En Chiclayo de inicios del siglo XX se dio estas denominaciones a las
mujeres que ejercían labores domésticas relacionadas con la lactancia y la
crianza de los hijos de las familias económicamente solventes.
El periódico "LA TARDE" de Chiclayo del 25 de julio de 1903
publica un anuncio buscando una AMA DE LECHE.
Las “amas de leche”
existieron desde el tiempo colonial y, además, de una necesidad significaron
una señal de estatus entre las familias de la élite social y económica. Por lo
general, las amas de leche eran mujeres de procedencia africana quienes se les
consideró más fuertes y con “mejor calidad láctea, por lo que eran más rentables
para a los traficantes de esclavo, quienes leían los anuncios publicados por
familias acomodadas solicitándolas de
leche entera sana, con garantía”; en el diario “El Comercio” de Lima, un
aviso indicó: "Se desea un ama robusta, con garantías y de raza
negra".
Alex Chávez,
reconocido investigador de la historia lambayecana, aporta importante
información sobre el tema. Comenta que, en esa actividad, las esclavas no
recibían pago alguno, argumento que con el tiempo usaron para obtener la
libertad por 'Manumisión', es decir, por méritos, favores prestados, cualidades
personales, etc., aunque el concepto es más amplio. Luego, refiere que en el
libro “Observaciones sobre el clima de Lima y sus influencias en los seres
organizados” del año 1812, José Hipólito Unanue y Pavón anotó sobre las amas de
leche o nodrizas que amamantaban niños “Si le ha de criar alguna nutriz a la
que llamamos ama, elíjase ésta de edad de 25 a 30 años, sana, que tenga la cutis
limpia, de una índole tranquila, y de las mejores costumbres: que su leche sea
abundante, blanca, sin olor, que el gusto no sea salado sino dulce, que la
leche sea delgada, que se diluya fácilmente en el agua, y que echada una gota
en el ojo no le lastime”.
Chávez refiere la
voz "A rromí", idea típica de las esclavas afro hablantes intentando
pronunciar "A dormir" en momentos que intentaban hacer dormir a los
bebés; voz que dio origen al conocido "Arrorró mi niño". Agrega que,
en una actitud racista, algunos limeños que no fueron atendidos por nodriza
afirmaban "ser puros", y fray Reginaldo de Lizárraga, cronista
esclavista, se oponía a las “amas de leche” afirmando que, si los españoles no
hubiesen sido amamantados por esclavas de origen indio o negro, estos tendrían
otras costumbres.
Luego, nos da a
conocer una serie de estudios y escritos al respecto:
El fraile Juan Antonio
Olavarrieta en su periódico "El Semanario Crítico" afirmaba que por
medio de la leche se adquiría el mal carácter o costumbres de su raza”,
exigiendo que las madres amamanten a sus propios niños para evitar que esos
'males' de los afros o indios se apoderen de la sociedad aristocrática.
En "Leyes,
Decretos y órdenes de 1821 a 1859" por Juan Oviedo, afirmaba “El ama de
leche que fuera del caso de enfermedad, desamparase al niño que estuviera
criando, antes de destetarlo, será obligado por la policía a continuar en su
crianza, pagando dos reales de multa”.
En 1906 Alfredo
Palacios desde el Congreso, arengaba que la leche materna es un derecho de los
hijos por lo que las madres deben amamantar a sus propios hijos y en 1908 el “Servicio
de Protección de la Primera Infancia” más una Oficina de Inspección a las
Nodrizas, en Lima, evaluaba y descartaba alguna afección en la salud de las
candidatas a amas de leche, efectuándose un minucioso análisis lácteo.
Según “EL DEPARTAMENTO” de Chiclayo del 24 de marzo de 1919, se solicita
los servicios de una AMA SECA.
El ama seca podría ser de origen africano o
indígena indistintamente. Se dedicaba a la crianza de los niños y, por lo
general, eran las mismas personas que los habían amamantado. Los cambios se
producían en consideración a la nobleza de la persona responsable de esta actividad,
a su paciencia, actitud piadosa y buenos modales.
Costumbres de un Chiclayo que se fue.
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