de la cofradía.
El legado de la religiosidad negra para la
comunidad peruana en general está claramente identificado con el culto al Señor
de los Milagros y la devoción a Fray Martín de Porras. Si bien es cierto, el
“santo de la escoba” perteneció a la casta de los mulatos, esto no impidió la
identificación de las personas de raza negra hacia él, considerando la
tonalidad oscura de su piel.
El culto al Señor de los Milagros es quizás
el legado colectivo más importante de la cultura negra a la sociedad peruana,
pues resulta difícil hallar un componente de la identidad colectiva peruana más
importante que este, donde el peso del aporte negro sea tan decisivo.
En cuanto a San Martín de Porras, se trata
del único santo negro peruano, y uno de los pocos de las Américas. Su culto se
extiende hoy por todo el continente, desde los Estados Unidos hasta la casi
totalidad de la América hispana.
F)
Vestimenta
de esclavos.
O'Phelan, (2007), afirma que
a principios del siglo XVIII en España no solo hubo un cambio en la dinastía
reinante, pasándose de los Austrias a los Borbones, sino que este cambio trajo
consigo profundas modificaciones en el vestir. Durante todo el siglo XVIII los
trajes de la corte española y de sus representantes en las colonias americanas,
fueron consistentemente copia de la moda francesa, imitados a su vez por los
criollos prominentes de los virreinatos de Indias.
El escote se vuelve
redondeado dejando al descubierto el cuello y el pecho, favoreciendo estos
diseños el uso de gargantillas, collares y broches, por un lado, y de cintos,
brazaletes y pulseras.
El viajero francés
Delaporte, quien visitó el Perú a mediados del siglo XVIII, quedara
impresionado por las joyas que lucían las damas limeñas, observando que:
“Los
collares de perlas, los brazaletes de diamantes y todo aquello que pueda dar
brillo a los adornos es tan profuso en su persona, que toda mujer incluso sin
clase, sin título, sin nobleza, muy rara vez sale de su casa sin llevar encima
veinte mil escudos de pedrerías y otros adornos. Cada una, en su esfera, imita
a aquellas de las clases más distinguidas, sin exceptuar a las mismas negras, que
también quieren imitar a las grandes damas” (Viajero
frances, Delaporte, 1999, p. 174).
O'Phelan (2007), expresa
sobre este último comentario, que el
viajero francés parece desconocer que en la colonia, las negras esclavas
eran consideradas una extensión de la familia a la que pertenecían, y una
compañía indispensable en las salidas que efectuaban las damas de la casa. De
allí que una familia que se preciaba de distinción y alcurnia, pusiera especial
cuidado en que sus esclavas de servicio vistieran bien, pudiendo incluso
acicalarse con joyas.
De lo mencionado
anteriormente podemos Inferir que en caso de la región de Lambayeque aquellas
familias adineradas por mantener su
estatus en la sociedad pues mayor era el prestigio social de que se disfrutaba,
debieron vestir a sus esclavas lo mejor
posible cuando salían a las calles con sus amas.
G)
Vida matrimonial y familiar del esclavo
§ El
amo en la vida conyugal de los esclavos
Según
Hünefeldt (1988), ante las acusaciones de esclavas dirigidas contra sus amos,
los fueros civiles y eclesiásticos tendieron a favorecer la potestad y la
propiedad de los amos. En el caso de los esclavos casados, la Iglesia tuvo que
tomar decisiones que favorecían al esclavo. El arma fue el matrimonio.
Consecuente con sus postulados de fe, la Iglesia alentaba los matrimonios entre
los esclavos en su lucha contra el amancebamiento, la inmoralidad, la vida
escandalosa y la superstición.
La
vida sexual debía darse dentro del matrimonio, todo lo demás era pecado. El
fervor de la Iglesia se vio respaldado por una cédula real, fechada el 31 de
mayo de 1789, en la que se disponía fomentar el matrimonio entre los esclavos
aun si éstos pertenecían a amos diferentes.
