domingo, 31 de agosto de 2008

Memoria social e historia de hoy

A principios del siglo XX se tomaba de las experiencias transformadoras, humanistas, científicas y tecnológicas, los conceptos que sirvieran para desarrollar una visión futurista.
A inicios del siglo XXI los seres humanos necesitamos revisar el pasado y dejar de imaginar. Es también un anhelo muy actual el interés por desarrollar una estructura, basada en las diversas ideologías, sobre las virtudes del tiempo futuro.
Pienso que es el tiempo de la memoria social y de volver la vista hacia atrás. Es el tiempo de contemplar el pasado con probidad para sorprendernos con sus luces gratificantes o desagradables; entendiendo que el conocimiento cabal de nuestro ancestro cultural sustentará la identidad necesaria en los hombres, de cara al futuro que percibimos cercano.
Si la memoria social es crucial, es porque conforma las estructuras propias del pensamiento del hombre. La memoria no es algo que se localiza fuera de los sujetos. Por el contrario, los constituye y sostiene su identidad creando un vínculo indivisible y su continuidad cultural dentro de una comunidad determinada. El núcleo de cualquier identidad individual o grupal está ligado a un sentido de permanencia - pertenencia (de ser uno mismo) a lo largo del tiempo y del espacio.
El olvido actúa en la conciencia individual y colectiva, eso lo podemos comprobar, por ello una condición para afrontar el pasado y volver la mirada al ancestro es no juzgar los hechos pasados con los conceptos y presupuestos del presente, no ideologizarnos; vale decir evitar el anacronismo.
No cabe duda que hemos sido formados bajo una visión tradicional de la historia. Esta historia que hoy se aleja para dar paso a la “Maestra de la vida” que reflexiona, filosofa y toma distancia del constructo historiográfico.
La nuestra, debe ser una historia que se alimente de lo cotidiano, de la memoria social, para construir su conocimiento. Para esta historia lo importante es el aporte de la gente, su testimonio e historia oral que amplían el campo de sus fuentes.
Es la historia de nuestro tiempo, que rescata las costumbres que caracterizan lo local, lo más importante de cada comunidad, lo que vence ante el avance de nuevos códigos lingüísticos y modas alienantes, lo que da vida al corazón de una cultura.
La historia permite la construcción de las identidades y apunta a nuevas expectativas de conocimiento. Nuestro esfuerzo debe apuntar a la recuperación de la memoria social para vencer la amnesia histórica que impide el vinculo entrañable con lo nuestro.
Es indispensable el uso de fuentes alternativas como relatos orales, entrevistas, foros, talleres, viajes de estudio, etc; como herramientas de construcción del conocimiento histórico y la identidad cultural. La historia debe estar cercana al hombre común.
¿Cuál será el rumbo de la cultura de la memoria para estos tiempos? Los hechos de los que somos testigos muestran empeños dignos de elogio por interpretar de manera lúcida los contextos locales, nacionales y regionales.
“(Actualmente) La memoria social responde a un comportamiento social marcado por la globalización, el surgimiento de nuevos nacionalismos y confrontaciones, tocada por los avatares de la economía, las nuevas expresiones humanistas y el vértigo de los acontecimientos que dan nuevos rumbos a las comunidades”
Es necesario abrir las ventanas de las aulas universitarias y mostrar a los estudiantes la historia perceptible de nuestro pueblo en contacto con sus fuentes vivas. La riqueza y la grandeza de lo nuestro. La realidad transformable. La dirección de nuestro compromiso. La manifestación de nuestra fe.
Caminemos en busca del pasado perdido y encontraremos las razones del presente para creer en un futuro diferente.

