miércoles, 22 de marzo de 2017

José D. Effio, Pintor Costumbrista Lambayecano

"El Velorio" (1900) - José D. Effio

Revisando el tercer tomo de la Colección Museo de Arte de Lima (MALI), que contiene información y hermosas ilustraciones de la colección de pinturas peruanas producidas entre las dos primeras décadas del siglo XIX e inicios del XX, aparecen en el capítulo “Costumbrismo” junto a las creaciones del famoso Pancho Fierro, las del excelente artista plástico lambayecano José D. Effio, pintor costumbrista nacido en Monsefú en 1845 (aunque hay hasta tres versiones distintas del año de su nacimiento) y reconocido como pionero de la pintura histórica que desarrolló toda su carrera en Lima, ciudad donde falleció en 1920.
Effio, fue discípulo del famoso pintor español Ramón Muñiz su maestro particular en Lima. Entre sus principales obras se cuentan los oleos “Jarana” (1893) “Fundación de Lima” (1897) “El velorio” (1900) y “La venganza de Cornaro” (1907). Es considerado el continuador de la obra de Pancho Fierro, y con él “surge también un corto auge de escenas costumbristas en la pintura al óleo. Para entonces el costumbrismo, se había asociado casi exclusivamente a Lima, la única ciudad que logró desarrollar una tradición sostenida de imágenes de este tipo” Su obra ha sido ubicada en la corriente pictórica peruana denominada neo academicismo junto a la de Carlos Baca Flor, Francisco Canaval, David Hernández, Alberto Lynch, Francisco Masías, Teófilo Castillo y Enrique Domingo Barreda.
Fue el único artista plástico de su generación que prefirió hacer carrera y nutrirse de información estética en Perú decidiendo no viajar a Europa. Rocío Dueñas, historiadora del arte peruano, afirma sobre el aporte de Effio: “concentró su interés en temas locales y supo captar algunas costumbres de la Lima de fines de siglo e imprimió a sus composiciones un sentido de humor, sobresaliendo la alegría y el colorido de sus cuadros...” (Dueñas, 2010). A fines del siglo XIX Doña Adelina Concha crea, con sus propios recursos, los Concursos de Pintura y escultura Concha. Así, en el de 1897, el primer premio lo obtuvo el pintor Juan Oswaldo Lepiani con La oración en el huerto; Luis Astete ganó la medalla de oro y 200 soles por Reminiscencias; a Evaristo San Cristóbal le premiaron con 150 soles; José Otero recibió 200 soles por Los desocupados, y la pintura histórica La fundación de Lima de José Effio mereció el premio de 100 soles.
Fue miembro de la Logia Masónica “Parthenon N° 04” con sede en Lima, institución a la que también pertenecieron personalidades de la talla de Ricardo palma Soriano, Ramón Muñiz (su maestro) Henry Meiggs, el arquitecto Emilio Harth, entre otros; su nombre aparece en el cuadro de “Grandes Dignidades” de la Gran Logia del Perú del año 1882 y, en 1884. El documento denominado “Gran Logia del Perú 1884” contiene su nombre y aparece en la Comisión de Gran Tesorería en calidad de Recaudador. Dicha institución lo calificó como “hombre de bien, por su fraternidad y su servicio”.
La Revista Caretas de Lima, en su edición de junio de 1993, resalta la obra de Effio e informa sobre el descubrimiento del lienzo “Fundación de Lima” que había permanecido desde inicios del siglo XX ignoto y enrollado en una gaveta del Museo de la Cultura Peruana. Mientras en Lambayeque, José D. Effio es desconocido para la inmensa mayoría, en Trujillo se expuso su obra pictórica junto a la de otros costumbristas y neo clasicistas el mes de octubre de 2016 en la exposición "Historia Visual de la Pintura Peruana 100 años/25 pintores" en la Galería de Arte de ADUPAO.

He tenido el placer de apreciar sus obras y he podido notar su chispa histórica costumbrista y satírica; su visión realista, ingenua e ilustrativa (como anotara Julián Oñate). Ojalá y algún día como efecto del fortalecimiento de nuestra identidad y el aprecio por el aporte de ilustres lambayecanos podamos apreciar en nuestra tierra la brillante y hermosa obra de nuestro insigne personaje.