Sin
embargo, los amos no siempre entendieron por qué ello tendría que ser a costa
suya. En la parroquia de Santa Ana en 1808, sobre un total de 763 esclavos
repartidos en 187 unidades domésticas, sólo 132 estaban casados, un 17.3%. Este
porcentaje revela la efectiva resistencia de los amos a los matrimonios de sus
esclavos, y da una idea aproximada del porcentaje de esclavos casados que
residían fuera de la unidad doméstica de los amos. Un esclavo casado no podía
ser trasladado libremente de un lugar a otro, y menos fuera de Lima; ni
siquiera podía ser vendido sin aprobación de la curia. Y como ésta estaba más
interesada en mantener la unidad conyugal, las limitaciones impuestas a la
voluntad del amo fueron notorias.
A
pesar de ello, era indispensable su consentimiento para que un esclavo pudiera
casarse, es decir, antes del matrimonio la potestad del amo era indiscutida.
Después del matrimonio, la Iglesia tenía gran peso en las decisiones
fundamentales que afectaban la vida del esclavo cuando éste pedía su
intervención. Para el propio esclavo, el matrimonio era una vía para acceder a
más libertad en sus relaciones con el amo y también a mayores recursos de
defensa.
Una
vez casado con o sin consentimiento del amo, el esclavo sólo podía ser
"descasado" en caso de que uno de los contrayentes hubiera asegurado
ser libre, sin serlo y ello sólo si uno de los desposados hacía un reclamo.
Dentro de los márgenes de la esclavitud las respuestas a la oposición del amo
pueden ser agrupadas en cuatro modalidades: la búsqueda de un amo más
condescendiente, la negación de la potestad del amo sobre las decisiones
matrimoniales, la fuga y la intervención de la curia. Una alternativa diferente
fue la compra de la libertad, es decir una respuesta que se ubicaría fuera de
la esclavitud, por la vía de los jornales.
§ Vida
matrimonial y familiar: libertad con conflictos.
Hünefeldt
(1988), el deseo de una vida matrimonial entre los esclavos no sólo se
evidencia a través de la creación de estrategias como el jornal esclavo y el
uso de todos los medios posibles para obtener el consentimiento de los amos,
sino también a través de una sistemática oposición a la voluntad de los amos,
cuando éstos querían trasladar a sus siervos a otros lugares dentro de la
ciudad o fuera de portadas. En todos los casos en que se dieron quejas por este
motivo, la decisión final de la curia respetó la existencia del matrimonio y
obligó al amo a mantener unida a la pareja. La resolución de la curia fue la
misma incluso cuando el amo no sabía que su esclavo o esclava era casado. Esto,
ocasionalmente, llevó a juicios de redhibitoria contra quien previamente había
vendido al esclavo. Al parecer, fue sobre todo en el período 1800 - 1859 cuando
se recurrió al argumento matrimonial no solamente para evitar que la pareja
fuera separada, sino también para lograr que un matrimonio pudiera volver a
unirse. Los esclavos que durante décadas habían aceptado la separación impuesta
por el amo, ahora buscaban ante los fueros su reunión. Estas tendencias
apuntaban hacia un fortalecimiento de la vida matrimonial entre los esclavos
como resultado del éxito obtenido en sus gestiones ante los fueros, pero
también como resultado de las condiciones económicas y sociales creadas por los
propios esclavos.
La
exigencia de que el amo debía aceptar el importe del valor de su esclavo cuando
éste lo ofreciese indica no sólo que el esclavo podía efectivamente abonar el
importe, sino también la lucidez con que el argumento era manejado al
sustentarse en las expectativas matrimoniales. También en este contexto, las
contradicciones entre los postulados eclesiásticos y los intereses de los amos
fueron utilizados para ampliar paulatinamente el campo de acción de los
esclavos. Se declara no querer perjudicar al amo en sus intereses. Sin embargo,
esta "generosidad" podía darse porque había una base material que la
justificaba y hacía casi innecesario negar al amo sus derechos. Este éxito
también ha sido documentado para áreas bastante menos permeables que la
sociedad limeña.
