martes, 24 de julio de 2012

Lambayeque y Chiclayo en la Independencia del Perú: El Nervio Inicial de la Victoria


Lambayeque y Chiclayo en la Independencia del Perú: El Nervio Inicial de la Victoria
“Non bene pro toto libertas
Benditur auro”
Horacio
1.    Introducción
Deseo en el presente trabajo brindar información histórica sobre el proceso de la independencia en el Partido de Lambayeque y, específicamente, en la provincia de Chiclayo. De ninguna manera deseo soslayar la importancia de las particulares gestas independentistas de las provincias de Lambayeque y Ferreñafe, sino aportar mayor información o aclarar la ya existente sobre la gesta en Chiclayo. Escribo “Lambayeque y Chiclayo…” pues es muy fácil llegar a concluir que no se pueden separar los dos actos independentistas al haber tenido una misma inspiración y al estar comprobadas las relaciones entre los protagonistas en ambas provincias.
En un primer momento brindo información general sobre el Partido de Lambayeque y el crecimiento que, con el paso del tiempo, otorga a Chiclayo una singular importancia social y económica. Luego explicaré la participación de las logias lauritanas en este proceso, el mismo que parte de una relación entre organizaciones de ese tipo a nivel nacional e internacional. En un tercer momento haremos una revisión a la información existente sobre la independencia de Chiclayo y el análisis del acta de la jura de la independencia de nuestra ciudad. Finalmente expondremos el apoyo concreto brindado por Chiclayo y Lambayeque a la causa de la independencia nacional y el  pensamiento expresado por San Martín y Torre Tagle sobre la participación lambayecana en la gesta independentista.
El presente forma parte de una serie de trabajos destinados a rescatar, aclarar y salvaguardar la información existente sobre la historia de nuestra región.
2.    Los antecedentes
Considerando las versiones de Pedro Delgado Rosado, Ruben Vargas Ugarte y Germán Leguía y Martínez; podemos afirmar que Lambayeque era uno de los ocho partidos que integraban la Intendencia de Trujillo gobernada por el Marqués de Torre Tagle. Los otros partidos eran: Piura, Trujillo, Cajamarca, Chachapoyas, Chota, Pataz y Huamachuco. La Intendencia de Trujillo era la mayor de todas abarcando las actuales regiones de Tumbes, Piura, Lambayeque, La libertad, Cajamarca y Amazonas”. Las poblaciones más importantes de la intendencia eran Trujillo, Piura, las Villas de Lambayeque, Cajamarca y Huamachuco.
El Partido de Lambayeque comprendía las provincias de Lambayeque, Chiclayo y Pacasmayo, 22 pueblos, 31 haciendas y 32 218 habitantes, distribuidos de la manera siguiente: 2 677 españoles, 19 754 indios, 4 874 mestizos, 3 153 pardos y 1760 negros.
Leguía y Martínez refiere: “el Partido de Lambayeque, por esos tiempos, era el más rico del Perú; y su capital pudo llamarse, como se le ha llamado siempre, ´sultana del norte´, vivero inagotable de trabajo, de industria y de comercio”.
Luego Rubén Vargas Ugarte dice sobre Chiclayo “…la pujante Chiclayo que paso a paso va convirtiéndose en el emporio del norte”.
Don Jorge Zevallos Quiñones revela en su obra “Historia de Chiclayo” (1995) que en tiempo cercano al inicio de la lucha por la independencia, Chiclayo “(era) populoso, uno de los mejores que tenía la provincia de Saña, lucido vecindario, son sus frutos abundantes, es el tránsito del Reyno, hacen escala los traficantes de negocios, llevan y conducen granos, azúcares, mercadería, y finalmente es esta población la abastecedora y quien provee no solamente a los pueblos comarcanos, sino (también) extrañas provincias y reynos de ultramar”. Luego refiere la versión del viajero inglés W.B. Stevenson en “Historical and descriptive narration of twenty years residence in south america” (Narración histórica y descriptiva de veinte años de residencia en América del Sur”) quien indica que “(Chiclayo era) el lugar más limpio y social de toda la costa; contiene algunas familias respetables y su situación en el valle de Lambayeque es deliciosa…”
Sobre nuestra tierra y su importancia para la lucha emancipadora, Don Teodoro Rivero Ayllón en “Lambayeque: Sol, Flores y Leyendas” (1976) dice: “Lambayeque estaba en posición estratégica. Lejos de la vigilancia estrecha del intendente de Trujillo, se favorecían los desplazamientos y la conspiración. Por otra parte, desde mucho antes de 1820, como evocará uno de los mismos protagonistas, Lambayeque tenía trato frecuente con Chile y Panamá. Esto es: apertura hacia vientos de renovación que no se daban, ciertamente, en el bastión realista del Perú, sede del virreinato”
Don Antonio Serrepe Ascencio, en “Chiclayo y su independencia” describe a Chiclayo del año 1815 como "una aldea de 4000 habitantes dedicados al comercio de azúcar, algodón, tabaco y jabón... la población mayoritaria era de indios tributarios y mulatos industriosos para el comercio". Nos traslada hasta aquel año en razón de la protesta de la India principal doña Solana Seclén contra el cobro de los diezmos. Vale recordar que el diezmo era un tributo de corte eclesiástico con el que se financiaban los gastos del culto y afectaban la décima parte de la producción agropecuaria. Nos dice "Fue aquel año de una efervescencia libertaria tal que bien puede significar el inicio de la lucha por la independencia en la ciudad de Chiclayo"; aunque según Guillermo Figueroa Luna y Eddy Montoya en "Lambayecanos en la Historia" (1986): "No se conoce levantamientos independentistas tempranos en Chiclayo".