Identidad cultural en Lambayeque



“La identidad cultural es lo propio y entrañable de una cultura, es el conjunto de sus rasgos diferenciadores en relación al resto. Lo propio no se agota en lo exclusivo y está formado por una diversidad de concepciones que vienen de dentro y fuera del grupo. Los elementos más íntimos de una cultura pueden tener diversos orígenes. Lo importante es que formen parte de la vida cotidiana de un pueblo”.
Este carácter lo posee nuestro pueblo y es fruto del dinámico proceso de transformación, cambio y recreación en que se encuentra toda realidad humana, por ser una realidad viviente. No podemos hablar de conservación de nuestra realidad viviente excluyendo las ideas de cambio y transformación. Las culturas se conservan cambiando. La cultura lambayecana también asume y se apropia de modos y formas culturales nuevas.
El estudio de nuestra cultura tradicional no debe propiciar que esta permanezca estática imponiendo solo la conservación de sus fuentes históricas y tradiciones, que alimentan la memoria colectiva, remarcando constantemente su pasado. Aunque los valores adquiridos en tiempos inmemoriales son importantes como elementos de unificación y cohesión; es mucho más importante el dinamismo presente y la visión cultural del futuro. El pasado es nuestra fuente, el presente y el futuro constituyen la realidad y nuestro destino.
La cultura lambayecana es una realidad viviente que se encuentra en un constante proceso de transformación, apertura y cambio. Intentar conservar las tradiciones del pasado negando su dinamismo es una actitud que la priva de su dimensión vital.
“Conservar no es congelar, momificar o colocar los aspectos específicos de un grupo humano en el escenario de un museo para el deleite intelectual. Conservar es contribuir a la afirmación del yo colectivo, afirmando su tendencia al cambio y a la reinvención constante de sus formas de expresión”. Tengo la convicción de que no existe la posibilidad de conservar algo que está vivo negando su transformación, cambio y recreación continuos.
Recordemos que Nada vivo se conserva si no se renueva mediante determinados mecanismos de regeneración. La sociedad lambayecana también ha desarrollado mecanismos de defensa y regeneración capaces de retroalimentar y sostener el equilibrio del grupo cultural.

Muchos creen que nuestra cultura es el conjunto de las manifestaciones externas como la música y la artesanía. Sin embargo, la cultura alude a una realidad mucho más profunda. Nos hace testigos de un conjunto de formas y modos, forjados a lo largo del tiempo y en constante proceso de renovación, de concebir el mundo, de pensar, de hablar, de expresarse, percibir, comportarse, organizarse socialmente, comunicarse, sentir y valorarse en cuanto individuos y en cuanto a comunidad.

El historiador creyente


Según la idea ciceroniana la historia es testigo de las edades, luz de la verdad, vida de la memoria y maestra de la vida. La historia es maestra de la vida, solo cuando es marcada por la sabiduría; por eso donde la sabiduría no inspira la interpretación de la historia humana, el amor que permite la real comprensión del hecho histórico pasa de largo; la historia sin amor no es maestra de la vida y solo la historia vista con los ojos de la sabiduría nos hace alumnos aplicados de aquella maestra que indica la vida esperanzada en un destino distinto, en una realidad transformable, en un hombre nuevo, renovado, capaz de crear y recrear a la luz de la verdad.
Su Santidad el Papa Juan Pablo II dijo el año 2004 con ocasión del 50º aniversario del Pontificio Comité científico de las ciencias históricas dijo que es importante “cultivar un serio conocimiento histórico de los diversos campos en los que se articula la vida del individuo y de la comunidad”. “No existe nada más inconsistente que hombres o grupos sin historia. La ignorancia del propio pasado lleva fatalmente a la crisis y a la pérdida de identidad de los individuos y la comunidad”.
El historiador creyente ve que el punto de referencia para comprender mejor la historia de la humanidad es la Biblia. Sabe que la Palabra de Dios le brindará una conciencia adecuada del hombre y del mundo, de sus debilidades y fortalezas, de su opresión, tragedias y redención... de sus tinieblas y de la verdadera luz. La Biblia es también una presencia histórica en sí mismo, necesariamente interpretado a la luz del magisterio de la Iglesia. Por tanto, el historiador creyente afirma que la historia es maestra de la vida como la Iglesia, depositaria del proceso histórico de la presencia del cuerpo de Cristo en medio del mundo, es maestra de la vida cristiana.
Polibio dijo:” Ninguna educación es más apta para los hombres que el conocimiento de las acciones pasadas” eso, de ordinario, lo hace quien tenga en sus manos la información y desee brindarla con claridad y sin prejuicios, pero John Weiss remarcó la importancia de que “ La historia es una ciencia útil (Cuando) la sabiduría del historiador interpreta correctamente lo que ha ocurrido con anterioridad. Confiemos en que dicho conocimiento histórico sea sobre todo un medio para labrar nuestro destino”
El historiador creyente aplica con pertinencia el principio de la prospección histórica, sabe que no se prepara el porvenir sin aclarar el pasado. Nota que cuando el ser humano interpreta la historia a la luz de una verdad vivificante se realiza como tal, toda la sociedad crece, crece la libertad, crece la sensibilidad y aumenta la seguridad. Y al revés, cuando el hombre hace una interpretación materialista y simplista de la historia se deshumaniza, se pierde la libertad, abunda la insensibilidad y toda la sociedad se desintegra.
El historiador creyente se reconoce hijo de Dios y asume su posición de nueva criatura. Usa la historiografía pero ¡es historiador! Y por tanto vincula su trabajo a la reflexión filosófica y nos hace ver que si no conocemos nuestra propia historia somos incapaces de introducirnos en la cultura de las identidades y de sentir la realidad del presente; pero, sobre todo, nos habla de la imposibilidad de hacer proyectos para el futuro. La historia es maestra de la vida, pero debemos aprender sus enseñanzas.
Quien no vive para amar no sirve para vivir. Quien no ama no interpreta los hechos a la luz de las verdades del evangelio. Cuando el evangelio no marca la interpretación histórica, no ilumina y, en medio de la oscuridad, se vive en caos y en confusión. Amamos por gracia, y entendemos la historia del hombre con base en ese amor que viene de lo alto. El intérprete de la historia vinculado a la sabiduría, tendrá claridad del hecho histórico y podrá dictarlo para edificación del hombre, solo entonces la historia es maestra de la vida.