La lógica del
planteamiento esclavo en el caso limeño es resumida por Pedro José Iturrizaga,
un esclavo, en un escrito fechado en 1818:
"Si
los pobres esclavos entendiéramos al tiempo de casarnos, que no éramos dueños
perpetuos de nuestros Cuerpos, por toda la vida; si no el arbitrio y la
crueldad de un amo, que se desentiende del resto y responsabilidad, ante Dios
(por los daños y muchos males de alma, y cuerpo, de que son causantes) nunca
creo que siervo alguno se casaría"
Por
lo expuesto pareciera que la pareja de esclavos representaba una unidad que
mancomunadamente podía oponerse exitosamente a los designios de los
propietarios. Sin embargo, el matrimonio esclavo reprodujo en su entorno formas
de comportamiento vigentes en la sociedad en su conjunto. Legalmente, el hombre
casado era dueño de las decisiones y de los bienes, un derecho que estaba basado
en los deberes de marido: el mantenimiento de la mujer y de los hijos. En el
caso de los esclavos la delimitación entre las facultades de amo y marido no
siempre fueron fáciles de manejar. Era el amo quien proporcionaba los
alimentos, quien vestía a los esclavos y a quien se debía obediencia cuando el
esclavo residía en su casa. La situación era diferente cuando la pareja vivía
fuera de la unidad doméstica y con sus jornales proveía el sustento cotidiano.
Aunque las golpizas y los maltratos no fueron patrimonio de la población
esclava, su significado para los esclavos se inscribe en esta disfunción de
derechos y obligaciones. Mientras que en el resto de la sociedad, la autoridad
se asienta sobre una dependencia económica real, en el caso de los esclavos la
supeditación ocasionalmente tendría que ser impuesta con los puños, mucho más
si era la mujer esclava la que proporcionaba una parte o el total del consumo
familiar.
Cuando
surgía el conflicto matrimonial y el marido era requerido para cumplir con sus obligaciones,
estar casado con una esclava tenía sus ventajas. Las obligaciones podían ser
transferidas al amo, y un divorcio se daba tácitamente con la separación de los
cónyuges; así, la esclava regresaba a recluirse en casa del amo.
Los
maltratos en la relación hombre - mujer si bien tenían un significado propio en
el contexto de los matrimonios esclavos, no dejaron de manifestarse de manera
parecida, incluso en casas en las que la mujer era libre y el marido era
esclava, lo que debe ser visto como una evidencia del intento de supeditación
formal de la mujer. Así observamos, cómo tampoco las golpizas y el adulterio
fueron causales de divorcio reservadas a los otros sectores de la población.
"Estando durmiendo
- escribe María Luisa Nieto, bozal libre casada con un esclavo - se levantó a
media noche a sacarme la llave y Robarme el trabajo personal que el sudor y
fatigas grajeaba; pues no solo conmigo lo hacía, sino con las Gentes de la
Calle; pues en la Plaza de esta ciudad tuve un gran pleito por haberse entrado
a un asiento de una carnicería un quarto
de carne, y por corregirlo por estos y otros excesos me dio tan crueles
golpes. María Luisa acudirá al amo para que corrija a su esclavo, quien a su
vez promete venderlo fuera de la ciudad. Sin embargo, también aquí - y en
detrimento de la voluntad de la mujer- interviene la curia para rescatar el
matrimonio. Sólo "si repitiese las violencias de que se queja su Muger, - señala
el Provisor- y que no son sufribles de persona alguna aun poseída de mejores
luces, y conocimientos que las que corresponden a una Muger de esta
clase", la curia permitirá al amo separar al matrimonio con la venta del
esclavo.
