sábado, 12 de abril de 2014

De ornato e Higiene: La Fiebre Amarilla y sus Consecuencias Sobre las Fuerzas de Ocupación Chilena en Chiclayo Durante la Guerra del Pacífico (1879 – 1883)

A manera de Introducción
La ocupación chilena de la región de Lambayeque se produjo en dos ocasiones: la primera desde el 26 de setiembre de 1880 y la segunda entre el 12 de abril de 1881 y abril de 1883. Según Miguel Ángel Díaz Torres, en su relato “Nosotros también luchamos en Chiclayo” (2014), durante la segunda ocupación, el mando de las fuerzas de ocupación fue ejercido por  los oficiales Eulogio Robles y, más adelante, José Umiel Urrutia; mientras en la alcaldía de la ciudad dejaba el gobierno Don Belisario Arizola para dar paso a Don Ángel Gonzales “hombre de edad que con su barba blanca, sombrero en mano y bastón con puño de oro imponía respeto, siendo el quien ordenó el embanderamiento general por fiestas patrias” (Díaz, 2014). El 13 de mayo de 1882 asume la jefatura de la junta política y militar el oficial chileno coronel Demetrio Carvallo, en reemplazo de José Umiel Urrutia, fallecido víctima de fiebre amarilla “… al arrojarse a la calle desde el balcón de su casa de Chiclayo, en un acceso del delirio causado por las fiebres. La enfermedad se manifestaba en sus diferentes formas; en ocasiones,  la fiebre amarilla iba acompañada de parálisis. También falleció en Lambayeque el Capitán comandante de las fuerzas chilenas  allí destacadas; su cadáver fue llevado a la bóveda de la Iglesia  por ocho hombres del pueblo, obligados a hacerlo, ya que los soldados chilenos tenían miedo a contraer el mal” (Díaz, 2014).
Se estima que la fiebre amarilla causó, en la fuerza de ocupación chilena, la muerte de casi cien soldados, cinco oficiales y dos médicos[1]. Las condiciones de higiene y ornato en la ciudad contribuyeron a la propagación del mal que varias veces había azotado en forma de epidemia a la población. Sin embargo, los chiclayanos, a diferencia de los chilenos, tenían defensas orgánicas contra dicho mal que no les era desconocido. Ya en el pasado diversas zonas del Perú, incluyendo Chiclayo, habían sido afectadas por el mal que, desde tiempos coloniales, adquirió denominaciones diversas como “´vómito negro´, ´grasó´, ´fiebre ardiente´ (entre otras)” (Neyra, 1998)
El propósito del presente artículo es determinar cuáles fueron las condiciones de higiene y ornato de la ciudad de Chiclayo durante el tiempo de la Guerra del Pacífico (1879 – 1883) que, a juicio de las autoridades chilenas, provocó la propagación del mal con los antes mencionados resultados en las fuerzas de ocupación. Además, las medidas adoptadas por el jefe político militar durante la segunda ocupación chilena de Chiclayo, Don Demetrio Carvallo, su motivación real y las consecuencias de ellas en nuestra ciudad. No se trata, entonces, de tocar enfrentamientos bélicos producidos debido a la resistencia de la población a la ocupación chilena en nuestra  región, sino analizar el ornato e higiene de la ciudad en dicho tiempo histórico.
Para la publicación del presente artículo he revisado, entre otros, dos documentos que me parece importante destacar: el relato “Nosotros También Luchamos en Chiclayo” (2014) y “Los Médicos y el Nuevo Hospital de Chiclayo” (2014) del investigador, recopilador de fuentes documentales y hemerógrafo chiclayano Miguel Ángel Díaz Torres y la “Segunda Memoria que el Contralmirante Don Patricio Lynch, General en Jefe del Ejército de Operaciones en el Norte del Perú, presenta al Supremo Gobierno” (Volumen I – 1883).