sábado, 23 de agosto de 2008

Perú, tengo tanto para darte, hoy comenzaré


Una sonrisa única, un uniforme radiante, muchas banderas flameando, escarapelas... No necesito más para anidar otra vez una esperanza fiel y sencilla: El Perú es grande y procuraré ser digno de llamarme hijo de la Patria. Quizá, solamente me deje llevar por la emotividad de estos días, por los recuerdos de grandes hazañas y logros casi imposibles de una nación que besa el cielo con su fe y pisa firmemente la tierra con su trabajo; pero hoy agradecí a Dios por haber sido educado en el amor a lo nuestro, en el aprecio por su tradición que, como firme base de su presente, alimenta las ansias de un futuro distinto, de una historia renovada, escrita a pulso por cada peruano de a pié, por cada hombre y mujer, que al repetir el término PERÚ pueda decir con alegría ¡Es mi Patria!El niño de la sonrisa única, el de la escarapela y la esperanza tiene derecho a aprender a amar a su Patria. Se lo ganó, con el natural y decisivo hecho de haber nacido en este suelo. Ese niño, que hace un instante pasó desfilando ante mí con gallardo paso, mirada fija y rostro templado, goza del derecho a ser educado en tal amor. No interesa dónde ni como nació, o si tiene más o menos que otro, interesa mucho que es peruano y su derecho a ser y pertenecer se lo ha ganado como una gracia especial. El niño de la marcialidad y la esperanza necesita amor y orden, requiere ejemplo, voluntad de educar y sueños, muchos sueños. Hay que amar a la Patria para ganarse el derecho de tener un futuro en ella y en ese amor se guía, se afirman y se multiplican virtudes. Amo a mi Patria: Ella me brindó su suelo, su historia, su idioma, su identidad multirracial, sus mártires y el derecho a luchar por un futuro acá.Es este nuestro humilde modo de pagarle lo mucho que le debemos. Aquí estamos, poniendo en libertad nuestros anhelos, alegrándonos de los colores rojo y blanco, los colores de la Patria: ¡Arriba los corazones!... porque ese niño de la sonrisa única necesita que se le eduque en el mismo amor en que nosotros o muchos de nosotros hemos sido educados; ya no se puede, ni se debe vivir más en la ignorancia ni en la desidia; porque el futuro de nuestro país necesita de seres que lo amen con compromiso, si hoy no le enseñamos a amarla, cercenaremos tal derecho. Es preciso amar a la Patria para fortalecerla y exaltarla, de nuestro amor brota su futuro y de ese retoño florecerá el porvenir de nuestros hijos y nuestros nietos, que sabrán renunciar o aprender a amarla gracias a nuestro ejemplo. En nosotros está forjarlo. Hoy pongo en tus manos este mensaje con los colores de la Patria, con un blanco y rojo ilusionado, con afecto y felicidad. De ti dependerá multiplicarlos en este julio y para siempre. Otra sonrisa única, otro uniforme radiante, otra escarapela, otra esperanza. Perú: tengo tanto para darte. ¡Hoy comenzaré!