Cuando se supo en el antiguo partido de Lambayeque del arribo del General José de San Martín  a las playas de Pisco al amanecer del 08 de setiembre de 1820 “se produjo una conmoción sentimental de entusiasmo y valor imposible de describir, pues era su más caro anhelo de varios años atrás”. La reacción de los lambayecanos, entonces, no se hizo esperar pues “de inmediato Lambayeque, Chiclayo y Ferreñafe, las tres poblaciones más grandes del partido, se convirtieron en polos de frenética preparación para la próxima guerra”. Es muy importante destacar que el deseo de independencia del yugo español entre los chiclayanos no fue reciente ni, mucho menos, apresurada pues  “los vecindarios ya estaban ganados a la idea de la independencia desde diez años atrás, por lo menos, de modo que se vio llegado el momento de luchar”.
Si consideramos la distancia entre Chiclayo y Lima, las dificultades para el traslado de personas y objetos entre ambas ciudades y la presencia de patriotas y realistas, muchos de ambos incógnitos o desconocidos, vale preguntarse ¿Cuál fue y como se materializó la ayuda que la población de Chiclayo, el Partido de Lambayeque y la Intendencia de Trujillo brindaron al General San Martín en la lucha por la libertad de la patria?
La materialización del apoyo se da a partir del traslado del ejército libertador a la ciudad de Huaura. Indica Zevallos que “la razón de este movimiento genial fue para estar más cerca de la enorme fuente de recursos de todo género con que podía contar la intendencia de Trujillo, emporio de abastecimientos, ganado caballar y mular, dinero y demás circunstancias fundamentales para la acción. Y sobre todo, juntarse al ardiente partidarismo de toda su gente, que sería en nervio inicial de la victoria”
Es muy cierto que, en aquella época “(era) Lambayeque la heredera social, política y administrativa del antiguo corregimiento de Saña” pero Chiclayo “por su esfuerzo y trabajo, su vecindario acreditado y las propias producciones de azúcar y tabaco, constituía un núcleo de gran importancia entre los demás…” además, el sentimiento de los Chiclayanos con respecto de la lucha emancipadora estaba cautiva por la idea de libertad. Zevallos afirma “en Chiclayo la fiebre por la futura patria se apoderó de sus habitantes. Primero en forma personal e improvisada, luego por las erogaciones, cupos, requisas de caballos y reclutamiento, centralizándose la operación obviamente en Lambayeque” recordemos que Lambayeque fue la primera población del Perú que proclamó su independencia el día 27 de diciembre de 1820.
3.    El papel de las Logias Lauritanas
Si bien es cierto las logias lauritanas tuvieron sede en la ciudad de Lambayeque, es también necesario reconocer que en ellas participaron vecinos notables de Lambayeque y Chiclayo y, por lo tanto, la conexión entre los vecinos notables de ambas ciudades es insoslayable, lo mismo que su relación en el acto de la independencia de ambos pueblos.
