viernes, 27 de marzo de 2015

“¿Las Escuelas Matan la Creatividad?”


Un documento de autoría de Sir Ken Robinson, investigador inglés, reconocido a nivel mundial como un experto en temas de creatividad y educación, nos invita a reflexionar sobre el sistema y prácticas educativas. Llegó a mis manos gracias a una de mis alumnas más brillantes, Carolina. Hoy comparto las más importantes ideas:
Debemos interesarnos en la educación para la creatividad. De hecho, la educación les interesa a todos, especialmente a quienes tienen hijos o a quienes piensan en el progreso, tanto como la religión o el dinero. Hemos invertido mucho en ella, en parte, porque suponemos nos llevará a ser exitosos en ese futuro que no podemos comprender. Los niños que ingresan este año a la escuela se estarán retirando del mercado laboral el año 2065 y nadie tiene idea de cómo será el mundo en cinco años; sin embargo, los educamos para eso. Por eso la incertidumbre es extraordinaria.
Existen evidencias extraordinarias de la creatividad humana por su variedad y por su alcance. Además, somos concientes de la calidad creativa de los niños y sus capacidades de innovación. Todos los niños tienen talentos y los malgastamos implacablemente. Actualmente, la creatividad es tan importante en la educación como la alfabetización, y debemos darles el mismo estatus.
Los niños se arriesgan, si no saben hacen el intento, no tienen miedo a estar equivocados, esto no significa que estar equivocados significa lo mismo que ser creativos, pero sabemos que si no estamos dispuestos a equivocarnos nunca haremos nada original… cuando los niños se vuelven adultos han pedido esta capacidad, adquieren miedo a equivocarse y se convierten en adultos que administran empresas estigmatizando los errores. Hoy, en nuestro sistema educativo equivocarte es lo peor que puedes hacer. El resultado es que estamos eliminando la creatividad de la educación. Picasso dijo: “todos los niños nacen artistas, el problema es seguir siendo artistas mientras crecemos”. Al crecer no adquirimos creatividad, sino que crecemos perdiéndola o más bien somos educados para perderla.
Todo el sistema educativo del planeta tiene la misma jerarquía de cursos o asignaturas, en la cima están matemática, ciencias e idiomas, luego humanidades y, en el fondo, arte. No hay un sistema educativo que, a diario, enseñe arte (danza) a los niños al igual que como se enseña matemática y ciencias. ¿Por qué? La matemática es importante, pero la danza también. Los niños bailan siempre, todos lo hacemos, todos tenemos cuerpo.
Al crecer lo niños comenzamos a educarlos de la cintura para arriba, luego nos enfocamos en sus cabezas y ligeramente hacia un lado. Da la impresión que el propósito de la educación en el mundo es producir profesionales súper capacitados más que educar para la vida. No debemos tomar esto como el estándar de lo máximo en los logros humanos; se producen personas que viven en y de sus cabezas y ligeramente a un lado; da la impresión que no tienen cuerpo, consideran a su cuerpo como una forma de transporte de sus cabezas, es una forma de llevar su cabeza a las reuniones.
Nuestro  sistema educativo se basa en la idea de habilidad académica pues fue inventado y surgieron en el tiempo en que avanzaba la industrialización. Su jerarquía está basada en dos ideas: que en la cima del sistema estén las asignaturas más útiles para el trabajo; y la habilidad académica domina nuestra visión de la inteligencia. Ocurre que los sistemas fueron diseñados en las universidades y lo hicieron a su imagen y semejanza.
Nuestro sistema educativo es un prolongado proceso de admisión universitaria, la consecuencia es que muchas personas brillantes, altamente creativas, creen que no lo son, porque en lo que eran buenos, la escuela, nos los valoró o los estigmatizó.
No debemos seguir así. Según UNESCO, en los próximos 30 años, más personas en el mundo se graduarán en el sistema educativo que todas desde el principio de la historia. Con la aparición de nuevas tecnologías, la transformación del trabajo y la enorme explosión demográfica; los títulos profesionales cada vez valen menos. Hoy, de acuerdo a nuestro sistema, no vasta ser licenciado, pues los estándares de calidad prefieren maestrías y doctorados. Es un proceso de inflación académica. Toda la estructura de la educación está caminando bajo nuestros pies.
Necesitamos repensar radicalmente nuestra visión de la inteligencia y considerarla dinámica, única. Nuestros alumnos piensan el mundo según como lo experimentan. Pensamos visualmente, auditivamente, cinestésicamente, de forma abstracta, en movimiento, la inteligencia es maravillosamente interactiva, el cerebro no se divide en compartimientos; de hecho, la creatividad humana es el proceso de tener ideas originales que tienen valor y que, a menudo, resulta de la interacción de las perspectivas de diferentes disciplinas.    
Nuestra única esperanza para el futuro es cambiar nuestra concepción sobre la ecología humana, una en que reconstruyamos nuestra concepción de la riqueza de la capacidad humana. Nuestro sistema educativo ha explotado nuestras mentes igual que nosotros hemos explotado la tierra buscando un recurso en particular, y en el futuro no nos servirá.
Debemos repensar los principios fundamentales sobre los que educamos a nuestros hijos. Debemos celebrar el don de la imaginación y la creatividad humana; debemos procurar usar este don sabiamente para evitar, en el futuro, los escenarios presentes. La mejor forma de hacerlo es viendo a nuestras capacidades creativas como una gran riqueza y a nuestros hijos como personas únicas que pueden enfrentar ese futuro que seguramente no veremos ayudándoles a sacar provecho de el.