Túcume: El Pueblo elegido por la Purísima y la Andariega

Túcume está de fiesta. La Virgen Purísima y su hijita la 'Andariega' salen nuevamente a las calles, como cada año, para causar el impacto que cada año revitaliza a una raza, a una casta superpuesta, por efectos espirituales, a las demás resultantes de nuestro mestizaje. Túcume está de fiesta. El corazón y el alma de un pueblo caminan tras dos imágenes como siguiendo un destino, rogando por todos, esperando, pues la esperanza es una virtud cristiana que en Túcume cobra un valor único.Túcume es un pueblo pacífico situado entre cerros, quebradas y pampas, cuna de tres civilizaciones (Sicán, Chimú e Inca) y hogar de todo aquel que navegue entre las aguas vivas de su amor entrañable. Es cierto, Túcume es un sentimiento y un paradigma. Ser tucumano implica la realización de un estilo de vida acorde con la herencia y la sangre especial que dio forma a su actual fisonomía. La frescura de su clima, la fertilidad de su tierra, el fruto de su exquisita culinaria, los prodigios de sus artesanos, su historia, tradiciones y herencia; hacen de Túcume un hermoso lugar para vivir. Al costado del altar mayor de la Iglesia de Túcume se alzan las imágenes de San Pedro y de la Virgen Purísima. El discípulo de Cristo es patrón de la parroquia pero es, a su vez, segundo en la preferencia popular. La Inmaculada Concepción de la Virgen María (verdadero nombre eclesiástico) absorbe la devoción de los tucumanos. Dicha imagen es una talla de madera de 1,37 m labrada a mediados del siglo XVIII por manos indígenas o mestizas; muestra a la virgen de pie con las manos juntas sobre el pecho en actitud de oración. El pueblo dice de ella:Es nuestra madre, patrona de todos y se pone en absoluto movimiento dos veces por año para honrarla en un ambiente de festejo y total algarabía. Sus vestiduras son de fina seda y su decoración es ofrenda perenne de Carlos Fernández Rodríguez 'Calín ', verdadero maestro del decorado santo. La 'Virgen chica' o 'Andariega', llamada también Tucumana es una imagen de 35 cm de alto, tallada en madera de pie y con brazos articulados, ligeramente inclinada hacia la izquierda y tiene los brazos abiertos en actitud de recibir a alguien con un abrazo. Fue encontrada por un nativo tucumano en Ferreñafe al recibir revelación en sueños de la existencia de la imagen; la encontró abandonada en una gruta de La Puntilla. El cortejo de las imágenes se complementa con la presencia de las Pastorcitas y los Diablicos. La participación de estos grupos tiene vinculación con el Deseo de la virgen de que su recorrido no sea perturbado. He participado en el acto de encuentro de la Purísima y la 'Andariega', muchas veces lloré por la emoción, tragué el llanto pues Los hombres no lloran, pero lloré por dentro y pedí por mi vida, por mi pueblo y por su destino. Cada tucumano pide con fe, pone en tal acto de recogimiento su vida entera y termina sintiéndose privilegiado y cercano de un Dios que suele dar vida en abundancia a un pueblo cuyo espíritu no cesa en dinamismo.