En el centro de la ciudad de Lambayeque funcionaba la logia secreta. Actualmente  se conserva de ella la antigua casona conocida como “Casa Montjoy” la cual viene siendo remodelada en una acción digna de resaltar por la asociación “Patronato de Lambayeque” muy bien conducida por Don Carlos Balarezo Mesones.
Hasta Lambayeque se trasladaron, luego de la ruina de Saña, españoles de “rancio abolengo hispano: los Iturregui, los Saco, los Leguía, los Muga, los Lastres, los Figuerola, los Vidaurre”. Otros vecinos notables eran, según Rivero Ayllón; los Fernández de la Cotera, los Delgado de la Cotera, los Haro de la Cotera, los Del Caso y Rivero, los Rodríguez Duran, los Salazar, los Meléndez, los Valdez, los Porras, entre otros. Todos ellos, finalmente, estuvieron vinculados en el apoyo a la causa de la emancipación. A las buenas, mediante óbolos voluntarios o a la mala, mediante la requisa o confiscación de sus bienes.
Hasta las logias llegaban noticias de la “flama revolucionaria que incendiaba Colombia, Chile y Buenos Aires”. Llegaban, también, los periódicos que circulaban en esos países los cuales eran leídos con sumo interés, aunque ocultamente, para luego ser copiados y distribuidos en otros lugares del partido de Lambayeque (especialmente Chiclayo) y fuera de él. La logia de Lambayeque mantenía contactos estrechos con sus similares de Nueva Granada y, especialmente, con la Logia Lautaro fundada por José de San Martín en Buenos Aires.
Un dato importante, en la obra de Don Ricardo Rojas titulada “El Santo de la Espada” (1961) se puede leer parte del juramente que hacían los integrantes de las logias en aquel tiempo “…nunca reconocerás por gobierno legítimo de la patria, sino aquel que sea elegido por libre y espontánea voluntad de los pueblos, y siendo el sistema republicano el más adaptable al gobierno de las américas, propenderás por cuantos medios estén a tu alcance a que los pueblos se decidan por él…” este juramento lo hicieron los miembros de la logia en Lambayeque como antes lo hizo San Martín al fundar la Logia Lautaro.
San Martín comenzó a ganar la guerra de la independencia primero en las logias. Según Rivero “le entusiasmaba y hacía abrigar justificadas esperanzas la diligencia y empeño de las logias peruanas, en particular la de Lambayeque con la cual mantenía contacto desde antes de su expedición libertadora a través de las nieves andinas”. La relación entre Don José de San Martín y los miembros de la logia en el partido de Lambayeque están registradas en la misma acta de independencia de Lambayeque, que indica “(haber tomado su decisión debido a) las diversas cartas del excelentísimo señor Don José de San Martín, general del ejército libertador del Perú, escritas a varios individuos de este cuerpo (miembros de la logia)…”
Más adelante, la historia registra la participación activa de otras logias en las independencias de Trujillo (29 de diciembre de 1820) Piura (06 de enero de 1821) Tumbes (07 de enero de 1821) Cajamarca (08 de enero de 1821) Chota (09 de enero de 1821) Jaén (04 de mayo de 1821) Chachapoyas (06 de junio de 1821) Maynas (19 de agosto de 1821) Saposoa (18 de setiembre de 1821); entre otras.

