domingo, 10 de julio de 2011

La Revolución de Balta: Una cosa de negras

La Revolución del Coronel José Balta (20 de octubre de 1867 a 7 de enero de 1868) contra el gobierno de Don Mariano Ignacio Prado Ochoa tuvo como hecho crucial el triunfo del revolucionario en la ciudad de Chiclayo en 1868; aunque la ciudad en la que se inició fue la nuestra, los ecos de la misma se dejaron sentir en Arequipa (con Don Pedro Diez Canseco) Lima, Otuzco, Cajamarca y Trujillo. Recordemos, el motivo del levantamiento fue la oposición al gobierno de Prado Ochoa, quien lo había deportado a Chile, y la negativa de Balta a jurar la Constitución de 1867 (que legitimaba la dictadura de Prado) por su posición a favor de la vigencia de la carta magna de 1860 (de corte liberal, promulgada durante el gobierno de Ramón Castilla).

En lo que nos concierne, que es lo ocurrido en nuestra heroica tierra, sabemos que el Coronel Balta ingresó a nuestra ciudad el 6 de diciembre de 1867 trayendo consigo 156 hombres de tropa (triunfadores de Otuzco y Cajamarca) y su estado mayor conformado por los oficiales Coronel Silvestre Gutiérrez, Comandantes Rafael Venturo, Felipe matute, Lorenzo Sotomayor, Peredo, Luís Herrera, Isidro Perales y Francisco Alzamora.

El pueblo de Chiclayo recibió con coronas de laureles y arcos de triunfo al Coronel balta, quien “entra bajo banderas y aclamaciones jubilosas”. Cantando y bailando al ritmo de la “conga” el pueblo interpretó, desde aquel día y mientras duró la revolución, una muy famosa con música y letra de Don José Guevara “juyupe”: “De los coroneles/¿Cuál es el mejor?/el Coronel José Balta/se lleva la flor/porque lo merece/ hora/porque es muy valiente/hora//tun tun ¿Quién es?/¿Quién está aquí?/¿si será la conga/ que viene por mí?/hora si la conga/hora/donde la manonga/hora/pa’ que se componga/hora”

Según definición en la “Revista Centenaria” (1935), conga “fue el nombre o apodo de una familia muy querida en Chiclayo, pues eran gente honrada pero de genio alegre. De allí arranca el origen de esta inventiva chiclayana”. Debo agregar que CONGA es el nombre de una etnia africana a la que pertenecieron muchos de los esclavos negros traídos a Lambayeque.

El mismo día de su arribo, Balta, declara mediante una proclama la insurrección de Chiclayo y, en respuesta, 600 hombres, 100 mujeres y 100 jóvenes (sumados a los 156 soldados traídos por el coronel) se pusieron voluntariamente bajo el mando del líder rebelde. De inmediato el pueblo inició la construcción de trincheras y defensas de la ciudad. Al respecto, Don Nicanor de la Fuente (NIXA) refiere: “Las calles Alfredo Lapoint (teatro) Balta (San Cayetano) 7 de enero (Ortiz) y Puente Reque, quedaron francas de sur a norte; no así las transversales que quedaron atrincheradas y cerradas por dobles filas de adobes, de suerte que cada girón desde la Plaza de Armas hasta la Estación de Pimentel (actual sede principal del Banco de la Nación en nuestra ciudad) formaron un callejón”.

Dos ventajas concretas encontró para este trabajo el Coronel Balta, que dirigía día y noche los trabajos. En primer lugar, la necesidad de adobes para la barricada fue cubierta con la demolición de paredes antiguas que no tenían techo. Además, las antiguas casonas (cada una con corralones) permitían comunicarse desde el interior con varias calles. Con esto la comunicación sería más segura y fluida.

El día 12 de diciembre de 1867 se anunció que las fuerzas del gobierno llegaban a Reque. Balta ordenó la repartición de municiones. Se entregaron siete paquetes de municiones por plaza, quedando “otro tanto de reserva y la maestranza trabajando noche y día”. Del total de combatientes, quinientos, por no disponer de armas de fuego, pelearían con cuchillos, por ello recibieron la orden de afilarlos y pasar revista ante sus cabecillas. La orden de Balta fue “¡Vénzanlos a cuchillo que yo los terminaré con mis 200 hombres”.

La mayor parte de los voluntarios enlistados en Chiclayo fueron los negros de la forastería, también llamada “Villa del Sol” o “Chiclayo chiquito” (actualmente ubicado en la zona del “Parque Obrero” y la Av. Pedro Ruiz) quienes fueron audazmente liderados por un grupo de negras entre las que destacaban: Manuela (“manonga”) Nevao, la mamá Jacoba, la “Pitonga” y la “ñata” Fidela. Los negros decidieron enlistarse como gente de infantería.