Chiclayano sin Padre eterno, Lambayecano come pescado


La Heroica Ciudad de Chiclayo, partiendo de Collique y luego de Santa María del Valle de Chiclayo, es resultado de un largo proceso lleno de conversiones denominativas propias del reconocimiento de naturales y foráneos acerca de aquellos logros que, a decir del general José de La mar (Siglo XIX), eran consecuencia lógica del visible progreso que había alcanzado.En 1540 Chiclayo era un curato, en 1556 era reducción de indios haciendo girar su vida en torno al monasterio de los Padres Franciscanos ubicado frente a la plaza principal, entre las actuales calles San José y Pedro Ruiz. Después de los sacerdotes, eran los caciques de Cinto y Collique las máximas autoridades. El visitador Gonzales de Cuenca ya le daba oficialmente a esta zona el nombre de Chiclayo.Para 1578 varios peninsulares, criollos y mestizos afincaron en Chiclayo dando con ello reconocimiento tácito de la importancia de nuestro amado lugar. Chiclayo era cada vez menos rural y más cosmopolita a decir de Jorge Zevallos Quiñónez.Pero mucho antes de ser fundado Chiclayo, Lambayeque ya existía. Tenía en su seno a una mayor cantidad de población española y criolla. Era tal su importancia que tras el terremoto de 1720 que destruyó Saña, la mayor parte de familias buscó refugio en tal lugar mientras otras migraron a Trujillo y sólo unas cuantas afincaron en Chiclayo. Con el tiempo, la incontenible importancia que adquirió Chiclayo produjo discrepancias, enojos y enfrentamientos entre chiclayanos y lambayecanos. Hoy felizmente todo ha sido superado.En 1822 Chiclayo era pueblo, en 1825 era distrito de Lambayeque y el 1827 fue elevada a villa. En 1835 don Felipe Santiago Salaverry la reconoce como Ciudad Heroica y luego como provincia. Aquí surge el problema con los lambayecanos, pues se incluyeron en los nuevos territorios algunos anteriormente pertenecientes a Lambayeque.La pugna entre lambayecanos y chiclayanos se incrementó en tiempos del caudillaje militar. Cada provincia apoyó a un caudillo distinto. Los lambayecanos ingresaron a la Iglesia de Chiclayo y robaron la imagen de San Pedro. En respuesta, los chiclayanos regaron pescado salado en la Plaza de Armas de Lambayeque. Por muchos años los lambayecanos decían: Chiclayanos sin Padre Eterno en referencia a la imagen que ahora estaba en su templo. En respuesta, los chiclayanos decían: Lambayecano, come pescado salado como haciendo recordar las consecuencias de su hurto.Comparto, con el estudioso regional Pedro Alva Mariñas, la posición que Chiclayo es crisol de muchos pueblos y muchas culturas. La veo, como una zona de historia y tradición, estandarte del desarrollo nacional y primer destino turístico del Perú.

Los negros de Lambayeque


Cuando la opresión española casi extingue al indígena produciendo un significativo bajón demográfico, de 10 a 2 millones de naturales, las autoridades coloniales se vieron obligadas a importar negros africanos para solucionar el problema de la falta de mano de obra.Fueron llevados los negros a las minas en la sierra, pero como Gallinazo no canta en puna tuvieron que Bajarlos siendo algunos de sus destinos las haciendas y los servicios de la costa.En nuestra región, los negros fueron instalados principalmente en Capote, Luya y Picci; en estos lugares permanecieron hasta que Ramón castilla pagó con dinero en efectivo la libertad de cada uno de ellos.Siendo libres la mayoría de negros buscó instalarse en Chiclayo, por eso los caciques de Cinto y Collique los ubicaron en las afueras del pueblo en un barrio que fue llamado Villa del sol, conocido más adelante como Chiclayo chiquito.Esta zona se ubicó a partir de la actual avenida Pedro Ruiz con dirección a lo que hoy conocemos como José Leonardo Ortiz. La mayoría de negros se asentó en los alrededores del actual parque obrero. Se cuenta que en dicha zona, eventualmente, se producían sangrientos enfrentamientos entre negros e indígenas; a decir de algunos estudiosos La sangre corría como ríos. Se dice que una de las razones era el hecho que los indígenas por extraños motivos relacionaban a los negros con el mismo diablo, aunque ésta no fue la única razón.Administrativamente Villa del sol era la parte forastera, por eso el chiclayano de a pie llamaba al negro Forastero y a Chiclayo chiquito La Forastería. Muy pronto esa zona se llenó de picanterías y meretrices; además se podía ver a grupos de japoneses jugando los fines de semana baseball en una pampa cercana conocida como la pampa de los japoneses. En dicho lugar se jugaron encarnizados partidos de fútbol entre asiáticos y cholos chiclayanos de pura sepa. Dos veces por año salía en procesión La cruz de Chiclayo chiquito motivo por el cual se edificó la capilla ubicada en la calle 7 de enero a una cuadra del parque obrero.Finalmente los negros decidieron irse. Nunca se sintieron en casa. Se fueron al sur la mayoría. Otros se quedaron en Zaña. En Chiclayo quedará siempre su calor, su ritmo, su sabor y su recuerdo. Si nuestros ancestros no los recibieron hoy podemos afirmar que en nuestro torrente interno existe una porción negra pues en nuestra querida patria El que no tiene de inga, tiene de mandinga.

