martes, 20 de enero de 2009

La Familia: Nuestra mejor empresa


Antes de seguir caminando según el llamado de la vocación que dirige una parte importante de nuestra vida; los hombres y mujeres de hoy tenemos la hermosa oportunidad de desarrollar lo mejor de nosotros mismos. Eso, sin duda alguna, se logra en medio de una familia. Hoy, nuestra vocación se desarrolla primero en nuestras casas y después en nuestra empresa, trabajo y vida particular.
Es en la familia donde hemos recibido la formación que determina el estilo de nuestro caminar; todos los valores que necesitamos practicar, las habilidades para relacionarnos, la capacidad de perdonar y amar en toda circunstancia, la identificación con un espacio y con sus costumbres... nuestra primera experiencia formadora se realizó en casa y nuestros padres fueron los responsables directos del hecho.
Un maestro que quiera ejercer liderazgo en su vida debe primero ejercerlo en medio de su propia familia. Recuerda, vivir no implica tanto dar lo que aparentamos como realizarnos de acuerdo a un estilo inspirador en medio de un mundo de inspiraciones frágiles y falsas.
Se nos pide ser sal que de sabor a la tierra y luz que ilumine en medio de las tinieblas, el primer lugar que debemos sazonar e iluminar es el seno de nuestro hogar.
Un hombre que siendo padre que sitúa como líder, ejemplo y maestro de sus hijos; una mujer que como esposa sea la edificadora de su hogar; un hombre que ame a su esposa y cuide de ella como a un vaso más frágil; una mujer, esposa y madre que camine de la mano con los suyos, aconsejando, corrigiendo, alentando... Ese es el tipo de ser humano, de hombre y mujer que el mundo necesita.
Un joven que ame a sus padres reconociendo que en tal amor hay una gran bendición; les sustenta, les protege, les ama sin cansancio, no juzga, no destruye, es paciente... ese es el tipo de joven que rompe los esquemas dudosos impuestos por nuestras sociedades y se sitúa como una esperanza para todos aquellos que aún creemos que el ser humano no es un producto terminado.
No puedes ser luz en el mundo y oscuridad en tu casa, debes ser luz en tu casa, para que esa luz verdadera brille con fuerza en medio del mundo; luz para los amigos y desconocidos que te observan, luz en tu empresa o trabajo, luz que aliente, de calor e ilumine el camino de otros que se convenzan de tal necesidad.
Parece difícil, ¿verdad?, pero no lo es. Todo lo podemos en cristo que nos fortalece, pon tus dudas y temores en las manos amorosas del Padre y descansa en su paz y en su amor; por sobre todo confía, no dejes de hacerlo jamás, Dios te ama, tu solo confía.

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