sábado, 23 de agosto de 2008

Los negros de Lambayeque


Cuando la opresión española casi extingue al indígena produciendo un significativo bajón demográfico, de 10 a 2 millones de naturales, las autoridades coloniales se vieron obligadas a importar negros africanos para solucionar el problema de la falta de mano de obra.Fueron llevados los negros a las minas en la sierra, pero como Gallinazo no canta en puna tuvieron que Bajarlos siendo algunos de sus destinos las haciendas y los servicios de la costa.En nuestra región, los negros fueron instalados principalmente en Capote, Luya y Picci; en estos lugares permanecieron hasta que Ramón castilla pagó con dinero en efectivo la libertad de cada uno de ellos.Siendo libres la mayoría de negros buscó instalarse en Chiclayo, por eso los caciques de Cinto y Collique los ubicaron en las afueras del pueblo en un barrio que fue llamado Villa del sol, conocido más adelante como Chiclayo chiquito.Esta zona se ubicó a partir de la actual avenida Pedro Ruiz con dirección a lo que hoy conocemos como José Leonardo Ortiz. La mayoría de negros se asentó en los alrededores del actual parque obrero. Se cuenta que en dicha zona, eventualmente, se producían sangrientos enfrentamientos entre negros e indígenas; a decir de algunos estudiosos La sangre corría como ríos. Se dice que una de las razones era el hecho que los indígenas por extraños motivos relacionaban a los negros con el mismo diablo, aunque ésta no fue la única razón.Administrativamente Villa del sol era la parte forastera, por eso el chiclayano de a pie llamaba al negro Forastero y a Chiclayo chiquito La Forastería. Muy pronto esa zona se llenó de picanterías y meretrices; además se podía ver a grupos de japoneses jugando los fines de semana baseball en una pampa cercana conocida como la pampa de los japoneses. En dicho lugar se jugaron encarnizados partidos de fútbol entre asiáticos y cholos chiclayanos de pura sepa. Dos veces por año salía en procesión La cruz de Chiclayo chiquito motivo por el cual se edificó la capilla ubicada en la calle 7 de enero a una cuadra del parque obrero.Finalmente los negros decidieron irse. Nunca se sintieron en casa. Se fueron al sur la mayoría. Otros se quedaron en Zaña. En Chiclayo quedará siempre su calor, su ritmo, su sabor y su recuerdo. Si nuestros ancestros no los recibieron hoy podemos afirmar que en nuestro torrente interno existe una porción negra pues en nuestra querida patria El que no tiene de inga, tiene de mandinga.

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