Cholos de Corazón


El cholo es un mestizo que tiene en sus venas sangre europea e india. Vale decir, si mi lambayecano corazón es de algarrobo, entremezclada con la sabia efervescente del madero, corre por mis venas sangre de nobles peruanos; de señores moche, de guerreros chimú. Corre por mis venas sangre de interesado español y de conquistador osado. Soy medio europeo, soy medio indígena. Mi sangre no es pura. Pertenezco a una casta. Estoy orgulloso de ser cholo, pero no me dejo cholear o tratar con menosprecio por nadie.Alguna versión de Garcilaso de la Vega dice que la palabra cholo deriva de la voz aymara Chulu que significa chusco, y que era el término empleado por los españoles para identificar a los hijos de los mestizos. En las islas de Barlovento el término Cholo se empleaba para llamar a los perros de la gente natural y pobre.Como verán el origen del término está ligado a la necesidad de menospreciar y lesionar la dignidad del indio, pero terminó por convertirse en un término que inspira vigor, lucha, sacrificio, entrega, orgullo y deseos de superación. El cholo, según Jorge Lazo, más que un grupo racial es un rasgo social, un ser que no envidia ni se siente disminuido. El cholo es culto, pues culta es la persona caritativa, altruista y tierna; culta es la persona que respeta la justicia y siente y practica la solidaridad social. Es por el cholo que a Chiclayo se le llama Capital de la Amistad, porque una de las características de la verdadera amistad es tenerse fe mutuamente. El cholo es un hombre de fe.Los cholazos de tomo y lomo, aquellos que llegan más alto, los que nos dirigen y lideran, los inteligentes de pelo trinchudo, aquellos que comparten historias de estudio a la luz de una vela o de triunfo después de vencidas pobrezas, pueden dar fe de lo antes dicho. El buen cholo llega lejos, llega alto, no se deja vencer fácilmente. Ser cholo es un verdadero estilo de vida. Confieso con orgullo que mi condición de cholo me hace sentir singular. Miro mi entorno y puedo generalizar mi condición salvo contadas excepciones de inmigrantes e hijos de inmigrantes que conservan en grupos cerrados sus propias costumbres, tradiciones y uniones matrimoniales. El pueblo cholo conserva virtudes que muchos desconocen. Es un pueblo que compró con sacrificio su presente y siembra con esfuerzo la semilla del futuro. Los mejores hijos del pueblo son cholos y son ellos los agentes de nuestra historia. Quienes quisieron vengarse de otros como yo creando el término al cual me refiero cometieron un error para sus fines. Sembraron la semilla de una cultura, dieron a los nuestros un motivo más para sentirnos orgullosos. Es bueno ser cholo, pero es mejor vivir como cholo y desear serlo siempre sin dejarse cholear.

