miércoles, 4 de marzo de 2015

Muchas Maneras de Matar: Pobreza y Exclusión Social



El poema “Muchas maneras de matar” de Bertolt Bretch dice: “Hay muchas maneras de matar. /Pueden meterte un cuchillo en el vientre. /Quitarte el pan. /No curarte de una enfermedad. /Meterte en una mala vivienda. /Empujarte hasta el suicidio. /Torturarte hasta la muerte por medio del trabajo. /Llevarte a la guerra, /Sólo pocas de estas cosas están prohibidas en nuestro Estado//”.  Ante el fenómeno del desorden político, la exclusión social y la desigualdad, un pesimista Práxedes Mateo Sagasti (político español del siglo XIX) diría “Yo no sé adónde vamos; pero si sé que doquiera que vayamos, perderemos nuestro camino”. Claro está, el camino está perdido para cualquier estado que basa sus políticas en el deseo de lograr una suerte de desarrollo económico despersonalizado. Discutimos sobre la modernidad, la industrialización y la tecnología; sin considerar, como una responsabilidad urgente, terminar con la desigualdad que es madre de la exclusión y la marginalidad.
Si una soga siempre se rompe del lado más débil; en nuestra sociedad, es el pobre el más débil, desprotegido y (permanentemente) excluido de las políticas de estado que tienden al paliativo y no a la solución. El pobre es “invisible”. Está y nadie lo quiere ver. Da la impresión que su presencia incomoda, pues nos hace recordar que lo hemos convertido en un dato estadístico; se le ha tildado de poco progresista y se le ha condenado a la miseria, la ignorancia y el sufrimiento, del día a día, por subsistir.
El documento elaborado por Carlos Figueroa, y editado por el INEI, “Exclusión Social en el Perú: Hacia una Nueva Política Social” (2014) muestra algunas cifras alarmantes, nacionales y regionales, que bien merece la pena ser conocidas y, luego, reflexionadas y consideradas para tomar medidas, todos y en todos los campos del saber y del hacer.
Las regiones más pobres y excluidas se encuentran en la sierra de nuestro país. El centralismo es notorio, nueve de los diez distritos con mayor índice de desarrollo humano del país se encuentran en Lima. Lo mismo ocurre con el índice de inclusión social donde nueve de los diez distritos más favorecidos se encuentran en la ciudad capital. Un dato interesante es confirmar que en aquellos distritos en los que no se aplican políticas de inclusión social se eleva el índice de pobreza. En mejor situación se encuentran los distritos de la costa seguidos por los de la selva y sierra. Un dato sorprendente, los distritos que no albergan proyectos mineros, en promedio, tienen un índice de desarrollo humano real e inclusión social ligeramente superior que aquellos que tienen proyectos mineros.
Lambayeque es la octava región en el ranking de índice de desarrollo humano y el sétimo en índice de inclusión social. Cañaris es el distrito con menor índice de desarrollo de Lambayeque y el sétimo entre los diez menos desarrollados del Perú. Se puede inferir, entonces, que a pesar de las políticas de inclusión, falta mucho por hacer en dicha zona de la región.
Carl Schmitt, refiere en “Legalidad y Legitimidad” (1994) que “en una novela del mismo autor (Bertolt Bretch) el jefe de una banda de gángsters acaba diciendo a sus pistoleros: el trabajo tiene que ser legal”. No olvidemos, la ley demanda aplicar políticas de de desarrollo inclusivas y no distingue región natural, distritos, realidad geográfica, cultural, costumbres o idioma. Sin embargo, da la impresión que existe tendencia a la homogenización cultural expresada en dichas políticas. No se negocia con las comunidades amazónicas o andinas con realidades culturales distintas a las costeñas. No se propone, se obliga.
Es momento de exigir igualdad de oportunidades en un país variopinto por multiétnico, pluricultural y mestizo. A la hora de elegir, un criterio debe ser revisar las políticas en temas de igualdad que propongan los candidatos a ejercer poder político y, luego, velar por el cumplimiento de dichas políticas. Además, cumplir la ley debe significar allanarse, acercarse con sinceridad a personas que merecen vivir su dignidad.
Al respecto el Papa  Francisco ha dicho “No sirve de mucho la riqueza en los bolsillos cuando hay pobreza en el corazón… a la gente la empobrecen para que luego voten por quienes los hundieron en la pobreza…Quien acaricia a los pobres, toca la carne de cristo” todos debemos hacernos responsables.