miércoles, 28 de octubre de 2015

Personajes Ilustres: Elvira García y García Bert

Elvira García y García Bert
Nació en Lambayeque el 1 de junio de 1862. Fue hija del contralmirante Don Aurelio García y García, marino, diplomático, político y héroe fallecido en la Guerra del Pacífico y de Doña Eulogia Bert. Inició sus estudios en el Colegio de Educandas de Trujillo, culminándolos en Lima. “Sus biógrafos revelan que Elvira tuvo clara su vocación de servicio a través de la educación. En 1800, con tan solo dieciocho años, dictó su primera clase en el colegio Santa Isabel” (Guerrero, 2013). Fundó, en 1883 en el Callao, el Colegio de señoritas Liceo Peruano y, en 1884 habiendo recibido el grado de profesora de instrucción primaria laboró en la Escuela Municipal N° 10 del Callao hasta 1894. En 1890 recibe el Diploma de Preceptora de la Comisión de Instrucción primaria. En 1894 fue nombrada directora del Liceo Teresa Gonzales de Fanning, institución donde ejerció su más destacada labor.
Su visión moderna de la educación le permitió realizar una serie de reformas e innovaciones, algunas de ellas le ocasionaron más de un problema debido a la resistencia producto de una concepción tradicional y conservadora de la educación. Introdujo la asignatura de Educación Física para señoritas, para lo cual contrató a la maestra norteamericana Elsie Word. Esta decisión ocasionó el reclamo de los padres debido a los daños físicos que esta asignatura podría causar en sus hijas.  “En 1900 organizó entre las alumnas una "sociedad auxiliadora de los pobres" con el fin de recaudar fondos para distribuirlos entre las familias necesitadas. Pero la labor de dicha sociedad fue malinterpretada, lo que, sumado a la negativa de algunas alumnas nuevas a colaborar, conllevaron a la supresión de la misma. Pero sin duda, la más importante de sus reformas fue la fundación en 1902 del primer Kindergarten frobeliano, como anexo del Liceo, que fue el verdadero primer Jardín de la Infancia del Perú, para niños de 2 a 7 años.
En 1906 logró el título de profesora de Segunda Enseñanza por la Universidad de San Marcos, siendo la primera vez que dicho grado era otorgado por una universidad peruana.  Entre 1909 y 1910 tuvo a su cargo la revista “El Hogar y la Escuela”. Colaboró también en la revista “Variedades” de Lima. En 1915 el presidente José Pardo le encomendó la dirección del Colegio de Educandas de Nuestra Señora de las Mercedes del Cusco, que se encontraba en crisis. Durante cuatro años realizó allí importantes reformas e innovaciones, no sólo en el campo pedagógico sino también en lo referente a la promoción social”.
Los años 1917 y 1918 viajó por Argentina, Uruguay y Brasil, “para conocer de cerca la realidad educativa en dichos países”. Ya en Lima, fundó una Academia de Enseñanza Superior para Mujeres, “que funcionó de 1920 hasta 1932”. Fue nombrada profesora de Castellano en el primer colegio de mujeres (luego “Rosa de Santa María”) donde fue Directora entre 1931 y 1941, año de su jubilación. Fue, también, maestra del Colegio Nacional Alfonso Ugarte, a la avanzada edad de 80 años.
Fundó, ya retirada. la  “Sociedad Salvemos a los Niños”, fue “además socia activa de casi todas las instituciones culturales y filantrópicas limeñas y de algunas internacionales, y vicepresidenta honoraria del Consejo Nacional de Mujeres del Perú”.
Falleció en Lima el 23 de octubre de 1951, a los 89 años de edad. “En Chiclayo funciona la I.E Elvira garcía y García. Doña Esperanza Rodríguez de Gil Aibar promovió la creación de este colegio en 1962. Inicialmente logró que la mencionada institución sea un anexo del colegio nacional San, José para luego independizarse. Fue entonces que recibe la denominación actual. Desde aquel año el aniversario de la institución se celebra el 1 de junio en conmemoración a la fecha de su nacimiento.