Jorge Lazo Arrasco y la metáfora del burro


El noble maestro chiclayano Jorge Lazo Arrasco presentó, hace muy poco tiempo en nuestra ciudad su obra número 57 titulada Chiclayo: Ciudad Símbolo. Debo confesar que no es la primera vez que leo alguno de sus textos y sin embargo esta vez quedé impresionado por el vínculo sincero y entrañable del maestro Lazo con nuestra tierra, sus rincones, sus costumbres, su pasado, su presente y su futuro. Considero que ningún chiclayano, que se precie de serlo, perderá la deliciosa y vivificante experiencia de subir por los peldaños de la inmensa escalera de nuestra misteriosa historia y tradiciones, que reposa sobre el muro fuerte y milenario llamado Perú. Lazo describe al Chiclayo chiquito, al barrio del Porvenir, a las familias de nuestro pueblo, al santo chiclayano Nicolás de Ayllón y muchas otras facetas de nuestras tradiciones. Es impresionante la calidad pionera del autor quien tocó asuntos relacionados a nuestra historia local y regional en tiempos que nadie hablaba de tales temas; una muestra de lo dicho es la publicación de Naylamp en 1959, obra en la cual traduce al género de novela la legendaria historia del personaje fundador de la cultura Lambayeque.La obra presentada a la comunidad local, por el fondo editorial de la Universidad Privada Alas Peruanas, se constituye en una contribución al fortalecimiento de nuestra cultura y es de lectura obligada a cuanto maestro, estudioso social, historiador o chiclayano de a pie que tenga interés en el pasado de nuestro pueblo. Se trata, pues, de una obra que trasciende al tiempo y al espacio, que se ubica como una de las piedras de base en la construcción de nuestra identidad y como libro de consulta permanente por la validez de los datos que aporta.Tal vez el más simpático de los artículos sea el dedicado a La metáfora de los burros. Lazo hace una apología del animal y nos recuerda que según la Real Academia de la Lengua española este término se refiere, entre otros significados, al hombre de mucho aguante para el trabajo. Discrepa con aquéllos que afirman que una persona ruda, de muy escaso cacumen, sea un burro.Nos recuerda que Jesús usó un burro en Jerusalén y que Sancho Panza montó uno junto al Quijote. Antiguamente nuestros abuelos solían decir: Dile a mi compadre que me preste su doctor, refiriéndose al burro.Describe algunas características de este noble animal: su mirada serena, profunda y melancólica; su resignación y paciencia jobiana; su caminar lento, pausado y rítmico; su panza ancha y su pelaje suave; sus orejas grandes que le permiten percibir el ruido más tenue y prever las lluvias. Antiguamente un borracho que montaba su burro llegaba con toda seguridad a su casa.El hombre debiera ser burro para aprender que la mayor virtud es la paciencia y la comprensión; paciencia para perdonar, comprensión hasta con los enemigos. Ya que el burro es definido por Lazo como una metáfora, se puede decir de él muchas cosas humanas. Se puede decir que el burro es un poema de la naturaleza.

