sábado, 26 de diciembre de 2009

Las Personas de Belén


El pesebre de Belén significa el fin de un tiempo y el inicio de otro. Es el fin de una larga espera, de la angustia que produce una súplica no contestada como prolongación del sufrimiento, de siglos de anuncio, de descripciones de lo que vendría, de expectativa por la acción redentora de un Soberano a favor de su pueblo humillado y oprimido. Es el comienzo de un reinado de paz y de amor que se inicia con un Niño que trae consigo esperanza eterna y salvación. El Dios creador y Todopoderoso se hacía carne en las purísimas entrañas de la Virgen María para librarnos y para inaugurar un nuevo estado de la historia de la humanidad. Conozcamos a los personajes de este maravilloso hecho:
1.- San José
San José es el esposo de María y padre adoptivo de Jesús. Un hombre escogido por Dios, virtuoso y santo para que cuidara a la Virgen y a Jesús. Era descendiente de la familia real de David. "A San José le hizo Dios Señor y Príncipe de su casa...Ya que tuvo como esposa a la Inmaculada Virgen María, de quien por obra del Espíritu Santo nació Nuestro Señor Jesucristo, quien, entre los hombres, se dignó ser tenido como hijo de José, y a él estuvo sometido" (Pio IX, Decr. Patrocinio de San José, 8-XII-1870).
"Brillan en él, sobre todo, las virtudes de la vida oculta, en un grado proporcionado al de la gracia santificante: la virginidad, la humildad, la pobreza, la paciencia, la prudencia, la fidelidad, que no puede ser quebrantada por ningún peligro; la sencillez, la fe, esclarecida por los dones del Espíritu Santo; la confianza en Dios y la más perfecta caridad. Guardó el depósito que se le confiara con una fidelidad proporcionada al valor de este tesoro inestimable" (Garrigou-Lagrange, R., San José, Buenos Aires, 1947, p.301).

2.- Santa María
La Virgen María es la doncella escogida por Dios para ser la Madre de Nuestro Señor Jesucristo y Madre nuestra. El nombre de María, que en hebreo es Miriam, significa: Doncella, Señora, Princesa. Dios envió el Arcángel San Gabriel a la Virgen, que vivía en Nazaret, cuidad de Galilea, para anunciarle que era la mujer escogida desde toda la eternidad para ser la Madre del futuro Redentor. Con toda la humildad y sumisión la Virgen dio su consentimiento para ser la Madre de Dios, diciéndole al Arcángel: He aquí la esclava del Señor: hágase en mí según tu palabra (S. Lucas 1, 38)
El Concilio Vaticano II menciona: "Desde los tiempos más antiguos, la Bienaventurada Virgen es honrada con el titulo Madre de Dios, a cuyo amparo los fieles acuden con súplicas en todos sus peligros y necesidades" (Const. Dogmática Lumen gentium, n.66).
3.- Jesús
Dios y hombre verdadero. Principe de Paz. De tal manera nos amó que su vida no escatimó. "Jesús nació en una gruta de Belén, dice la Escritura, porque no hubo lugar para ellos en el mesón. No me aparto de la verdad teológica, si te digo que Jesús está buscando todavía posada en tu corazón" (San Josemaría - Forja, 274).
"Cuando llegan las Navidades, me gusta contemplar las imágenes del Niño Jesús. Esas figuras que nos muestran al Señor que se anonada, me recuerdan que Dios nos llama, que el Omnipotente ha querido presentarse desvalido, que ha querido necesitar de los hombres. Desde la cuna de Belén, Cristo me dice y te dice que nos necesita, nos urge a una vida cristiana sin componendas, a una vida de entrega, de trabajo, de alegría" (San Josemaría - Es Cristo que pasa 18,1). Cuando se inicie el canto glorioso de los ángeles, cuando brille la estrella de tu firmamento, cuando los peregrinos lleguen a tu hogar, cuando tu familia dirija su mirada a Jesús, José y María; entonces recién comenzará la Navidad; es Dios mismo que renace en medio del mundo y en ti, para encontrar al perdido, curar al decaído, alimentar al hambriento, liberar al prisionero, reconstruir lo que se hizo mal, llevar la paz a los hermanos, gozar d la justicia y la paz en el corazón. Jesús no tuvo sitio en la posada. Tú tienes un corazón bien grande. Seguro que le ayudas a encontrar un rincón. ¡Feliz Navidad!

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