domingo, 25 de octubre de 2015

Y quedé Turulato: Reflexión sobre la reelección congresal

Por acá ocurre lo mismo
Atónito, desconcertado, pasmado, sorprendido, patidifuso, boquiabierta, asombrado, en una palabra, turulato; así quedé luego de reparar en la intención de los actuales señores congresistas por la región de postularse a la reelección sin haber hecho méritos, incumpliendo los ofrecimientos que motivaron su elección en el proceso anterior y mostrando, no creo que conscientemente con sus actos, desprecio por las virtudes que deben encarnar, desmedido interés por la figuración mediática, falta de entrega o afición a su trabajo, desempeño individualista que no incluyó los informes habituales al electorado sobre sus acciones periódicas y lo que es más lamentable un escaso nivel intelectual así medido por su falta de preparación académica e incapacidad para proponer, solucionar, crear, innovar, fiscalizar, moralizar…  la cantidad y calidad de sus propuestas legislativas y el casi nulo impacto de su acción parlamentaria en estos cinco años de trabajo en bien de la región son razones más que suficientes para ejercitar una buena práctica ciudadana: la evaluación del trabajo de nuestros representantes. Este acto que implica un ejercicio urgente de nuestra capacidad de pensar y razonar es indispensable para dar un paso positivo en el fortalecimiento de la democracia: elegir a las personas correctas luego de evaluar sus hojas de vida y propuestas, conocedores de su desempeño, valores, intereses e identidad con los objetivos comunes.
Primero, recordemos ¿Por qué motivo usted votó por los congresistas de nuestra región en el proceso anterior? ¿Por el partido político donde milita? ¿Por su experiencia legislativa o en gestión pública? ¿Por su simpatía o carisma? ¿Por su preparación intelectual, académica y actitudinal? Luego, piense ¿Qué hicieron sus representantes por solucionar los problemas de la región? ¿Destacaron por una buena, sana y razonable fiscalización a las autoridades locales, regionales y nacionales? ¿Propusieron proyectos de ley en beneficio de la región y país? ¿Conoce cuáles son? ¿Por qué no los conoce? ¿Se sintió representado por ellos pues interpretaron su forma de pensar en la discusión de los diferentes problemas que atañen a la sociedad? ¿Notó usted preocupación en sus representantes por informar periódicamente sobre el cumplimiento de sus ofrecimientos de campaña? Entonces ¿Cree usted saludable, razonable e inteligente otorgarles el premio de la reelección?
Tomemos una decisión inteligente y no cometamos el mismo error, eso sería una estupidez. Su representante ante el congreso debe ser más que una cara bonita, más que carisma y promesas, más que el candidato de un partido (pregúntese si el partido al que representa lo eligió por sus virtudes o por el dinero que tiene y le permite hacer una campaña política en favor del candidato a presidente). Su representante debe estar preparado para trabajar arduamente en el logro de sus ofrecimientos de campaña. A propósito, evalúe los ofrecimientos de cada candidato, recuerde que un congresista no puede ofrecer obras públicas y de infraestructura, un congresista debe ofrecer propuestas legislativas en pro del logro de los objetivos regionales y nacionales, puede ofrecer ejercer control sobre las instituciones públicas y actuar en defensa de sus representados en temas diversos y de coyuntura, para lo cual se reúne periódicamente con ellos, les escucha e informa sobre las acciones a seguir conforme avance su gestión legisladora. Recuerde que ellos tienen una “semana de representación” cada mes, para cumplir dicho deber, costeada por el propio congreso con el dinero de todos los peruanos.

El congreso está desacreditado y usted y yo somos responsables de ese hecho. Somos nosotros quienes hemos elegido consecutivamente a personas que no poseen las aptitudes y actitudes adecuadas para realizar una gestión legislativa eficiente, eficaz y consistente. Somos usted y yo los llamados a romper este círculo vicioso que es motivo de atraso y subdesarrollo. Piense bien antes de elegir y elija a quien mejor nos represente. Recuerde, se trata de ser inteligente y no estúpido.