4.    La Proclamación de la Independencia en Chiclayo.

Los hemos dicho, el 27 de diciembre de 1820 proclamó su independencia la ciudad de Lambayeque y 5 días después, el 1 de enero de 1821, lo hizo la ciudad de Ferreñafe. En Chiclayo, según relato de Serrepe Asencio, la independencia se produjo de la siguiente manera: "En el antiguo local del cabildo, que hoy ocupa el Palacio Municipal de Chiclayo, se reunieron los patriotas y recibieron al delegado por Lambayeque, quien les invitó para declarar su independencia. Los agentes Ortiz y Remón comparecieron ante el alcalde pidiendo se proclamara la independencia en tanto que la multitud aguardaba en la plaza".

Sobre aquel emocionante momento, Zevallos escribe “hicieron la proclamación chiclayana los beneméritos señores cabildantes D. Santiago Burga, D. Pedro Balza, D. José Navarrete, D. Cornelio Miranda, D. Antonio Chimpén, D. Tiburcio Morante, D. Antonio Valdivia, D. Joaquín Farro, D. José María Diez, D. Felipe Torres, D. Valentín Castro y D. José Gabriel Udines, certificando el solemne momento el secretario D. Manuel Antonio Salazar en la casa municipal en medio de un enorme concurso de gentes delirantes de alegría”. Sobre esta información debo indicar que según Serrepe los cabildantes Pedro Balza y Tiburcio Morante, así llamados por Zevallos, fueron en realidad Pedro Balcazar y Tiburcio Miranda.

En una investigación particular realizada en documentos del archivo regional de Lambayeque, encontré como regidor al ciudadano de apellido Morante (corroborando el dato de Zevallos) y el registro del apellido Nuchines en lugar de Hudines.  El acta de la Independencia de Chiclayo fue redactada por Don Francisco Solano Fernández de Alarcón.

Por referencias documentales posteriores se sabe que mientras los miembros de la municipalidad aprobaban la proclamación inmediata de la independencia, afuera de la sala estaba reunida una gran cantidad del pueblo en gran expectativa, con D. José Leonardo Ortiz que lo arengaba exaltadamente.

Esta versión debemos complementarla con la de Figueroa y Montoya que refieren sobre el momento crucial de la reunión del cabildo: "Es en esas circunstancias que por invitación del delegado lambayecano Pedro de las Muñecas, el Cabildo de Chiclayo, bajo la presidencia de su alcalde Santiago Burga, proclamó también la independencia el 31 de diciembre de 1820, nombrándose a José Leonardo Ortiz como Gobernador, es decir, la máxima autoridad política de la localidad".

La jura de la independencia la realizó el Presbítero Antonio Arteaga usando la siguiente fórmula: "Señores, ¿Jurais por Dios nuestro Señor y los Santos Evangelios ser independientes cumpliendo fielmente las órdenes que se nos dirijan por las autoridades superiores y servir fielmente a la patria?" a lo cual respondió afirmativamente el cabildo en pleno.

Una copia íntegra del “Acta de la Jura de la Independencia de Chiclayo (1820)” fue publicada por el Diario “La Industria” de Chiclayo el 31 de diciembre de 1970 y en ella se pueden apreciar los siguientes importantes detalles:
a)    La reunión se produjo en salón consistorial y se reconoce el júbilo que invade a los “vecinos de ambos sexos y calidad…”
b)    La noticia de la Independencia de Lambayeque, ocurrida el 27 de diciembre de 1820, fue conocida por versión de Don José Leonrado Ortiz y Don Francisco Remón.
c)    Se reconoce que la independencia fue una “solicitud del pueblo” representado por Ortiz y Remón quienes entregaron las cartas que acreditaban la independencia de Lambayeque, firmadas por el señor Don Pedro de las Muñecas, y el pedido del pueblo de Chiclayo.
d)    Los cabildantes juramentaron en medio de un círculo formado por la multitud al margen de la plaza.
e)    Se acordó que las autoridades existentes continuasen mientras el gobierno superior resuelva lo que era más justo y se nombró a Don José Leonardo Ortiz como “jefe” (gobernador) para “velar por los casos en que se necesitase…”
f)     Ordenó agradecer al señor Don Pedro de las Muñecas por la prontitud con que de un modo oficial remitió las noticias de la Jura de la Independencia en Lambayeque.
g)    Ordenó la publicación por tres días continuos de los acuerdos del cabildo por el bando del mismo.
h)   Se permitió a la población manifestar su “libertad e independencia del modo que les parezca más cómodo manifestar a la luz pública su fidelidad y gozo…”