Estando en su cuartel general (ubicado en la antigua Iglesia Matriz, para esa época local del Colegio Nacional “San José”) el Coronel Balta recibió el pedido de audiencia de las 4 negras que solicitaron ser ubicadas al frente del cuerpo de infantería: “Venimos donde su merced a presentarnos de soldaus. Semos mujeres pero semos muy hombres. No queremos cocinar, ni lavar, ni hacer nada de lo que hacen las flojas. Queremos echar bala y meter cuchillo. Su merced mándenos donde quiera pero a pelear”

El coronel Balta, emocionado por su valor, respondió: “Serán las cuatro mis ayudantes de órdenes. Tú irás a la compañía del Comandante Venturo (dijo a la Manonga) Jacoba a la de Peredo, Pitonga a la de Luís Herrera y Fidela a la de Isidro Perales. Y digan de inmediato que estén listos, que las fuerzas del gobierno están en Reque. No hay que descuidarse. No beban mucho. A las seis de la tarde vendrán a darme cuenta”

Iniciadas las acciones, Balta observaba los combates desde la torre de la Iglesia Matriz, a sus pies y escondido su secretario personal Don Ricardo Palma preguntó ¿Cómo van las acciones y a quién favorecen? A lo que Balta respondió “¿Escucha la conga? ¡Mientras el pueblo cante la victoria nos sonríe!”

“Cuentan que en una tregua del combate entre las fuerzas de Balta y las de Pío Cornejo (gobiernista) la Nevao y la ñata Fidela, subieron a un techo del fuerte Maradiegue y desde allí, llamando la atención a las fuerzas del gobierno con sus pañuelos y cohetecillos, les bailaban la Puerca Raspada el paso preferido de la época entre la gente del pueblo”

La “puerca raspada” era un baile de negras en el que participaban dos mujeres que se levantaban la pollera hasta la rodilla (un delito en esa época) y descalzas, al son del verso, con el empeine del pie se golpeaban la pantorrilla de la pierna izquierda produciendo un sonido con las palmas. A la letra en su baile las negras decían: “La puerca raspada/la niña casada/y tan casadera/con su bañadera//negra, negra, negra/sácale ese pique/mi amo, mi amo, mi amo/ya me lo saqué/no me pegue usted/mi amo, mi amo, mi amo/ya me lo saqué”.

El 10 de enero de 1868, las fuerzas del Coronel Balta, derrotan finalmente a las fuerzas gobiernistas dirigidas por Pío Cornejo y el oficial Bernal. El día 11 de enero, Balta, dirige una proclama de agradecimiento al pueblo de Chiclayo, luego con su secretario Don Ricardo Palma y parte de su estado mayo se trasladan a la casa de la familia Perales en donde se instaló ocupando los altos. En el lugar recibe de manos de Don Julián Perales y Don Manuel Maradiegue un préstamo para pagar los muchos gastos de la revolución. El mismo día recibe la visita de la negra Manuela “manonga” Nevao quien había sido herida en uno de los combates y, por tal motivo, no pudo ver al coronel y festejar el triunfo. El coronel, al verla, se adelantó a ella y abrazándola le preguntó:

-Negra, ¿y la herida?

La negra respondió:

-Mi amo, ya estoy buena, al pellejo negro no le entran las balas de Don Bernal.











3 comentarios:

ingquimica.wordpress.com dijo...

Tengo una pregunta: ¿Es cierto que parte de los huacos moche son blancos? Por lo que se deduce el uso de una arcilla blanca. No existe la arcilla blanca. Quisiera saber si alguien ha investigado ese aspecto químico de los huacos de esa cultura u otras pre-colombinas.

Maricarmen dijo...

8615829948respuesta a ingquimica.wordpress.com
la arcilla blanca que señala, es caolin, y si, los moches la conocían y la usaban aplicándola a manera de "engobe", diluida en agua, bien con pincel hechos de cabellos humanos o sumergiendo la pieza entera en una vasija que contenía el caolín liquido. Una vez seco, dibujaban sobre el con herramientas de madera, de metal púas o espinas de pescado luego se cocian en hornos a una temperatura entre los 450 a 700 grados centigrados. espero le sirva en algo el dato
Atte.
Maria del Carmen Vigil

Guillermo Figueroa dijo...

DEFICIENCIAS ADVERTIDAS:
1) Pobreza de fuentes: lo fundamental es de "La Guerra de Balta" de León Barandiarán.
2) Falta de crítica de las fuentes. No se ha examinado las fuentes de la fuente, ni la ideología de su autor, ni otros aspectos necesarios.
3) Falta de contexto. ¿Contra qué se levantó Balta? ¿Se ha examinado siquiera el proyecto de régimen tributario impulsado por el Ministro de Hacienda de entonces, Manuel Pardo, impulsor del primer proyecto de modernización de la economía del Estado peruano? (proyecto que Balta trabajo abajo. Ver Carmen McEvoy, Bonilla y otros)
4) Omisión de los resultados del golpe militar de Balta. ¿Se democratizó siquiera en algo el Estado? ¿No se reforzó la dependencia del Estado respecto a la única fuente, el guano? ¿No se incrementó astronómicamente la deuda externa peruana durante el gobierno de Balta? ¿No fue esta debilidad interna una de las causas de la derrota frente a Chile? ¿Y no fue el de Balta uno de los gobiernos más corruptos de la República? (Ver "Historia de la Corrupción en el Perú" de Alfonso Quiroz (2015)
5) Falta totalmente la actitud crítica (analítica) que es una de las orientaciones fundamentales que debe tener la educación.