La Ciudad de Chiclayo en tiempos de la Guerra
En el propósito de ser lo más exacto posible al describir la ciudad de Chiclayo entre 1879 y 1883, usaré pasajes escritos por Ernst Middendorff[2]  durante su visita de un mes a diversos pueblos de la región de Lambayeque el año 1885. Considerando dos años después de concluida la ocupación chilena en nuestra ciudad es casi seguro que vio in situ muchas de las condiciones de ornato e higiene de la ciudad que son materia de nuestro estudio:
a      Las casas eran, muchas de ellas, chozas de caña y casas mal construidas que formaban calles irregulares. Vio también residencias de personalidades bien hechas en el centro de la ciudad.
    Una ciudad, en parte, ruinosa debido a los estragos de la Guerra del Pacífico y las inundaciones de 1828, 1871 y 1875.
c    Una ancha calle principal que conduce a la plaza principal, José Balta, que era “La mejor de la ciudad”. 
d   Una plaza no muy grande dividida en dos por la calle principal y una Iglesia nueva a medio construir (hace referencia a la Catedral actual).
e    Sobre los chiclayanos, su comportamiento e higiene indica “parecen ser gente alegre a la que le gusta gozar la vida… cuatro quintas partes de la población son indios que viven en casas desprovistas, sin muebles, andan descalzos y fuera de su sencilla comida no sienten más necesidad que la de chicha y tabaco… rara vez se sientan en sillas o bancas, y generalmente lo hacen en el suelo, sobre esteras… si se enferman no llaman nunca al médico… usan hierbas medicinales recogidas en la región, o se abandonan a su suerte, sin probar remedio alguno, salvo la quinina. El uso de esta se ha generalizado y se la toma sin consulta médica y sin dosificación”. 
A lo anterior podemos agregar algunos pasajes de la descripción por Demetrio Carvallo al Coronel Patricio Lynch en 1883 y que son sintetizadas por Miguel Díaz en los siguientes términos: “Las casas albergaban corrales de aves y ganado y se habían convertido en nidos de roedores y bichos diversos; empezaba a notarse con claridad la relación de las enfermedades estomacales con el consumo de agua de acequia y de esa observación surgió la advertencia de hervirla y colarla en piedras porosas para despojarla de sus ´partes groseras´ y así evitar la disentería, la tifoidea y otras enfermedades diarreicas agudas. Otra mala costumbre era la de quemar la basura en la calle favoreciendo sin quererlo la propagación de enfermedades respiratorias y alérgicas como bronquitis, tuberculosis pulmonar y asma. Por otra parte, el hábito de defecar y orinar en las calles complicaba la salubridad pública; muchas viviendas carecían de un cuarto especial para esas necesidades, falta que era suplida principalmente con el uso de bacines. Como es de suponer, se reclamaba a las autoridades municipales por quienes debían procurar un aire sano a toda la población evitando las ´emanaciones miásmicas´
En estas condiciones, la fiebre amarilla, “enfermedad vírica aguda, hemorrágica, transmitida por mosquitos infectados”[3] tuvo el caldo de cultivo para propagarse en la ciudad.
La Fiebre Amarilla y sus Estragos en las Fuerzas de Ocupación
Al momento de la ocupación chilena de Chiclayo, la fiebre amarilla hacía estragos en medio de la población que, “acostumbrada” al rebrote de la enfermedad debido a epidemias anteriores (1852 – 1854), tomaba con cierta naturalidad el tratamiento de la misma. Usaba, entre otros medios curativos, la quinina (conocida desde tiempos ancestrales) y plantas medicinales autóctonas.
Sobre el inicio de la gestión como jefe político y militar de Chiclayo, Patricio Lynch refiere que Demetrio Carvallo “(asumió el cargo) en circunstancias difíciles, pues aún no se había extinguido la epidemia de fiebre amarilla… ha llenado una ruda y pesada tarea”. Entre los chilenos, desacostumbrados a este tipo de eventos, las bajas fueron notables, conduciendo a la muerte al antecesor de Demetrio Carvallo, Don José Umiel Urrutia.