José Leonardo Ortiz, Gobernador Político elegido "encabezó la colecta y acopio de dinero, caballos, víveres y otros pertrechos, así como la formación de un contingente de combatientes que deberían unirse al ejército de San Martín en Huaura". Lo cierto es que fueron tres los hechos que permitieron la independencia de Chiclayo:

a)    La llegada de San Martín en setiembre de 1820, el posterior cerco a Lima, el bloqueo del Callao y el pase del Batallón "Numancia" (con Ramón Castilla) a las filas indenpendentistas.

b)    La determinación de los cabildos urbanos del interior del Perú, cuyos integrantes, llamados "vecinos notables" (españoles y criollos acomodados) se manifestaban mayoritariamente en favor de la independencia. Cabe mencionar la conformación previa de logias lautarinas como la logia White Star (estrella blanca) integrada por buen número de "vecinos notables". En ellas el tema de la independencia era habitual y, el secreto de las reuniones, permitió la motivación y preparación de los planes libertarios.

c)    Los levantamientos de indios y esclavos contra el orden colonial, manifestados en litigios, sublevaciones, cimarronaje, etc.

Según artículo del Diario "El Comercio" (febrero, 1954) "José Leonardo Ortiz trabajaba por la independencia desde antes de la llegada de San Martín" pero no se tienen evidencias de esto. Lo cierto es que el 31 de diciembre de 1820, el pueblo de Chiclayo festejó en las calles con bailes y vítores la independencia de la ciudad.

5.    El Apoyo Brindado a la Independencia Nacional

Lambayeque y Chiclayo aportaron a la lucha por la independencia nacional:
a)    Dinero, vituallas, telas, cordobanes, armas, alhajas de los templos, caballos, ganado, etc.; para el sostenimiento del ejército libertador.
b)    Hombres de todas clases sociales: indios, blancos, negros.
c)    Participación de indígenas notables como los Llontop, Chimoy, Yaipén, Chiroque, Farroñay, Quesquén, Serrepe, Siesquén, etc.
d)    Un batallón íntegramente conformado por negros de Lambayeque (la Compañía N° 08), tal como está registrado en misivas enviadas por San Martín a Torre Tagle en las que reconoce que la procedencia de esos negros es de las haciendas embargadas a enemigos de la causa.


6.    El Reconocimiento al Aporte Lambayecano a la Independencia del Perú
Son incontables las cartas en las que el General Don José de San Martín reconoce el aporte de los lambayecanos a la causa de la independencia del Perú, a continuación algunos textos que así lo demuestran:
a)    Refiriéndose a los recursos y hombres lambayecanos que se integraron al ejército libertador, dijo a Iturregui: “con estos hombres y con estos auxilios se hará, ciertamente, la independencia del Perú”
b)    Refiriéndose a los oficiales lambayecanos dice Torre Tagle a San Martín: “Recomiendo a Ud. a los oficiales de Lambayeque. Luce en ellos el patriotismo y todos van voluntarios”.
c)    En otra misiva, Torre Tagle agradece a San Martín: “Doy a Ud. muchísimas gracias por haber atendido a mis recomendados y entre ellos a los oficiales de Lambayeque que son muy acreedores por su patriotismo…”
d)    Torre Tagle escribe a San Martín sobre los hermanos Iturregui: “Las remesas de gente y numerario de Lambayeque, son debidas a su actividad (la de Casós) y a la de Juan Manuel Iturregui cuyo mérito desearía tuviera usted en consideración… es un patriota convencido y lo es también su hermano Juan Ignacio”. Años después San Martín nombraría a Iturregui testigo de la boda de su única hija Mercedes.