Al parecer, entonces,
no fue excepcional el caso en que la esclava retornaba al servicio esclavo
tanto para rehuir los golpes de un marido como para escarmentar un probado
adulterio, y tampoco el que procediera una separación conyugal gracias a la
intervención del amo mediante la venta. Los esclavos podían acudir a una doble
instancia de castigo para resolver sus conflictos: el amo y la curia, con lo
que se multiplicaron los mecanismos de defensa frente a agresiones y
transgresiones en la vida matrimonial. Aún así, la mujer esclava tenía una
ventaja frente a la mujer no esclava: en caso de adulterio la primera, mal que
bien recobraba su status previo al matrimonio al amparo del amo, la segunda ineludiblemente
viviría una vida de reclusión y de penuria económica en la mayor parte de los
casos. Mientras duraba el matrimonio el marido eventualmente asumía el pago de
los jornales al ama o amo a fin de mantenerla a su lado; con el divorcio la
esclava retornaba al trabajo. El conflicto matrimonial junto con la penuria de
poder sobrevivir, son argumentos para retornar a la esclavitud, y ello sólo es
imaginable (dadas alternativas como el cimarronaje) cuando se cree en la imposibilidad
definitiva de una severa esclavitud.
H) El
Museo Afroperuano una contribución del pueblo de Zaña.
§
Surgimiento y proyección del Museo Afroperuano
El Museo
Afroperuano, emerge recogiendo durante 35 años las tradiciones históricas y
culturales del pueblo de Zaña y los pueblos afroperuanos de la región. Se
inicia recibiendo las tradiciones orales, relatos y la herencia cultural de los
zañeros. Las primeras piezas museográficas fueron entregadas por los pobladores
de la localidad. Igualmente las primeras recopilaciones musicales y de cantares
se hicieron en Zaña en 1974.
La creación del
Primer Museo Afroperuano, surge con la finalidad de conservar, investigar,
exhibir y difundir el legado histórico - cultural de los hombres y mujeres que
llegaron al Perú procedentes del continente africano.
Actualmente los afro descendientes se
encuentran en 38 distritos de nuestra costa peruana y una de las motivaciones
es promover la articulación de las comunidades de origen africano que residen
en el Perú.
El objetivo del Museo es dar
visibilidad al aporte de los afrodescendientes lo cual es valioso y de gran
relevancia en diversos ámbitos.
Inauguración del Museo
El Primer Museo Afroperuano,
fue inaugurado el 29 de marzo del 2005 en la ciudad de Zaña-departamento de
Lambayeque. Los padrinos fueron el Embajador de Sudáfrica en el Perú, Dr. Chris
Streeter y la directora de Cultura de la Municipalidad de Esmeraldas Lic. Katia
Ubidia de Esmeraldas- Ecuador. El Museo Afroperuano se constituye en el primero
de su género en el Perú.
Proyección del museo
El Museo nace en Zaña como una
propuesta nacional, pero se proyecta a nivel internacional. El Museo trata de
presentar una imagen integral de los afrodescendientes afincados en diversas
localidades del Perú. Pero desde su nacimiento tiene un horizonte internacional
ya que comprende la magnitud de la ruta de los esclavos y el tráfico forzado de
hombres y mujeres de origen africano.
§
Las piezas museográficas e imágenes recolectadas por
el Museo Afroperuano
Las piezas museográficas están
distribuidas en seis espacios:
Sala
nuestras vidas:
En esta sala se presenta mapas de la
Ruta del Esclavo en el mundo. También se muestra imágenes (dibujos, fotografías
y objetos) de la vida contemporánea de los afro descendientes del Perú. Se
exhiben fotografías donadas por los propios afro descendientes y fotógrafos
destacados.
Yapatera:
Fotografías de pueblo Yapaterano, ubicado en la región Piura. Está la
fotografía de Octavio Céspedes líder comunitario.
Capote:
comunidad afroperuana ubicada en el departamento de Lambayeque.
Zaña:
lugar donde se ubica el Museo, Presenta fotografías de Alejandro Tamashiro, y
de Oscar Chambi.