miércoles, 21 de octubre de 2015

Personajes Ilustres: Manuel María Izaga y Arbulú

Don Manuel María Izaga y Arbulú
Fuente: Antiguas Fotos de Chiclayo
Manuel María Izaga y Arbulú nació en Chiclayo en 1831. Fue hijo del próspero empresario agrícola, Don Rosendo Izaga, y de la dama chiclayana Doña Juana Arbulú. Según Eugenio Ibáñez Incháustegui (1997) Izaga fue un ciudadano ejemplar, justo con sus trabajadores, desprendido con los más humildes pobladores de Chiclayo, patriota demostrado (por su actuar durante la Guerra del Pacífico) y político apasionado.
Armando Llúncor Villegas afirma que  la familia Izaga, representada por Doña Juana Arbulú, era propietaria de la antigua Hacienda Pucalá y en 1853 “cede  los  fundos  Pucalá  y Tabernas a sus hijos Rosendo y Manuel María Izaga” (Llúncor, 2010). En adelante, el será notorio el desarrollo de la hacienda a partir de la expansión planificada por los hermanos Izaga. “En 1873 las haciendas de Pucalá y Tabernas juntas sólo tenían 32 Hectáreas Y 62 braceros (obreros).  En  1902,  los citados  hermanos  se  separan  y en  1903  se forma  la Sociedad Agrícola Pucalá en la que al lado de la familia Izaga va a participar un 31% de capital extranjero” (Ibídem). A los trabajadores se les otorgó, por iniciativa de Manuel, el “bono quincenal” para la compra de carne, arroz, frejol, maíz y medicina.
Los hermanos Izaga incrementaron la mano de obra con la contratación de culíes (chinos) a partir del año 1859, aunque Llúncor refiere que, a partir de 1819, había chinos en sus tierras de cultivo.
Cuando se creó la Sociedad  Agrícola  Pucalá (1903)  se constituyó “mediante  Escritura Pública  por  María  E.  Izaga  de  Vargas,  Francisca  Adela  Izaga  de Castañeda, María  Josefa  Izaga  y  José  Enrique  Izaga;  con  fecha  5  de  marzo  de  1903, extendido ante el notario Martín Herrera y que comprendía los predios Pucalá, Tabernas, San José, Tablazos, Huaca Blanca y Pátapo” (Ibídem). Con el paso de los años los Izaga se anexaron, a través de compra, los fundos aledaños a la hacienda “en 1924 se empezó con la compra de la Hacienda Pátapo (La Cría Y Cuculí), y el fundo Tulipe; San José de Cuculí en 1924; Huaca Blanca y Tablazos entre 1938 y 1956, Batangrande en 1943” (Llúncor, 2010).
Sobre de 1870 dirigido a Manuel María Izaga
Fuente: Antiguas Fotos de Chiclayo
Según Francis Liza,  Manuel María Izaga Arbulú fue alcalde de Chiclayo en 1875. Luego, su hijo Manuel María Izaga y Lora fue alcalde en 1913 y 1914. Nicanor de la Fuente (NIXA) refirió en su columna periodística y tradicionalista “A propósito” a los homónimos Izaga, padre e hijo, el 5 de febrero de 1995 en el Diario “La Industria” (según información proporcionada por el historiador Miguel Díaz). El documento titulado “Reseña Histórica de la Sociedad Amantes de las Artes” que hace un registro de efemérides institucionales, refiere como año del fallecimiento de Manuel María Izaga (padre) el año 1907 e indica “al acto asisten representantes de las diversas instituciones de la ciudad por considerarlo “hombre notable é ilustre ciudadano”, el orador oficial en tan importante acto fue el Dr. Francisco Quiroz Vega” quien por aquel tiempo fue presidente del Club de tiro Chiclayo 77. En la década de 1960 fallece Manuel María Izaga y Lora, hijo de nuestro personaje. Los restos de ambos se encuentran en el cementerio Presbítero Maestro de Lima en el Mausoleo de la Familia Izaga (según Carlos Zuloeta, 2015)
Firma de Manuel María Izaga y Lora
Fuente: Antiguas Fotos de Chiclayo
Diputado nacional en 1886 y Senador por Lambayeque en 1889  junto a Don José G. Arbulú. En 1903 fue parte de la Alianza Liberal de Chiclayo integrada, entre otros, por Juan de Dios Lora y Cordero,  Juan Ugaz, Carlos Barandiarán, Víctor Manuel Amézquita, Arturo Escalante y Váscones, Guillermo Gamarra, Luis Odar Seminario, Leoncio Brandon, Alejandro Leguía, Everardo Soto y Moisés Escurra. Perteneció al Partido Constitucional. Aún se le recuerda haciendo su gira política por todos los pueblos del antiguo departamento de Lambayeque “acompañado de los señores Juan Aurich, David Delgado, Wenceslao y Uladislao Leguía y Roberto Paredes”.
Un documento del Congreso de la República nos recuerda que fue el promotor de la elevación a la categoría de ciudad al actual distrito de Monsefú, así  “(el) 26 de octubre de 1888 a petición del Diputado nacional Manuel maría Izaga y Arbulú. Monsefú fue elevado a la categoría de ciudad, siendo el Presidente de la República el General Don Andrés Avelino Cáceres y su alcalde Don Eusebio Ferré Rodríguez” (Moción 4914-CRP, 2012)
Es digno resaltar la participación patriótica de Manuel María Izaga quien pagó, como otros hacendados, cupos de 600 pesos y 1000 pesos; luego, según el historiador Julio César Sevilla, pagó cupos personales adicionales a los chilenos durante la guerra. Estos, fueron entregados en defensa de la integridad de las señoritas de Pucalá y Chiclayo y para evitar los ultrajes de los que hubieran sido víctimas en caso de no pagar.  Casi al final de la guerra formó el “Batallón Chiclayo” constituido por 60 campesinos bien uniformados y armados, dirigidos por él; luego, el número ascendió a 180. Este batallón pondría orden, ya que después de la guerra se inician conflictos personales entre quienes creyeron tener derecho de ser gobernadores o prefectos de Lambayeque.