Lynch (1883) afirma: “Como era natural, Carvallo, se dedicó con mayor empeño a implantar hábitos de aseo e higiene, dictando, al mismo tiempo, medidas conducentes a poner término a la epidemia de fiebre y evitar mayores males para lo sucesivo. Comenzó por hacer destruir los muladares y formar cómodos y espaciosos hospitales y cuarteles, distribuyendo además convenientemente el servicio sanitario”.
Es muy claro que las medidas aplicadas por los chilenos en cuanto al ornato e higiene en la ciudad de Chiclayo tienen estrecha relación con la epidemia de fiebre amarilla y las bajas producidas en su propia fuerza militar. Sin embargo, es innegable que las medidas tomadas, aunque generaron el rechazo de los ciudadanos por las obligaciones generadas (trabajo forzado y pago de tributos) concluyeron resultando, también, positivas para controlar y evitar la propagación de la enfermedad.
Los chilenos culparon de la epidemia a las antiguas autoridades peruanas  “las epidemias han tomado un carácter endémico en esta región de las costas del Perú por el culpable abandono en que se han mantenido a los pueblos”
Carvallo destaca que “la policía de aseo no era conocida y los desperdicios orgánicos de las poblaciones se amontonaban en los suburbios o en los sitios eriazos, convirtiéndolos así en repugnantes muladares… los sembríos de arroz que llegaban hasta sus murallas, por su especial cultivo, envolvían a los pueblos en una sábana de agua estancada durante los meses más fuertes del calor, colocándolos así bajo la mortífera influencia de sus emanaciones”  luego concluía diciendo “…no es extraño, entonces, que en los primeros meses del año último recibiéramos el tremendo azote que tantas y tan sensibles bajas ocasiono en estas guarniciones”
En una cronología es posible apreciar las medidas más importantes tomadas por el jefe político y militar chileno:
a)      El 15 de mayo de 1882, luego de un mes de permanecer postrado debido a la misma enfermedad, ordenó a la población las siguientes medidas de higiene:

1.       Blanqueo y friso de alquitrán en las casas.
2.       Fumigación con azufre u otra materia desinfectante.
3.       Desinfección periódica de escusados.
4.       Dar cuenta por los vecinos de los atacados de fiebre que hubiese en sus casas.
5.       La misma medida por médicos en ejercicio de sus funciones.
6.       Nombrar una comisión vigiladora de la higiene interior y exterior de las propiedades.

b)      El 22 de mayo se conforma una junta de facultativos para que visiten los centros de expendio de drogas (medicinas) para determinar su eficacia y el conocimiento sobre las mismas que tengan los responsables o encargados de dichos establecimientos. Médicos chilenos que prestaron servicio en esta coyuntura fueron: Dr. Alberto Zenteno Barros y Dr. David Perry.
c)       El 31 de mayo se ordenó que todos los días lunes de cada semana se reunieran los indios en cada comunidad llevando herramientas necesarias para la erradicación y traslado de los muladares existentes dentro de la población y sus alrededores.
d)      El 11 de octubre se prohibió la siembra de arroz en todo el departamento hasta dar cuenta del estado de las acequias.
     Un hecho digno de resaltar es la pavimentación y empedrado de más de sesenta cuadras en las calles de Chiclayo y el traslado en "carretadas" de la basura acumulada en la ciudad a una zona en las afueras, posiblemente en la que hoy en día es la Urbanización Patazca.
Conclusiones
1.      Las fuerzas de ocupación chilena en Chiclayo fueron víctimas de la fiebre amarilla debido a las condiciones de ornato e higiene en la ciudad y, fundamentalmente, a su falta de defensas orgánicas ante tal enfermedad.
