Obreros del Muelle y Ferrocarril de Eten, 1905. |
A partir de 1870 y con el propósito
de dar mayor desarrollo a la industria de agro exportación, se inicia en el
Departamento de Lambayeque la ejecución de ferrocarriles (en Eten y Pimentel) a
cargo de la inversión privada. El primer problema por resolver, una vez
concluida la construcción de muelle y línea férrea, fue el de la mano de obra
especializada para tareas de mar: estiba, desestiba, manejo de maquinarias,
entre otras. Así “…el funcionamiento de
los puertos de Lambayeque significó la instalación de una población laboral
donde antes no había ni pescadores ni trabajadores de otras actividades...” (Gómez
& Bazán, 1989).
Se recurrió a los matriculados de
marina inscritos en las caletas de pescadores de Lambayeque. La “matrícula de
marina” fue un sistema establecido en 1840 para la captación de mano de obra para
el servicio de los buques de la armada peruana. Según Gómez Cumpa, Los pescadores
se inscribían en las capitanías de los puertos solos o por cuadrillas para
prestar servicios de aprovisionamiento de los buques de la armada. Sin embargo,
con la implementación de los puertos y por influencia de los propietarios de
dichas empresas los “matriculados de marina” sirvieron también en los muelles
de Eten y Pimentel realizando labores portuarias siendo considerados, por su
experiencia marina, trabajadores calificados. A cambio de sus servicios se les
otorgaba la licencia de pesca, esto era lo que buscaban. Es menester recordar
que Manuel Pardo, Presidente de la República entre 1872 y 1876, fue uno de los
accionistas de la Empresa del Ferrocarril y Muelle de Eten.
“Inicialmente la demanda de
trabajadores marítimos de la Empresa del Ferrocarril y Muelle de Eten fue
cubierta por asalariados provenientes de Sechura, Pacasmayo y Huamachuco. A partir
de la ocupación chilena fueron los pescadores de Santa Rosa los que se turnaban
en los trabajos marítimos del Puerto Eten” (Ibídem). En el caso de la Empresa
del Ferrocarril y Muelle de Pimentel, entre 1870 y 1879 los trabajadores
marítimos fueron de Santa Rosa; mientras que de 1880 a 1940 fueron de San José.
En un Memorial de matriculados de la Caleta de San José de 1890, referido
por Gómez & Bazán, los matriculados describen las penurias de sus servicios:
“son rudos y penosos como todos los del mar especialmente en puertos
desabrigados como el de Pimentel en que la vida de cada uno de nosotros se rifa
a cada instante no son ni remotamente compensados con el salario que se nos
paga…” los “matriculados de marina” trabajaban tres meses en los puertos
quedándoles nueve meses para la práctica de la pesca artesanal.
Queda claro, entonces que siendo
indispensable para el desarrollo de los muelles y ferrocarriles de Lambayeque la
provisión de mano de obra calificada por su experiencia marítima, tal provisión
se logró con los pobladores de las caletas pesqueras de Santa Rosa y San José.
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