La calle conocida antiguamente como San Isidro y San Francisco fue, luego, denominada Manuel María Izaga en homenaje a nuestro noble paisano.

lunes, 19 de octubre de 2015

Personajes Ilustres: Juan de Dios Lora y Cordero




El maestro, jurista y político Juan de Dios Lora y Cordero, nació en Chiclayo el 13 de marzo de 1864. Fue hijo de don Juan de Dios Lora y doña Manuela Cordero. Su formación escolar la realizó en Chiclayo y, luego, estudió leyes en la Universidad Mayor de San Marcos. “Periodista de buena sepa, atacó los vicios políticos y sociales de la nación con perseverancia; combatió las explotaciones y abusos que se realizaban con los indios. Uno de los capítulos más significativos en la vida política del doctor Lora y Cordero, es su participación decisiva y rotunda en la célebre revolución de 1894-1895, que culminó con el triunfo del Partido Demócrata y entrada de Don Nicolás de Piérola a Lima por Cocharcas el 17 de marzo de 1895”. Se casó con doña Rosaura Olivares. Fue padre del poeta Juan José Lora y Olivares, y tío del poeta José Eufemio Lora y Lora.
Teodoro Rivero Ayllón, califica a Lora como un hombre “con amplia obra dispersa en diarios y revistas de Lima, Chiclayo, Piura y Trujillo”. Lora y Cordero fue Alcalde de Chiclayo en 1899, Director del Colegio Nacional San José de 1901 a 1904, Fiscal de la Corte Superior desde 1908, líder del Partido Liberal, Diputado por Chiclayo entre 1895 y 1890. Dirigió los Colegios Nacionales de San Juan de Trujillo y Guadalupe de Lima desde 1912. Perseguido bajo el régimen de Cáceres, fue Director de Gobierno durante el período de don Nicolás de Piérola” (Rivero, 1976). 
Al Colegio San Juan de Trujillo, llegó para reemplazar al maestro Alemán Gustavo Ríes en 1916. Fue maestro, según Luis Facundo Antón, en el Primer Colegio femenino de Chiclayo, “Nuestra Señora de la Concepción”. Una de sus principales estudiantes fue la, posteriormente, poetisa y maestra Sara Bullón La Madrid.  Años después, junto a otro insigne maestro de nuestra tierra, don Nicolás La Torre García, fundó el antiguo Colegio Bolognesi de Chiclayo. También fue Director de Justicia durante el gobierno de Don Guillermo Billinghurst, quien fuera apodado “pan grande”. 
A Lora y Cordero se le recuerda como un orador brillante y de sólidos argumentos. Publicó la obra “Para la historia del departamento de Lambayeque” (1905) donde hace una severa crítica a la clase política lambayecana, a las formas de elección de las autoridades municipales y a la Junta de departamental de Lambayeque, vigente por aquel tiempo. Apoyó a la montonera del Cura Casimiro Chumán en 1910. En Trujillo, Lora y Cordero, dirigió en el Colegio San Juan al maestro y poeta brillante César Vallejo. 
El literato Saniel Lozano, narra una anécdota de ambos: “El director acostumbraba hacer un recorrido por los pasadizos y claustros del plantel. Una tarde, empezó su recorrido habitual. Avanzando por el claustro del segundo patio, le llamó la atención el gran silencio que reinaba en el aula del primer año que, por tratarse de niños, deberían estar, como siempre, movidos y bulliciosos. Se acercó, pues, el director a la puerta y, con gran sorpresa, contempló al profesor César Vallejo, quien, reclinado sobre su pupitre, dormía profundamente, mientras los niños en el salón permanecían en el más grave y respetuoso silencio. Ante la sorpresiva presencia del director, los niños trataron de ponerse de pie, pero, reaccionando de inmediato, el doctor Lora les hizo en forma apresurada señales con ambas manos para que no se movieran y, llevándose el índice a los labios: “¡Shist!”, les invocó silencio. Y prosiguió su paseo por los demás salones del claustro” (Lozano, 2013).