2.      Las medidas tomadas por Demetrio Carvallo, jefe político y militar en la segunda ocupación de Chiclayo, fueron realizadas primero para evitar más bajas en el ejército de ocupación y, luego, solo por extensión en beneficio de los pobladores de la ciudad. Ese fue el orden lógico que motivó la dación de las ordenanzas.
3.      La fiebre amarilla, como enfermedad epidémica, atacó Chiclayo y la región de Lambayeque en varias oportunidades, desde tiempos coloniales hasta las primeras décadas del siglo XX. Solo con el mejoramiento de las condiciones de ornato e higiene se ha convertido en una enfermedad, literalmente, inexistente en nuestra ciudad y región.
           

[1] Ver en vídeo de presentación del relato “Nosotros también luchamos en Chiclayo” la participación de Miguel Díaz quien hace referencia al hecho. Dicho video puede ser recuperado en http://www.youtube.com/watch?v=thAR_F3bkcE

[2] Médico e investigador alemán radicado en Lima y que realizó visitas a diversas zonas del Perú luego sintetizadas en la Obra “Perú” (1894). Para el caso de Lambayeque se ocupó en describir los pueblos y ciudades, estudiar sus costumbres, idioma, entre otros menesteres. Su obra es vital para la comprensión de la historia lambayecana de finales del siglo XIX. Más información al respecto en http://historiacienciadevida.blogspot.com/2012/04/ernest-wilhem-middendorf-observaciones.html

[3] Definición de la Organización Mundial de la Salud en su nota informativa N° 100 de Mayo del 2013. Sobre el término “amarilla” que alude a la ictericia que presentan algunos pacientes.

domingo, 6 de abril de 2014

Partidos políticos en Lambayeque y el Perú y Su Posición Durante la Guerra Fría (1945 – 1989)


Introducción
Entre mediados del siglo XIX e inicios del siglo XX determinados movimientos y personalidades de la Región de Lambayeque mostraron, en su práctica política una intensidad y apasionamiento tal que significaron o una luminaria para movilizaciones en el resto del país o una consecuencia de ideologías políticas surgidas en otros lares y llegadas a nuestra tierra para generar simpatías o antipatías.
Tal es el caso del civilismo, encabezado casi a fines del siglo XIX por Don Manuel Pardo, patriarca de la familia propietaria de la Hacienda Tumán; o del anarquismo político cuya ideología cautivó a los obreros y sindicalistas de inicios del siglo XX. En el Archivo Regional de Lambayeque he leído un artículo publicado en 1913, en él  se nos hace recordar el apasionado discurso de Don Abraham Valdelomar, reconocido literato, que se dirigió a los obreros de Chiclayo en el “Teatro Municipal” defendiendo los ideales anárquicos tan en boga en aquel tiempo. Más adelante, desde la década de 1920, el socialismo y el aprismo conllevarán a prácticas políticas.
En tiempos más recientes, entre 1945 y 1989, Lambayeque también hizo eco de los ideales políticos propios de la Guerra Fría, interpretándolos según su particular realidad y aplicándolos en una práctica política que denota que, en tiempos de polarización, en efecto, en nuestra política doméstica se sintieron las consecuencias de una tendencia ideológica de características globales.
¿Cuáles fueron los movimientos o partidos políticos que desarrollaron su actuar en tiempos de la Guerra Fría? ¿Quiénes fueron los líderes políticos lambayecanos entre 1945 y 1989? ¿En qué medida la Guerra Fría condicionó el actuar de los partidos políticos de Lambayeque y el Perú?
El propósito del presente trabajo es dar respuesta a las anteriores preguntas, en el deseo de demostrar que la práctica política en nuestra región ha sido una constante desde los inicios de la república y que durante el fenómeno político, social y económico de características globales conocido como Guerra Fría; nuestra región y sus líderes no estuvieron ajenos a las consecuencias de las nuevas ideologías surgidas.