domingo, 17 de agosto de 2008

Hombre de hoy: Luces y sombras


Es lamentablemente real que en general el ser humano busca la verdad a su manera y ve sombras. Se encuentra atado y mira a lo lejos la luz. Al final del túnel la verdad ansiada. Mientras permanece rodeado por las sombras propias y la de sus pares, necesita la verdad pues intuye que solo ella le mostrará el real propósito de su vida. Entonces, interpreta una y otra vez la realidad, su entorno, los hechos, su propia interioridad; ha de comenzar de nuevo una y otra vez en la misma labor por no tener una clave cierta de interpretación.
El hombre de hoy ha confiado en la razón. En este mundo nuevo no marcado por ligeros reajustes sino por grandes cambios, ha integrado, refundido y superado todos los conocimientos acumulados hasta el; conoce nuevas realidades, nuevos rostros, se ve obligado a considerar a todos como hermanos... pero sigue buscando la verdad, lejos de sí, fuera de sí.
Busca en los valores el remedio para la “Enfermedad” humana. Busca y no encuentra. Confía en su razón pero no es libre. Siente tener poder sobre la virtud y el vicio, sobre el obrar lo bello y lo vergonzoso. Su “Poder” lo esclaviza, lo ata, lo limita. Se amolda a un estilo racional que, al parecer, le brinda tranquilidad pero no paz. Se ha civilizado hasta el exceso pero sabe que ha de caminar mucho mas para llegar al Hombre moral. Ha reducido la moral a la decencia exterior y, entonces, concluye que no está en ello la verdad y ha de comenzar de nuevo.
Prejuzga, luego existe; en su lógica parece imposible desterrar la dinámica social: avanza la tecnología, la expansión mundial de la democracia y los derechos humanos...pero sus prejuicios resisten compactados en el interior de las conciencias. En complicidad con una historia parcialmente tratada, en muchos casos de manera intencional, termina condicionando la mirada que cada uno tiene de su prójimo. A cada ser le “Corresponde” un adjetivo calificativo: Negro, cholo, indio, pobre...
El hombre se ve, se oye, se huele, se toca, se gusta, se encierra en sí mismo y busca para sí. Su ser es una cárcel de altos muros gruesos, una cárcel disfrazada de cuerpo, mazmorra de músculos, nervios y huesos. El hombre confía en su razón, no es libre, mira sin ver y escucha sin oír. Ama, en general, su cuerpo tanto como a la naturaleza. Sabe que el hogar planetario debe ser sano y habitable, pero lo enferma desde su límite hacia la porción de tierra ajena. Le preocupa su espacio.
Sin la verdad, esclavo de sí mismo, se ha vuelto un nostálgico sensiblero y habla de armonía y equilibrio logrados con sugestión, de amor al prójimo envuelto en interesada filantropía, de compromiso con su patria ocultando su personal interés de destacar.
Ha instalado una inhumana racionalidad instrumental que choca frontalmente con la concepción de desarrollo humano. Se ha convertido y convierte a los demás en Hombre – Objeto. No puede verse ni ver a los demás como personas. corre el riesgo de convertirse en mero espectador o víctima de los vertiginosos cambios del mundo en que vive.
Conoce, comprueba, investiga, clona, viaja al espacio, busca y busca insatisfecho, experimenta... ¡Solo la verdad lo hará libre!. ¿Es acaso una visión desesperanzada del ser humano? ¿Hay solución en la búsqueda del hombre? ¿Existe, acaso, la verdad ansiada?.
Llegó la hora de cerrar por un momento los libros y la boca, para dejar de buscar y rebuscar términos y abrir para siempre el espíritu. Llegó el momento de reconocer con humildad ¡Todo comienza con Dios! pues Todo, absolutamente todo, en el cielo y en la tierra, todo lo visible y lo invisible fue creado por Dios y para los propósitos de Dios. Abrir el corazón a la verdad no incluye el conocimiento teórico de la verdad que anula el actuar vivificante de la gracia en el hombre. Llegó la hora de ensanchar los límites de nuestra existencia y trascender, navegar mar adentro, volar como águilas y desear caminar sobre las aguas.
El propósito de nuestra vida excede en mucho a nuestros propios logros, a nuestra tranquilidad e incluso a nuestra felicidad. Es mucho más grande que la familia y los sueños. Si deseamos saber por qué estamos en este planeta, debemos empezar con Dios. Contrario a lo que nos dictan muchos libros y estrategias de autoayuda, no encontraremos el sentido de nuestra vida buscando humanamente en nuestro interior. Es muy probable que ya lo hayamos intentado, pero no nos hemos creado a nosotros mismos, por lo que no hay manera de que podamos decir para qué fuimos creados. ¡Somos eternos! La vida en la tierra es un pequeño paréntesis en la eternidad. Estamos en este mundo pero no somos de este mundo.
“Yo soy el camino, LA VERDAD y la vida...” “Señor, así te ha parecido bien. Ocultar estas cosas a los sabios y entendidos y revelarlas a los humildes”.
La verdad interpela y cuestiona, pero nos envía. El hombre que ama la verdad se siente enviado. Mira al cielo y pregunta sobre su propósito, Jesús es la verdad, solo en El hay libertad. Es una declaración de fe. Dios permita que desde el lugar y la posición en que estemos entendamos A la verdad, escuchemos su voz en la profundidad del silencio y en las palabras de los pobres, veamos su presencia en los rincones de la tierra en los colores tan diversos de los rostros, la toquemos en el cuerpo del enfermo, en la mano del anciano, en mis hijos, en mis familiares, en mis compañeros, en cada uno con su nombre y apellido, con su historia, debo ver en todos y en todo la obra creadora de Dios. No puedo pasar por su vida sin dejarles al Señor de la verdad. Si no lo hago así no seré libre.