Ejerció como Fiscal de la Corte Superior de Piura hasta que, al fundarse la Corte Superior de Lambayeque y a pedido de muchos ciudadanos que enviaron un memorial a las autoridades de gobierno, fue trasladado a la ciudad de Chiclayo. 
Falleció el 28 de febrero de 1924. Los restos de Lora y Cordero, quien falleció el 28 de febrero de 1924, se encuentran en el nicho N° 117 del cuartel San Guillermo del cementerio “El Carmen” de nuestra ciudad. En su honor, la antigua calle de “Santa Catalina” cambió su denominación por la de “Juan de Dios Lora Y Cordero” o simplemente, “Lora y Cordero”, como es actualmente conocida. 

domingo, 18 de octubre de 2015

Personajes Ilustres: José Andrés Torres Paz

Don José Andrés Torres Paz. Héroe chiclayano de la
Guerra del Pacífico

El héroe chiclayano de la Guerra del Pacífico, José Andrés Torres Paz nació el año 1857. Fue hijo de Don José Manuel Torres Aguirre y de Doña María Carmen Paz. Junto a su familia se traslada a temprana edad a la ciudad de Lima donde fue estudiante del Colegio Guadalupe y, posteriormente, estudiante de derecho en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Sus dotes intelectuales fueron notables, así lo demostró al publicar el texto “La oligarquía y la crisis” (1877) referida por Jorge Basadre como uno de las más importantes de su tiempo, según consta en la obra de Fernando de Trazegnies “La idea de derecho en el Perú republicano del siglo XIX” (1992). Los jóvenes estudiantes sanmarquinos habían conformado la “Logia Carolina”.
Una vez declarada la guerra, consciente que el gobierno no permitiría que los jóvenes intelectuales de la patria acudan a los campos de batalla, junto a sus compañeros deciden disolver la logia y solicitar su conscripción, luego de una primera negativa el gobierno decide aceptar a tres universitarios “de modo que los sanmarquinos reunidos decidieron previo sorteo, enviar una representación compuesta por tres jóvenes cuyas edades eran de 20 y 23 años. Estos jóvenes eran: José Andrés Torres Paz, Manuel Eduardo Lecca y Augusto Eron Bedoya” (Buenaño, 2010)
En “La Universidad Mayor de San Marcos y los sanmarquinos durante y después de la Guerra con Chile” (2010) el historiador Julio Buenaño Olivo aporta información indispensable para la comprensión del sacrificio heroico de nuestro ilustre paisano. Los jóvenes sanmarquinos partieron del puerto del Callao en el barco “Oroya” desembarcando el 29 de mayo de 1879 en Iquique, en donde reciben el grado subtenientes en el Regimiento «Dos de Mayo» a cargo del coronel Manuel Suárez. Concurrieron a las batallas de San Francisco, el 19 de noviembre de 1879, a la de Tarapacá, el 27 de noviembre de 1879, donde Augusto Bedoya y José Torres Paz fueron heridos, éste último en el hombro izquierdo. Por su valor en Tarapacá los sanmarquinos se ganaron el reconocimiento del coronel Andrés Avelino Cáceres, quien ya había colocado como ayudante a Manuel Lecca. Al llegar a Arica el ejército se reorganiza, Torres Paz y Bedoya serán subayudantes del coronel Cáceres. El 26 de mayo de 1880, en la Batalla del Alto de la Alianza, Torres Paz es