La Década de 1940
En 1945, año que coincide con el inicio de la Guerra Fría, Bustamante y Rivero lanza su candidatura a la presidencia de la República, en aquella época, el APRA, partido político proscrito desde el gobierno de Manuel Prado Ugarteche (1939 – 1945) pone al servicio del movimiento político de Bustamante (el “Frente Democrático Nacional”) su maquinaria partidaria, militancia y logística. Esto a cambio de la promesa de ser legalizados en caso de un triunfo electoral, como de hecho ocurrió. En Lambayeque la militancia aprista logró el ingreso al Congreso de los señores Baca Walters (Senador) y Luis Heysen (Diputado). En esta coyuntura, la línea política de Bustamante era de corte popular y democrático. Su contendor, el Mariscal Eloy G. Ureta, encabezó un movimiento político de corte abiertamente derechista y conservador.  En ambos casos, considerando el inicio reciente de la polarización política mundial, no resultaba imprescindible optar de hecho por una línea radical de derecha (capitalismo) o de izquierda (comunismo). La influencia de la Guerra Fría no llegaba a sentirse, todavía, en nuestro país. Bustamante gobernaría hasta 1948 en que sería destituido por un golpe de estado encabezado por Manuel Apolinario Odría.
En los años cuarenta hubo una serie de partidos políticos de breve duración: “La Unión Democrática Peruana (1942), fundado con el nombre de Frente de la Peruanidad en Defensa de la Democracia, por Julio Marcial Rossi; el partido Demócrata Socialista (1944) con Luís A. Suárez, Manuel Sánchez Palacios y Carrión Matos; Renovación Nacional (1944) con Carlos Miró Quesada Laos; Legión Patriótica Independiente (1944) que propicio la candidatura de Eloy Ureta; Partido Vanguardia Nacionalista de tendencia comunista (1945) con José Acosta Salas; Partido Obrero Revolucionario (1946) fue el primer grupo marxista de rama trotskista, están Francisco Zevallos y Francisco Abril de Vivero; la Alianza nacional (1947) de Pedro Beltrán; la Unión Democrática (1949) formado por los partidos Democrático, Reformista, Liberal, Nacionalista, Constitucional, etc., su presidente fue Andrés Dasso”. En nuestra región cobró singular vigencia la ideología del APRA, considerada como “una nueva religión”, se podían notar, además, celular comunistas en círculos obreros; dichas células resultaron insignificantes y su participación política irrelevante en nuestra región.
Década de 1950
Durante esta década el accionar político fue drásticamente influenciado por el Partido Aprista.
En 1950, después de enviar a la cárcel a su contendor el general Ernesto Montagene de la Liga Democrática, Manuel Odría quedaría como candidato único en la elecciones que él convocó y buscaban legitimar su poder. Los líderes políticos de Lambayeque realizan su trabajo en la clandestinidad dedicados al adoctrinamiento de jóvenes estudiantes, especialmente los del Colegio Nacional “San José” quienes se reunían en el local del Partido Aprista ubicado, en aquel tiempo, en el local de la esquina de la calle “Elías Aguirre” y la Av. “Luis Gonzales”, donde hasta 1949 funcionó la famosa “Mueblería Blomberg”. A esa generación de políticos lambayecanos perteneces personajes como Lorenzo Díaz Fiestas, Manuel Cabrejos Heredia, Jorge Cabrejos Heredia, César Nakasaki, entre otros.
Las elecciones de 1956 marcan un hito histórico, porque por primera vez las mujeres tienen el derecho a votar a sus representantes y de ser elegidas. Los candidatos fueron: Hernando de Lavalle, con su agrupación Unificación Nacional y Manuel Prado con el Movimiento Democrático Peruano.
En Chiclayo, para participar en dichas elecciones, Don Javier Landívar, propietario de “Casa Landívar” reconocido comerciante de nuestra ciudad, crea el “Frente Independiente Lambayecano” y logra la elección de Don Julio Fernandez de la Oliva (aprista chiclayano recién llegado de argentina) y del propio Javier Landívar como Senador. Este movimiento contó con el respaldo del partido aprista.
