Portada del Diario limeño "El Tiempo" de 1918 |
El
presente artículo trata de un personaje hasta hoy desconocido, parecido por
homónimo del aquel gran inventor etenano. Nuestro personaje de hoy destacó por
sus dotes de comunicador.
Insigne
y controversial representante del periodismo político de la segunda década del
siglo XX, nació en Chiclayo en 1884. Siendo un niño, se traslada a la ciudad de
Lima junto a su familia e hizo sus primeros estudios en el Liceo Científico y en la Escuela Técnica de Comercio
de dicha capital. En 1902, viajó a Bolivia y Chile.
Según
J. Pedro Paz Soldán “Formó parte de la redacción de La Nación de La Paz y
colaboró en otros diarios de aquella capital. En 1903, regresó a Lima y fue uno de los
fundadores de La Prensa en 1904. En ese diario permaneció hasta 1909 en que el
gobierno de Leguía hizo asaltar La Prensa y encarceló a sus redactores y empleados.
Al salir de la Penitenciaría, fundó con Carlos Guzmán y Vera El Imparcial,
diario de oposición que vivió un año. Después ingresó de nuevo a la redacción
de La Prensa, hasta 1915” (Paz Soldán, 1917).
“Elegido
diputado por Antabamba, tomó parte en acalorados debates sobre cuestiones
militares, interpelando dos veces a los ministros de guerra y gobierno”
(Ibídem). En 1916, fundó el diario "El Tiempo", según Juan Gargurevich,
para “preparar la caída de José Pardo y las condiciones para el retorno al
poder de Augusto B. Leguía… en El Tiempo se reunieron periodistas como Pedro Ruiz
Bravo, Guzmán y Vera, Falcón y Mariátegui, Luis Ulloa Cisneros, Moisés Vargas
Marzal, César Alzamora, Albert Secada, Humberto del Águila y otros menos
conocidos”. En cuanto Pedro Ruiz Bravo anunció su decisión de editar un
nuevo periódico, ofreció a su amigo José Carlos Mariátegui el puesto de cronista
parlamentario y comentarista, puesto que aceptó. Tiempo
después, el 25 de junio de 1918, Mariátegui, decepcionado por lo que consideró
una traición, se apartaría de “El Tiempo” a través de una carta dirigida a Ruiz
Bravo en la que indica “El comportamiento un tanto reticente y otro
tanto desleal de Ud. ante la agresión de que he sido objeto en las oficinas de El
Tiempo, violadas y vejadas por el tumultuoso grupo de oficiales del ejército
que la perpetró, me hace sentir el deber imperioso de apartarme de este diario
al cual me trajeron, con la complicidad dolorosa de mi abulia y mi inquietud,
solicitaciones de usted… (Mi) Cooperación, señor Ruiz Bravo, que para mí no ha
representado sino la esterilización baldía de dos años de mi juventud y mi
contaminación con pecados, huachaferías y errores cuya repulsa he tenido que
sepultar en el fondo de mi alma.” (Carta de Mariátegui a Ruiz Bravo en
Colección “Correspondencia” Tomo I y II - 1984).
El
mismo Gargurevich señala que “el carácter opositor al civilismo le costó al
diario de Pedro Ruiz Bravo varias clausuras, entre ellas, la de enero de 1919. Pero
cuando se precipitó la caída del gobierno de Pardo, este periódico asumió una posición
favorable a Augusto B. Leguía y con ello quedó arraigado al periodismo típico
de lo que Mariátegui llamaba la ´política criolla´. La opción política de Ruiz
Bravo a favor de Leguía provocó diferencias con los redactores jóvenes que pretendían
desacreditar no solo al civilismo sino a todo el sistema político” (Gargurevich,
20006 - Citado Fernanda Beigel).
Es de
resaltar la posición de Pedro Ruiz Bravo respecto de la enseñanza de la
historia en aquellos años. En uno de sus más célebres artículos, el 28 de
setiembre de 1919, afirmó: "tiene razón El Tiempo al lamentarse de que las
generaciones pasadas hayan sido engañadas y que las presentes y futuras, a
sabiendas, también lo sean. En el
Perú el que ha sufrido y sufre terriblemente la inconciencia de algunos
escritores e historiadores que, desde las redacciones de los periódicos y de
sus gabinetes de trabajo, han cometido la ruin tarea de embrutecer a tres
generaciones de peruanos… hasta hoy no se ha escrito la verdadera historia del Perú…”
En la
colección de folletos de la Biblioteca Central de la Universidad Nacional Mayor
de San Marcos, hay uno denominado “Candidatura popular e independiente de Pedro
Ruiz Bravo, a una representación por Lima: opiniones y documentos que
prestigian a este patriota ciudadano y justifican la conveniencia de llevarlo
al Congreso Constituyente de 1931” (1931). Fue oficial de Academia de Francia y
miembro de la Sociedad Geográfica. Falleció en Lima el año 1960.
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