nuevamente herido, esta vez en la mano. Buenaño refiere un hecho anecdótico: “Durante el transcurso de la batalla de Tarapacá fue capturado un oficial perteneciente a una distinguida familia de Chile, el cual se libró de ser muerto debido a la oportuna intervención de Torres Paz. Ya como prisionero de guerra, dicho oficial fue conducido a Arica… el “rotito” como amigablemente le llamaban, fue canjeado en este último lugar y al despedirse de ellos lo hizo profundamente conmovido por el trato recibido. Habiéndose producido la derrota en el Campo (Alto) de la Alianza, comenzó el enemigo a cumplir con ferocidad sus órdenes, sin heridos ni prisioneros, ultimando a estos aun cuando se encontraban amparados por la Cruz de Ginebra (Cruz Roja). Torres Paz estuvo a punto de ser asesinado, cuando el “rotito” lo reconoció y deseando pagar la deuda de gratitud que con él tenía contraída, evitó enérgicamente que fuera victimado y lo hizo fugar del campo del desastre” (ibídem).
En adelante Torres Paz, flanqueando a Cáceres, estuvo en Puno y, luego, en Lima donde alcanzó el grado de Teniente. En la Batalla de Miraflores (1881) Torres Paz que marchaba al lado de Cáceres, recibió un disparo certero del enemigo que le produjo instantáneamente la muerte. 

El 25 de octubre de 1896, el Congreso de la República "teniendo en consideración los méritos del teniente Don José Andrés Torres Paz, muerto en la Batalla de Miraflores, ha resuelto conceder a doña María Paz viuda de Torres, madre del expresado teniente, la pensión de gracia de sesenta y cinco soles mensuales..." mediante documento firmado por Don Guillermo Billingurst, Presidente del Senado; Don Wenceslao Valera, Presidente de la Cámara de Diputados; Don Emilio Luna, Secretario del Senado; y Don Juan Julio del Castillo, Secretario de la Cámara de Diputados.

La antigua calle “La Verónica” de nuestra ciudad, hoy se denomina “Torres Paz” en su honor y en Barranco (Lima) en 1939 se inauguró la Plaza “Torres Paz” durante la gestión edilicia de Don Germán Noriega del Valle, la obra fue apadrinada por el Gral. Oscar R. Benavides.

lunes, 5 de octubre de 2015

Los Pardo en Tumán


     El matrimonio formado por don Manuel Justo Pardo y Lavalle y doña Mariana Barreda y Osma se produjo en Lima el 17 de julio de 1859. Fueron sus hijos: Felipe (1860), Manuel (1861), Juan (1862), José (1864), María (1865), Ana (1868), Luis (1869), Enrique (1870), Rosa Mercedes Genara (1871), Carmen, Victoria (1876) y Manuel Adalberto (1877) Pardo y Barreda. Manuel Pardo invirtió su capital en la exportación de guano, contratación de trabajadores chinos y otras empresas dedicadas al comercio internacional. Además en la construcción de ferrocarriles y en la exportación de azúcar. Don Manuel Pardo y Lavalle, había amasado su fortuna al haber sido gerente de la Compañía de Consignación del Guano para la Gran Bretaña, director del Banco del Perú, presidente de la Compañía de Seguros La Paternal y director de la Compañía Sur-Americana de Seguros Marítimos e Incendios. Además su esposa, Mariana Barreda y Osma, pertenecía una familia muy adinerada.