Bibliografía
1.    CABREJOS M. “Hechos y dichos lambayecanos” (2011). Ed. Consorcio Educativo del Norte. Chiclayo (Perú)
2.    RIVERO T. “Lambayeque: sol, flores y leyendas” (1976). Ed. Cortez Mendivez. Chiclayo (Perú)
3.    TORO C. “Antología de Lambayeque” (1989). Ed. CONCYTEC. Lima (Perú)
4.    ZEVALLOS J. “Historia de Chiclayo” (1995). Ed. Minerva. Lima (Perú) 

lunes, 9 de julio de 2012


Conoce tu Tierra y Conocerás el Mundo: El Porqué de  la Historia Local de Lambayeque

“Ante todo, la Historia es, en cada instante,
La memoria del género humano;
Proporciona a éste conciencia de sí mismo,
De su identidad, de su situación en el tiempo,
De su continuidad”.
Rafael Marín López
 (Historiador español)
Introducción
En los últimos tiempos se nota en el ámbito de nuestra región la divulgación de artículos y trabajos que muestran un, cada vez mayor, interés por la investigación de temas vinculados a la historia de nuestras provincias y región. León Tolstoi dijo “Conoce tu aldea y conocerás el mundo”. He querido titular el presente trabajo con una actualización de su idea que me parece pertinente e inspiradora.
Mucho se ha discutido sobre la necesidad de realizar este tipo de estudios. Hay quienes creen que no son necesarios pues parten de una visión localista y parcializada de la historia. Otros, en cambio, consideramos que enriquecen nuestra cultura e identidad; pues se ocupan de los valores ancestrales y, aun, de la cotidianidad que humaniza y hace pertinente, por su consideración social, a la ciencia histórica. Una idea es clara, la historia local no debe desvincularse de la historia general que fortalece nuestra cultura y nos une como nación.
¿Qué es la historia local? ¿Cuál es su importancia? ¿Cómo debe realizar su trabajo de indagación? ¿Qué debilidades muestra en los tiempos actuales? Estas interrogantes, entre otras, serán respondidas a continuación.


La construcción de la Historia Local de Lambayeque
La “construcción” de la Historia Regional de Lambayeque implica el reconocimiento de la existencia de realidades locales que necesitan ser estudiadas desde la perspectiva del nivel microhistórico de la Historia local. Este último, como forma particular y específica de la indagación e interpretación de una realidad determinada, permite el conocimiento de una mentalidad y una visión que coadyuvarán al análisis de realidades sociales más amplias, sean regionales, nacionales y mundiales o globales.
No tengo la menor duda que el surgimiento de los estudios de historia local en nuestra región significa una reacción ante la pérdida de identidad particular debido a los cambios socioeconómicos y políticos a partir del surgimiento de nuevas tecnologías, mentalidades y políticas de industrialización globalizadoras. El proceso no es reciente, se ha percibido desde hace muchas décadas. La necesidad de preservar los valores tradicionales, la cultura local, la herencia ancestral de nuestros pueblos, entre otros motivos, ha sido la fuerza inspiradora de ellos. Sobre lo anterior el historiador de la Universidad de Granada (España) Rafael Marín López en su trabajo de investigación “Notas sobre el concepto de historia e historia local” refiere que “la Historia local será percibida por muchas instituciones regionalistas como una manera de afirmar su personalidad y su pasado, un pasado que encontrara en el escenario medieval, mítico por excelencia, el espacio para descubrir sus libertades ciudadanas, la autonomía urbana, los fundamentos jurídicos e institucionales, el derecho privativo, las ordenanzas municipales, los gremios, la sanidad, el urbanismo, el arte civil y religioso y por supuesto, las biografías locales”.