Lima:
fotos del destacado fotógrafo nacional Carlos "El Chino" Domínguez. También
cuenta con fotografías valiosas del torero Rafael Santa Cruz, donadas por su
hijo el artista Rafael Santa Cruz.
Cañete
- Chincha: pueblo ubicado al sur de Lima. Fotografías
de nuestra colaboradora alemana Támara Hale.
Sala
etnohistórica
Constituye la secuencia histórica de los
afro descendientes en el Perú desde el siglo XVI hasta el siglo XIX a través de
mapas, dibujos, pinturas, acuarelas y manuscritos.
- Mapa
de los distritos con mayor presencia de afro descendientes.
- Dibujos
de Guarnan Poma de Ayala - Siglo XVI.
- Contratos
de Compra y Venta de Esclavos. Siglo XVII y Siglo XVIII.
- Dibujos
de Baltasar Jaime Martínez Compañón (español y Obispo de Trujillo).
- Pintura
de Mauricio Rugendas (pintor alemán) - Siglo XIX.
- Pintura
de Leonce Angrandt- Siglo XIX.
- Acuarelas
de Pancho Fierro. Siglo XIX, mulato que contribuyó de manera notable en el
campo de la pintura peruana. Sus acuarelas nos ilustran de manera
extraordinaria sobre la vida cotidiana de los afrodescendientes.
- De
mucha importancia son las copias de las fotografías de Eugene Courret - Siglo
XIX (Por ejemplo registros de amas de leche, que eran mujeres afro
descendientes que daban de lactar a los niños blancos
- Registros
de dibujos en la obra de Atanasio Fuentes- Siglo XIX.
Esta sala presenta dos significativas
innovaciones realizadas en el año 2008.
- El
27 de diciembre del 2008 inauguro el altar afroperuano con imágenes y
esculturas, de San Martín de Porras (Peruano); El Señor de los Milagros,(Perú),
cuya imagen original está en la Iglesia de Las Nazarenas Lima; San Benito de
Palermo (Italia), venerada en la Iglesia de San Francisco de Lima y a la vez es
patrona de Callanca (Monsefú), Santa Ifigenia (Etiopía África) venerada en
Cañete, La Virgen de la Caridad del Cobre,(Cuba) La Virgen de Regla (Cuba) y el
Señor de Luren. Se incluye en el Altar "la Navidad Negra".
En el entorno del altar afroperuano se
muestran fotografías de Carlos "Chino" Domínguez de la procesión del
Señor de Los Milagros.
En esta sección se presenta orishas
afrocubanos
- La
segunda innovación es el espacio dedicado a Haití que incluye imágenes de su
emancipación. También se presenta tallas de madera y máscaras de Haití. (Estas
imágenes constituyen un aporte de Isabel Talledo) Esta innovación se orienta a
afirmar una apertura del Museo a los aportes de los afro descendientes de otros
países del continente y El Caribe.
Sala de música y danzas
En esta sala
se exhibe:
-
Instrumentos
de Percusión utilizado por los afro descendientes en el Perú y en algunos
países de América Latina, como Cuba, Ecuador y México.
-
Máscaras
de la danza del Son de los Diablos.
-
Colección
de música negra peruana y latinoamericana (Discos de Carbón, LP, Cassettes,
Cds).
-
Colección
única de cantares y música negra de la costa norte.
-
Asimismo
imágenes desde Siglo XVI11 al XX, que reflejan la contribución de los afro
descendientes en la música, canto y danza como el lando, la zamacueca,
mozamala, resbalosa, la marinera, el son de los diablos, etc. Hay unas pinturas
interesantes con escenas festivas de la Pampa de Amancaes.
-
Fotografías
de Nicomedes Santa Cruz, Abelardo Vásquez, Vicente Vásquez, los hermanos
Ascuez, Manuel Quintana "El Canario Negro". Destacan imágenes de
artistas /.añeros como Juan Leyva Zambrano, y los hermanos Medardo y Demetrio
Urbina.