     Según Bazán (2013) “En 1872, Pardo compró la Hacienda azucarera Tumán”. Además, Ulric Unke (2010) indica “Pardo compró la hacienda azucarera Tumán de Diego Buenaño por 404 000 pesos… la compra, hecha a nombre de su esposa, la financió con un préstamo de 300 000 pesos del Banco de Crédito Hipotecario, y con un préstamo de 125 000 pesos extendido por la casa comercial de Carlos Delgado” Entonces, no es correcto, como afirmara Jorge Basadre, que Felipe Barreda y Aguilar comprara la hacienda Tumán y se la diera a su hija Mariana Barreda de Pardo como un regalo. Fue el matrimonio Pardo quien compró Tumán.

     A partir de 1873, Tumán representó las dos terceras partes del capital conjunto del matrimonio Pardo Barreda. Según Unke “Los Pardo no compraron la hacienda Tumán como un símbolo de status… Tumán habría resultado del todo inadecuada para los Pardo si hubiesen deseado jugar al señor y la dama del feudo, porque estaba demasiado lejos como para que ellos pasaran parte de su tiempo allí… Por lo tanto, no se convirtieron en hacendados por una mentalidad tradicional o colonial, sino más bien por su agudeza empresarial, la cual hizo que consideraran, con toda razón, que la producción azucarera habría de ser un negocio rentable”.

     La Hacienda Tumán, según José Carlos Martin (2010) quien refiere a José pardo y Barreda en sus memorias inéditas “Lo que mis hijos deben conocer” (documento resguardado a la fecha por José Pardo Heere) fue arrendada inmediatamente después de su compra a Alfredo Solf por diez años, a un pago anual de 24 000 pesos y, luego, nuevamente arrendada al mismo Solf por cinco años más. Con esto notamos un nuevo error de Basadre quien indica que Tumán fue administrado en 1881 por Felipe Pardo y Barreda, hecho que resulta imposible. Es seguro que la administración directa de los Pardo se produce a partir de 1883. 

     José Pardo y da a conocer en sus memorias datos interesantes del proceso judicial que emprendieron contra Alfredo Solf Martens para recuperar la hacienda debido a la falta de pago del arrendamiento y afirma "tuve a mi cargo los asuntos judiciales con el Sr. Solf, para el cobro de los arrendamientos de la hacienda Tumán y para recuperar esta hacienda por su falta de pago. Estos asuntos me llevaron a Chiclayo donde tuve que actuar en una atmósfera de visible hostilidad, por las grandes relaciones que tenia Solf en ese lugar. Contadísimas fueron las personas que me prestaron su concurso: Dr. Luis López, Gerente de Eten; el médico Pedro Pablo Chacaltana, hermano de los Chacaltana de Lima y un Mariano Polo, padre del Dr. Salón Polo, personalidad conocida en el ramo de Relaciones Exteriores... En este proceso tuve el apoyo de las autoridades y así pude poner un interventor en la hacienda y ocupar ésta al fin del juicio… Solf era hombre inteligente, .honorable, pero mal agricultor, por no disponer de los capitales necesarios”.
Don Manuel Pardo y Lavalle, propietario de la
Hacienda Tumán; propiedad adquirida junto con
su esposa doña Mariana Barreda y Osma


     En 1907, doña Mariana Barreda, entregó la propiedad de la Hacienda Tumán a hijos, dando origen a la Negociación Tumán S.A., que incluía las propiedades de Tumán, San José y Calupe.

viernes, 2 de octubre de 2015

Italianos en Lambayeque

Bandera izada en 1880 en el Molino Nacional de Chiclayo durante
la invasión chilena en la Guerra del Pacífico