Es indudable, el origen mismo de la historia local en Lambayeque está íntimamente vinculado a nuestra necesidad de conocer el pasado y fortalecer la conciencia histórica y la memoria colectiva. El historiador español Juan Antonio Lacomba (Universidad de Málaga – España) refiere al respecto que “Todo grupo humano tiene la necesidad social de alcanzar "una conciencia de su pasado", como "componente inevitable de su presente". El pasado cuenta "por lo que significa para nosotros"; es el "tejido fundamental" que constituye la "memoria colectiva". Desde un enfoque antropológico "el pasado histórico concreto y las etapas evolutivas de la sociedad son los ingredientes que habría que conocer en primer lugar para entender el fenómeno actual", la realidad presente. En consecuencia, importa "descubrir de donde venimos para saber quiénes somos". En este sentido, la ciencia histórica busca la reconstrucción de la memoria colectiva de un pueblo. De aquí que se pueda afirmar: "La historia es una relación activa con el pasado". En tanto que tal, la recuperación de la memoria histórica implica, siempre, la construcción de un imaginario colectivo”.
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Según el mexicano Luis Gonzales en “Pueblo en vilo. Microhistoria de San José de Gracia” (1971) la historia local (por el llamada “historia matria”) comprende la historia de nuestra “patria chica” que cuenta con un limitado espacio geográfico pero con un tiempo largo de existencia. Gonzales no puede evitar relacionar a la historia local con la antropología y la etnología. Sobre el estudio de las realidades locales y el rol de la historia local, Luis Gonzales señala: “indaga los avatares de un terruño desde su fundación hasta el presente. Pregunta por los sucesivos actores y acciones de la mini comunidad. Toma muy en serio la geografía, los modos de producción y los frutos del municipio. Le da mucha importancia a los lazos de parentesco y demás aspectos de la organización social. Destaca los valores culturales de los distintos tiempos. Se asoma a la vida del pequeño mundo a través de multitud de reliquias y testimonios”.

En “La Inserción de la Historia Local en la Historia General”, el historiador Juan Antonio Lacomba (Universidad de Málaga – España) nos dice “La investigación histórica trata de aclarar de donde se viene, como forma de entender mejor en donde se está y, con ello, plantear más adecuadamente hacia donde se quiere ir. Es la clásica interrelación pasado-presente-futuro a la que se han referido muchos historiadores…” La función social de la historia adquiere plena vigencia en la Historia Local. Esta realiza el estudio de una realidad comunitaria específica. Es, a su vez, un elemento de la Historia Regional y el segundo nivel con dirección a la Historia General.

Me parece pertinente aclarar mi posición con respecto a los niveles de estudio de la historia. El primer nivel de estudio de la historia es el personal: la historia de mi vida, el conocimiento de mi cuerpo, de mis emociones y sentimientos, la aceptación de mis experiencias, la realización de un proyecto de vida personal… ¡Este es el primer nivel de la historia! Se trata de conocer las experiencias exteriores a partir del conocimiento y aceptación de la primera y más importante experiencia interior: mi propia existencia. Luego vienen los demás niveles: la Historia local, la Historia Regional, la Historia Nacional, la Historia General.

En mi experiencia he podido notar que la historia local de Lambayeque ha perseguido siempre el objetivo de insertarse a la historia nacional (general). El “localismo” no ha sido una preocupación (a pesar de haber significado una innecesaria presión durante mucho tiempo) pues los estudios históricos serios han sido realizados con la debida objetividad que incluye el serio estudio de fuentes. Puedo referir los estudios de Jorge Zevallos, Julio César Fernández Alvarado, Ricardo Miranda, Enrique Bruning, Walter Alva, Teodoro Rivero, Pedro Delgado, entre otros.

La validación de estudios de historia local

Sugiero que validemos estudios de historia local que incluyan las aproximaciones de territorialidad o espacialidad, temporalidad o cronología y sistematización del tema específico. La territorialidad fijará los límites espaciales, la temporalidad nos ubicará en su desarrollo cronológico y la sistematización del tema específico nos mostrará el abordaje metodológico del problema de indagación. Todo lo anterior carece de sentido si no se hace un ensamblaje entre la historia local y la historia nacional. En este sentido, se ha señalado “que no sólo no hay contraposición entre lo "local" y lo "general", sino que existe ligazón entre ambos, lo que permite entender lo "local" como una pieza, singular o representativa, que forma parte de lo "general".