Otra lista parlamentaria fue la del “Frente Nacional de juventudes Democráticas”, liderado a nivel nacional por Javier Alva Orlandini, Manuel Arce Zagaceta, Eduardo Orrego, entre otros. Este frente, fue la base del partido “Acción Popular” y en ella surge la inesperada candidatura de Fernando Belaunde Terry, en marzo de 1956, faltando pocas semanas para las elecciones generales. En Lambayeque, este frente, logró llevar al Congreso en las mismas elecciones (1956) a Don Fernando Seminario, como Senador. En nuestra región, los políticos de ideología socialista y comunista se “alojaron” en el “Frente Nacional de Juventudes Democráticas” fundamentalmente al antiaprismo generado en los grupos o células comunistas lambayecanas que eran muy pocas.
Otros líderes políticos lambayecanos de la década fueron: Romualdo Biaggi, Lucio Galarza, Víctor Hugo Bullón, Guillermo Baca, Carlos Delgado Olivera, Honorato Puga y Orestes Pantoja, entre otros.
Nacen, en 1956, el partido Acción Popular en Chincheros (Cusco) fundado por Fernando Belaunde Terry. Acción Popular sintetiza sus fundamentos ideológicos basados en el “Perú como Doctrina” (La conquista del Perú por los peruanos entre otros principios); y el partido Demócrata Cristiano fue fundado por Ernesto Alaysa Grundy, Luís Bedoya Reyes, Mariano Polar Ugarteche y Héctor Cornejo Chávez los cuales se inspiran en la doctrina social de la Iglesia Católica. Ambos partidos tuvieron una tibia acogida en la región de Lambayeque.
Década de 1960
El Partido Demócrata Cristiano se opuso al gobierno de Prado. Ese año ganó el partido de Prado con ayuda aprista dándose inicio a la llamada “convivencia”. Prado se comprometió a gobernar “con libertad para todos”. Ese mismo año el APRA sufría una seria ruptura a causa de dicho pacto con Prado. El APRA rebelde no estaba de acuerdo con la convivencia y De la Puente Uceda más tarde formaría el MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaras) que participaría en las famosas guerrillas. Junto con estas, y dando un preludio al ingreso de una serie de partidos de izquierda en los setentas, se encuentra el Ejercito de Liberación Nacional (1960) que estuvo conformada por la juventud del PCP y fue dirigido por Héctor Bejar, Juan Pablo Chang y el poeta Javier Heraud que en 1963 iniciaría las guerrillas en Ayacucho. En 1961 el general Odría funda la Unión Nacional Odriista (UNO), sobre la base del Partido Restaurador, tuvo entre sus líderes a Julio de la Piedra. 
La primera candidatura fue la de Fernando Belaunde Terry que estaba en campaña y la de Víctor Raúl Haya de la Torre bajo la alianza Apro-Pradista; otros candidatos: Héctor Cornejo Chávez (Democracia Cristiana) la de Alberto Ruiz Eldredge (Movimiento Social Progresista). La del general Cesar Pando Egúsquiza (representaba al Frente de Liberación Nacional y es apoyado por los partidos marxistas); y finalmente la de Luciano Castillo del Partido Socialista. Acción Popular llega al poder en junio de 1957 y hasta 1962 busca articular un conjunto de ideas a tareas especificas con su lema “la conquista del Perú por los peruanos”, “cooperación popular”, etc., Belaunde se presentaba ante la población como un movimiento joven sin compromisos con nadie.