Según Díaz y Pizarro (2000) “La presencia de italianos en el Perú se hace sentir desde el momento de la conquista llevada a cabo por los españoles, se tiene referencia de por lo menos tres italianos que tuvieron participación en la repartición de la recompensa pagada por los incas a los españoles por la libertad de Atahualpa, estos italianos fueron, Pedro de San Milán, Martín de Florenda y Juan de Niza, todos pertenecientes a la rama de infantería”.
Poco a poco el número de migrantes fue en aumento “Para el año 1876 se contabilizan 6.692 italianos en todo el Perú…El censo de 1876 arroja para Lambayeque 244 italianos” (Ibídem) se estima que, actualmente, los descendientes de italianos suman casi 500 mil en todo el Perú
Los italianos que llegan al Perú son prevalentemente ligures. Chiaramonte refiere “… Si, como escribía Pirrone, ministro en Lima en 1901, los orígenes de la colonia italiana en Perú se deben buscar en aquel núcleo de gente de mar, proveniente la mayor parte de la Liguria…”. En la región de Lambayeque llegaron, también, italianos de las zonas de Piamonte, Lombardía y Calabria.
Sobre nuestra región, según Rivero (1976) “a principios del gobierno de Balta arriban a Chiclayo las primeras familias de inmigrantes, generalmente italianos”.
El mismo autor, refiere como el más reconocido inmigrante italiano a “Don Virgilio Dall´Orso… (quien) llegó por abril de 1866. Vino con un coterráneo suyo, Piero Ferri. Dall´Orso era genovés, originario de Chiavari (1844). Tenía pues 22 años cuando llegó e instaló con Ferri el primer almacén comercial de la ciudad frente al parque principal”. El nombre de Virgilio Dall´Orso aparece, luego, en el Registro de Reclamaciones Italianas presentadas al Ministerio de Relaciones Exteriores de Perú debido a los daños causados a sus propiedades en las revueltas de 1900 (RI. 47 – Daños por la Guerra civil – 1900/1901).
Rivero Ayllón complementa la información en indica “llegarían después los Lossio, los Oneto, los Bianchi, los Scarpatti, los Gervassi, los Cassinelli, los campodónico, los Minetti…”.
Ya en nuestro tiempo, la dama chiclayana Yolanda ciccia algarete, descendiente de don Michelangelo Ciccia Mercury, nacido en Cinquefrondi, Provincia di Reggio Calabria en italia, es intérprete y autora de la letra y música del Himno de la Asociación Italiana de Chiclayo, hecho que le permitió recibir las felicitaciones del Embajador Italiano en el Perú, Instituto Raymondi, Casa de Cultura Italiana, Presidentes de los Comités y de las Asociaciones Italianas. El presidente de la Asociación en Chiclayo es el Sr. Enrique de la Piedra Cassinelli. Actualmente, el Corresponsal Consular de la Embajada de Italia en la ciudad de Chiclayo es el Sr. Antonio Rinaldi Ionno. Además, destaca notablemente la profesional italiana Dra. Ágata Serranó, Doctora en Derecho, quien brinda desde inicios de este año sus conocimientos a través de la práctica académica en la Universidad Católica “Santo Toribio de Mogrovejo”.
Algunos datos relacionados: En enero de 2014, el artista italiano residente en Chiclayo Adriano Sala Villa, realizó una exposición individual denominada “Impacto cromolírico” con óleos de corte impresionista inspirados en los paisajes de Puerto Eten, Pimentel y Chiclayo. Actualmente esta expuesta, en el octavo piso del edificio Juan Pablo II de la Universidad Católica “Santo Toribio de Mogrovejo” la bandera italiana izada por Virgilio Dall´Orso, en 1880, en el antiguo Molino Nacional, signo que permitió evitar el ataque chileno de dichas instalaciones durante la Guerra del Pacífico, con lo cual salvaron la vida muchos chiclayanos. El idioma italiano es enseñado en 2 universidades, 2 centros de idiomas y mediante enseñanza particular.
Entre las familias de origen italiano en la Región Lambayeque, tenemos: Lecca, Parodi, Cánepa, Traverso, Cúneo, Bacigalupo, Chiappe, Rinaldi, Zunino, Zunini, Amoretti, Bianchi, Boggie, Boggiano, Rocca, Tasso, Costa, Dagnino, Cantelli, Onetto, Gamallo, Castellano, Campodónico, Cannata, Gasco, Valle, Casaretto, Bocanegra, Castello, Centurión, Vassallo, Vento, Rivera, Ricci, Riccio, Adriano, Oliva, Espino, Descalzi, Dall´Orsso, Cassinelli, Biffi, entre otros.