A continuación una crítica a algunos trabajos de historia local que se han venido y se vienen realizando en el contexto de nuestra región, en adelante señalo determinadas características que considero debilidades de dichos trabajos:
a)    Los “historiadores locales” son, por lo general, empíricos.
b)    No siempre es científicamente abordada. Por lo general hace excesivo uso de la anécdota y no presenta un estudio riguroso de fuentes primarias.
c)    Se ha reducido a crónicas. Se le presta atención solo en ocasiones festivas.
d)    Algunos trabajos o artículos de divulgación resultan ser plagio de un autor a otro que le precedió. Muchas veces se arrastran errores de los documentos originales.
e)    No todos los trabajos se realizan con el debido estudio de fuentes primarias. Las visitas al Archivo Regional de Lambayeque o bibliotecas de prestigio son cada vez menos frecuentes.
f)     No se apunta a la sistematización de una “Historia de Lambayeque” que se realice sobre la base de un serio trabajo de equipo. Ninguna institución académica lidera, hasta el momento, este trabajo.
La Historia Local de Lambayeque y la cotidianidad
El historiador Javier Ocampo indica que “La vida cotidiana es la vida de todo hombre y del acaecer diario de los pueblos; es la vida diaria, privada o colectiva del común de las gentes; es la vida de las familias en el interior de sus hogares; es la vida diaria de los pueblos en su acontecer cotidiano; es la investigación que se hace con los métodos histórico social, folclórico, etnográfico, antropológico y sociológico; una de sus expresiones es lo microhistórico y lo acontecimental”.

Es la historia de las áreas urbana y rural, de cholos, negros, blancos y mestizos… de los hombres y mujeres que viven en nuestro territorio. Desarrolla ideas o conceptos sobre vida, costumbres y tradiciones local y provincial. Es aquella que parte de la intimidad misma del hombre adentrándose en su propia privacidad. No se puede estudiar y, mucho menos, comprender la historia si no partimos del estudio y la comprensión de la historia personal del ser humano.

El lambayecano nace en el ámbito de una cultura de la cual recibe, directa e indirectamente, influencias de las tradiciones, creencias, costumbres y formas de vida transmitidas en su tiempo y espacio histórico como una herencia ancestral. Ni siquiera el mestizaje y la existencia de culturas foráneas han podido romper este ciclo dinámico que se recrea; por el contrario lo han nutrido y aun han logrado cambiarlo incluyendo características que testimoniamos solo para las personas de estos y posteriores tiempos.

Estudiar historia local permite conocer las manifestaciones de la cultura viva de Lambayeque. Cada tradición oral recopilada, cada festividad religiosa, las danzas, el lenguaje y los distintos términos (lambayecanismos) nos permitirán  reconocer permanencias, supervivencias y cambios en la historia de nuestra región. La historia local se relaciona, también, con los procesos económicos, sociales, políticos, culturales, institucionales, religiosos de nuestra región.

La Historia local y la Globalización

Consolidar la identidad local es una necesidad de inicios del tercer milenio. Esta consolidación permitirá que nuestra cultura no sea agredida por las tendencias de la cultura globalizadora de los actuales tiempos. La visión de “aldea global” de Mc Luhan significa actualmente una verdad en expansión.

Ocampo afirma: “en general de todo el mundo, están anhelantes de conocer las naciones, regiones, provincias y pueblos de todo el planeta. Siempre están preguntando: ¿Quiénes son Ustedes? ¿Cuáles son los fundamentos de su cultura espiritual y material? ¿Cuál es su folclor, sus costumbres, sus tradiciones? ¿Cuál es su comida, su vestido, sus danzas típicas, su música y en general, todos los aspectos de su cultura local, provincial, departamental, nacional? ¿Quiénes son y cuáles son los aportes de sus escritores, poetas, historiadores, científicos, líderes representativos de su región? En síntesis, el mundo quiere conocer quienes somos, cuáles son nuestras costumbres y tradiciones; la cultura superior, folclórica y popular; nuestra ontología o razón de ser; lo que somos, y las relaciones con otros pueblos del mundo”.   

            El mundo desea conocernos, necesitamos descubrirnos a nosotros mismos. El mundo se acerca con modernidad y nuevas formas de pensar. No podemos cerrarles la puerta, pero debemos afirmar nuestros valores y creencias para no vernos agredidos y, luego, asimilados. En esto la historia local tiene una responsabilidad insoslayable.