En 1962 (elecciones) Haya no logró el tercio electoral que exige la constitución para ser presidente. Las fuerzas armadas denuncian procedimientos fraudulentos en varios departamentos, querían impedir que el APRA llegara al poder. El APRA representa en ese momento una opción conservadora, mientras que el ejército estaba por las reformas: “Era la primera vez en la historia que las Fuerzas Armadas intervenía frontalmente en unas elecciones (…) El deber de la Fuerza Armada es ejercer el estricto cumplimiento de un proceso electoral; vigilar y cuidar de su fluidez y limpiar para que no se entrampe la voluntad de las mayorías (…) Que no quepa entonces duda. Su objetivo, en 1962, fue evitar que el APRA llegara al poder”  
En 1962 se formo el frente de Izquierda Revolucionaria (FIR) formado por Hugo Blanco, Antonio Aragón, Vladimir Valer y Gorky Chang que dirigían los movimientos campesinos del Cusco. El Frente Nacional de Trabajadores Campesinos (FRENATRACA) fue fundado en Puno por los hermanos Néstor, Roger y Luís Cáceres Velásquez. Se concreta la Alianza Acción Popular - Democracia Cristiana. Las fuerzas Armadas que habían prometido instaurarse en el poder sólo por un año, cumple su promesa.
En 1967 se formó el Partido Popular Cristiano (PPC), formado por un sector de la Democracia Cristiana dirigido por Luís Bedoya Reyes, Mario Polar Ugarteche, Felipe Osterling, Alberto Borea, etc. Producido el golpe militar de octubre de 1968 uno de los primeros partidos en pronunciarse fue el PPC. El PPC condenaba enérgicamente la actitud adoptada por quienes tienen la obligación legal y moral de respetar la autoridad y preservar el orden público y no de subvertirlo.
La década de 1960 significó, en Lambayeque, la reorganización del partido Aprista Peruano a cargo de Don Luis Ballesteros, Carlos Delgado, Felix Nepo y el Dr. Genaro Vélez. Para este tiempo el APRA mantenía hegemonía política en nuestra región, hecho palpable al notar el control que tenían en la asociación de estudiantes de la Universidad de Lambayeque y los sindicatos de obreros de las Haciendas azucareras, así como de la Unión Sindical. Más adelante se notará que Partidos políticos de tendencia de izquierda radical tomarán el control de la Federación de Empleados Bancarios. Uno de los líderes de la federación fue Don Manuel Osores Peña.
                Década de 1970
En 1968 se inició el gobierno del Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas liderado por el General Juan Velasco Alvarado. Dicho gobierno de clara tendencia estatista y nacionalista recibió gran influencia comunista y fueron innegables sus relaciones con la URSS y la admiración de Velasco por el líder Yugoslavo Mariscal Tito.
El gobierno se inicia con la estatización de la refinaría de Talara y la Reforma agraria que postuló el lema “La tierra es para quien la trabaja”. Ante ambos hechos, los partidos de izquierda mantuvieron expectante distancia.
“Por estos años las diferentes expresiones de la izquierda peruana que vendrían de aquí  en adelante han pretendido revalorar la figura de Mariátegui: Partido Comunista - Bandera Roja (PCP-BR) en 1964, fue la ruptura maoísta del PCP, liderado por Saturnino Paredes, Abimael Guzmán, José Sotomayor, éste grupo daría origen al Partido Comunista Patria Roja (PCP-PR) en 1970, de tendencia maoísta y liderado por Alberto Moreno, Jorge Hurtado, Rolando Breña Pantoja y al PCP Sendero Luminoso en 1970 dirigido por Abimael Guzmán y Osmán Morote, con bases estudiantiles y docentes en Ayacucho. Vanguardia Revolucionaria (VR) en 1965, fusión de varios núcleos marxistas donde sus lideres fueron Ricardo Nepuri, Ricardo Letts y Edmundo Murrunaga, su ruptura originará al partido Obrero Marxista Revolucionario (POMR) en 1970 dirigido por Ricardo Nepuri y Jorge Villarán (tendencia Trotskista), y al partido Comunista Revolucionario (PCR) con Manuel Dammert, Agustín Haya de la Torre y Santiago Pegráglio, su ruptura dará al PCR-Trinchera Roja por Agustín Haya y Jorge Nieto, y a Vanguardia revolucionaria - Proletario comunista con Edmundo Figari y Julio Mezzich.  En 1971 surge el partido Socialista de los Trabajadores (trotskista) con Hugo Blanco. El partido Socialista Revolucionario (PSR) en 1976 con líderes del gobierno de Velasco: Leonidas Rodríguez, Jorge Fernández Maldonado y Enrique Bernales. De aquí surge el PSR - Marxista - Leninista con Antonio Aragón y Carlos Urrutia. Unión Democrático Popular (UDP) en 1977, fue un frente de izquierda formado por VR, MIR y PCR”. 
En noviembre de 1977 se convoca a elecciones para la Asamblea Constituyente, se instaura el voto preferencial, la nueva legislación electoral establecía además el voto para los jóvenes de 18 años.
En Lambayeque se nota una lucha intestina entre el APRA y las células de izquierda radical representadas por la Unión de Izquierda Revoucionaria (UNIR) y la Unión Democrática Peruana (UDP) por lograr el control de la Universidad de Lambayeque a través de la Federación de Estudiantes Universitarios. Además, Don Carlos Delgado Olivera, otrora líder aprista, abandona el partido y se une al gobierno militar convirtiéndose en uno de los ideólogos del régimen. Delgado dio la idea para la fundación del Sistema Nacional de Movilización Social (SINAMOS) y fue el responsable de escribir la mayoría de discursos del general Juan Velasco Alvarado.
En las antiguas haciendas lambayecanas, transformadas en cooperativas agrarias de producción, imperaba el desorden administrativo y el despilfarro económico. Los sindicatos de obreros literalmente se convirtieron en un ente de fachada que anhelaba mantener la administración de las cooperativas
Década de 1980
Implica el inicio y desarrollo ininterrumpido de gobiernos democráticos en el Perú. En 1980 llega al poder, en un gesto reivindicativo, Don Fernando Belaunde Terry líder de Acción Popular. Su competidor más cercano fue el candidato del partido aprista Don Armando Villanueva del Campo. A este gobierno habrá que sumar el de Alan García Pérez.
Un hecho digno de resaltar es que a mediados de esta década el partido aprista pierde su hegemonía en nuestra región, hecho que se demuestra a través de los resultados electorales en elecciones generales y municipales. Se nota, en este tiempo, el crecimiento de otros partidos políticos, fundamentalmente Partido Popular Cristiano, Izquierda Unida y Acción Popular.
Ya para esta década destacan como líderes políticos en Lambayeque Javier Velásquez Quesquén, Humberto Falla La Madrid, Moisés Montenegro, Flavio Núñez Izaga, Julio Armas Loyola, Ricardo Ramírez Gastón Gamio, Duberlí Rodríguez Tineo, Orestes Pantoja Hernández, Aurelio Matute Proaño, entre otros. Los partidos políticos de izquierda lograrán el control de la federación de estudiantes universitarios y de los sindicatos más representativos de la región.
Conclusiones

La región de Lambayeque no ha sido ajena a una dinámica política que buscó interpretar de acuerdo a nuestra realidad los postulados e ideología de los distintos partidos políticos de importancia nacional. La influencia de la Guerra Fría en la política lambayecana se nota, principalmente, en las décadas de 1970 y 1980; especialmente cuando el gobierno revolucionario de las fuerzas armadas mostró simpatías procomunistas. No se presentaron posiciones de resulto apoyo a ninguna de las dos ideologías (comunista y capitalista) de manera radical. Por lo general la militancia política, en su mayoría, se manifestó a favor de posiciones de centro y centro izquierda.

Referencia:
1. Nuñez E. (2001) "La Política y la Historia de los Partidos Políticos en el Perú". Perú: Lima. Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
2. Entrevista realizada a Don Manuel Rosalío Cabrejos Heredia. Militante aprista desde 1954. Ex presidente del Tribunal de Ética de su Partido.