Los Restos de José Eufemio Lora y Lora

José Eufemio Lora y Lora (JELYL)

Según el poeta Alberto Aznarán “El 14 de diciembre de 1907, a las 11 de la mañana muere en el Hospital de la Charité, el joven poeta José Eufemio Lora y Lora, a raíz de la herida mortal (el doctor legista precisa por fracturas múltiples, principalmente en la base del cráneo) causada por el Metro luego de haber caído accidentalmente a la línea férrea en la estación 4 de septiembre de la línea 3 del metro parisino. Además de sus papeles de identidad, llevaba con él un Carnet que lo acreditaba como redactor del periódico La América Latina y 250 francos. La partida de defunción establecida por la Alcaldía del Distrito VI de París el 15 de diciembre, indica que José Lora (así se le llamaba en Francia), de 23 años, era nacido en Chiclayo-Perú, Hombre de Letras, domiciliado (en el Hotel), N° 44 rue de Jacob, París VI, soltero y de padres difuntos, de los cuales se desconocen sus nombres. El 18 de diciembre, el joven poeta es sepultado en el Cementerio de Bagneux en la División N° 96, Fila N° 4, Tumba N° 2. En 1912, cinco años después de su muerte, termina la concesión de su tumba, y como no fue renovada, los restos mortales de José Lora fueron lanzados a la Fosa Común” (Aznarán, 2007). Tan dramático hecho no pasó desapercibido. Nicanor de la Fuente, refiere: “(a su entierro) acudieron no solo escritores y poetas del Perú y de Latinoamérica, ya que también hicieron acto de presencia elementos representativos de las letras y organismos culturales de París”.

El primer intento de repatriación de sus restos ocurre en 1923. El embajador peruano en Francia, Don Mariano H. Cornejo, en respuesta al oficio N° 112 que le cursara el Ministro Peruano de Relaciones Exteriores pidiendo informe sobre los costos que implicarían la repatriación de los restos, responde escuetamente: “Nos es grato incluir a Ud. el presupuesto que me ha presentado la casa LAMY TROUVAIN que incluye los gastos que ocasionaría el envío de los restos del poeta LORA al Perú. Como verá el Sr. Ministro, la suma es crecida, casi igual al precio de una estatua, 8.500 FF…” no he logrado identificar quien o quienes realizaron la petición al Ministerio.
42 años después, en 1965, el gobierno destina la cantidad de 60 mil soles a la repatriación de los restos del José Eufemio Lora. Así, “se organizó un comité cuya labor estaba dirigida a la construcción de un Mausoleo en el Cementerio General y a cumplir un programa de recepción de grandes proyecciones. En Lima mismo, el Club Lambayeque y otro comité, funcionaba activamente con el mismo propósito” (Nixa, 1967). Sin embargo, llegó de París la noticia abrumadora y desconcertante que daba cuenta de la desaparición de los restos del egregio poeta chiclayano. El gobierno central, a través de la legación en París, explicó que tal desaparición se produjo “porque los nichos temporales solo tienen valor de hospedaje por cinco años… (y) durante la invasión alemán se produjo el desalojo por cuanto el Perú no tuvo representación en esa fecha” (ibídem).
La versión del gobierno causó estupor y resultó en falsa si consideramos que Don Ricardo Miranda Romero, destacado escritor lambayecano (autor de la “Monografía de Lambayeque”) en carta dirigida a al escritor José Vicente Rázuri le comunicó su satisfacción  por haber visitado la tumba del poeta en París el 17 de diciembre de 1953. La versión de Miranda es considerada veraz debido a la calidad de su persona y su solvencia moral e intelectual.

El 20 de octubre de 1966, el entonces Presidente Arq. Fernando Belaunde Terry firmó la Ley 19296 que destina la cantidad consignada a la repatriación de los restos de Lora y Lora y entregada al Comité Pro repatriación, a la edición del libro “José Eufemio Lora y Lora y su Tiempo” del escritor José Vicente Rázuri y encarga al Concejo Provincial de Chiclayo la edición de la misma.