viernes, 19 de septiembre de 2014

El Inicio de la Nueva Globalización

Afirmo que estamos en un tiempo al que llamo “Postglobalización” un tiempo que sirve de puente a otro, nuevo en su dinámica ideológica, económica, social, política, cultural… la hora del cambio ha llegado. Esta experiencia histórica no es novedosa pues, la presente, no es la primera globalización experimentada por la humanidad.

Thomas Firedman en “La tierra es plana: Breve historia del mundo globalizado del siglo XXI” (2005)propone, al menos, tres experiencias globalizadoras anteriores: La más tardía, el descubrimiento y conquista de América, que abrió el comercio entre el viejo y el nuevo mundo . La Revolución industrial y tecnológica producida entre 1800 y el 2000, fue la segunda,  que introdujo la concepción de multinacionalidad (cultural, en general, y económica, social y política en particular). La más reciente, el poder de los individuos adquirido a través del conocimiento que hizo real el lema “saber y conocer es poder”.

Las distintas culturas del mundo se integraron encogiendo y aplanando la tierra a una velocidad tal que, de hacerlo por pleno convencimiento y conveniencia o arrastradas por una fuerza incontenible que las introdujo violentamente en una realidad distinta y diferente en cuanto a sus estereotipos y formas de ver el mundo, configuraron una realidad nueva, un mundo más integrado (sic) tecnologizado como nunca antes en la historia humana, con reacciones en cadena en todos los campos, especialmente el económico; sensible, solícito a la tolerancia (en términos generales) que nos hizo tan propios como ajenos, de aquí y de allá, particulares y generales, en una lucha cultural constante por adquirir o respetar nuevos valores y creencias, sin renunciar a las antiguas o siendo capaces de transformarlas a la luz de los tiempos nuevos.

Sostengo que este nuevo tiempo de transición surge como resultado de la dinámica cultural que, en cadena, provocó también los cambios anteriores. Esta cuarta etapa del proceso globalizador que afirmo es el resultado de las transformaciones propiciadas por las tres anteriores. No me es posible afirmar cuantas experiencias globalizadoras seguirán a las presentes y, sin embargo, soy capaz de inferir las transformaciones que sucederán en los próximos años. Baso las ideas que siguen, a continuación, en hechos históricos, en estudios sociales y en mi propia experiencia no muy lejana a la suya y la de otros.

La próxima globalización se sustentará en los valores de cada una de las culturas. Los pueblos más notables de la futura experiencia globalizadora serán aquellos a los que identificamos como “culturas milenarias”. Que no resulte extraño, entonces, que llegue el día (aunque nuestros ojos no lo vean) en que para una realidad como la nuestra se construyan perfiles basados en la verdad, la laboriosidad y la honradez; rememorando los valores del antiguo incanato. Es que en los actuales tiempos, las naciones demandan menos individualismo y más comprensión, acogida, respeto y solidaridad entre los pueblos y las personas. Los pueblos anhelan respeto a sus nacionalidades, a su realidad idiomática y tradiciones particulares. Se desea una integración que respete la identidad de cada persona y de cada pueblo como base de la unidad en todos los campos.

Esta segunda década del siglo XXI es el tiempo de puente, la nueva globalización esta próxima, a lo mejor, se ha iniciado.
 

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