Dos innovaciones importantes se han dado en el 2008 en esta sala:
-
La
incorporación de una valiosa colección de checos (calabazos) que son
instrumentos antiguos de percusión y,
-
La
exposición de una marimba ecuatoriana, donada por la madrina del Museo Katia
Ubidia y de Ernesto Estupiñán, Alcalde de Esmeraldas Ecuador.
Sala afroandina.
Esta sala
exhibe diversas manifestaciones de la interculturalidad de las relaciones afro
– indígenas:
-
Pinturas
y dibujos de relaciones entre indígenas y afrodescendienr.es, desde el período
colonial.
-
Expresiones
de las danzas de los negritos que se presentan en la actualidad en las zonas
altoandinas. Indumentaria completa de un danzante. Artesanía
-
Fotografías
de Peter Me Farren sobre mujeres afro bolivianas.
-
Objetos
que son la expresión del trabajo de las mujeres negras. Como por ejemplo:
Colección de planchas, que reflejan la vida doméstica de las mujeres y peroles
gigantes, donde se elaboraban 1 exquisitos los dulces como por ejemplo:
chancaquitas, manjar blanco, machacado de membrillo, etc. A pesar que las
planchas y los peroles fueron mandados a fabricar por los españoles desde la
Colonia, sin embargo, fueron las mujeres afrodescendientes de las casonas y
haciendas quienes realizaban el esfuerzo físico trabajando en la cocina.
-
Destacamos
la colección única de obras de artesanía de la Señora Petronila de Posada con
imágenes y figuras de costumbres zañeras antiguas.
Sala
de torturas y castigos en la época de la esclavitud
En esta sala se exhiben los instrumentos
de tortura que fueron utilizados para castigar a los afrodescendientes en la
época de la esclavitud. Recordemos que hombres y mujeres de origen africano
fueron víctimas de la esclavitud hasta 1854, Ente ellos tenemos:
La Carimba:
que fue un instrumento que se utilizó para marcar el cuerpo del esclavo con las
iníciales de "su amo". Se empleó hasta 1784, año en que fue suprimida
por el Virrey Teodoro de Croix. La carimba que se exhibe es una réplica de la
original que existe en la Hacienda de San José de Chincha.
El Cepo:
Utilizado para castigar las faltas, desobediencias y el desdén en el trabajo.
Fue uno de los más temidos, porque se les colocaba la cabeza dentro del Cepo.
También en algunos agujeros se sujetaban los pies o las manos de los africanos
o de sus descendientes. El cepo que se exhibe es una réplica exacta del
original cepo de Yapatera (pueblo afrodescendientes situado en la región Piura).
Grilletes:
otra forma de castigo Grilletes originales se encuentran en la Hacienda San
José de Chincha.
Cadenas
que se empleaban para castigar y torturar.
La barra:
Instrumento de castigo que consistía en cuatro argollas incrustadas en la pared
en donde se colocaba a la persona sujetándola de las muñecas y tobillos. El
castigado quedaba inmovilizado de espaldas a la pared. Según testimonios de
ancianos de Zaña y de Turnan, se ha confirmado que las barras eran lugares de
castigo que se encontraban en las haciendas de Cayaltí y Tumán y duraron hasta
las primeras décadas del siglo XX.
Patio
de Carretas:
El museo exhibe una colección de 5 carretas
antiguas de madera que fueron utilizadas por los afrodescendientes para cargar
la caña de azúcar. Es necesario señalar aquí, que los españoles trajeron en la
colonia las carretas de madera, sin embargo, el uso cotidiano de cargar caña en
ellas recayó en los Afrodescendientes.
Es importante en las tres últimas
décadas el aporte de los pobladores de Zaña en la búsqueda y recolección de
piezas de carretas para su exhibición en el Museo Afroperuano. En algunos casos
se han logrado reconstruir laboriosamente algunas carretas cuyas piezas se
encontraban dispersas.
Queremos resaltar que en el Museo
Afroperuano posee una de las principales colecciones de carretas antiguas de
Latinoamérica y El Caribe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario