domingo, 29 de agosto de 2010

La Participación de las castas en la Rebelión de Túpac Amaru II


La rebelión de Túpac Amaru II (1780) en la zona sur del Perú, fue una anticipación del movimiento independentista. Este inicio, predominantemente indígena, proponía la restauración del estado inca con una necesaria integración de las culturas propias del mestizaje iniciado con la conquista española. Los criollos, mestizos, negros, zambos, mulatos e incluso algunos españoles tendrían participación en esta propuesta de gobierno de liderazgo amerindio. Una prueba al respecto. El 23 de Diciembre de 1780, Túpac Amaru II anunciaba en el edicto emitido en la Provincia de Chichas que: “El amparo, protección y conservación de los criollos, de los mestizos, zambos e indios en su tranquilidad, por ser todos paisanos y compatriotas, como nacidos en nuestras tierras y de un mismo origen de los naturales, y de haber padecido todos igualmente dichas opresiones y tiranías de los europeos”.



Según el Padrón de 1784, que indica la situación demográfica en el sur del Perú, un año después de la derrota de la Rebelión de Túpac Amaru II, la población estaba distribuida de la siguiente manera: “Españoles 21 074 (30%) Mestizos 9 676 (14%) Indios 32 009 (46%) Negros libres 546 (0,8%) Negros esclavos 1 865 (2,7%) Mulatos y zambos libres 3 046 (4,3%) Mulatos y zambos esclavos 1 031 (1,5%) Españolas 17 980 (31%) Mestizas 9 182 (16%) Indias 23 938 (42%) Negras libres 528 (0,9%) Negras esclavas 1 423 (2,5%) Mulatas y zambas libres 3 100 (5,4%) Mulatas y zambas esclavas 936 (1,6%)” Una pregunta es necesaria ¿Con cuántos adeptos contó el rebelde durante su movimiento?



Desde 1776 circulaban algunas “profecías” atribuidas a Santa Rosa de Lima y San Francisco Solano. En ellas se anunciaba que “el (año) de los tres sietes (1777) el reino volvería a su antiguo ser, se reconocería un Rey Inca”.



El trabajo titulado “Sanra Rosa de Lima y la Política de la Santidad Americana” de Ramón Mujica Pinilla, resalta “En plena época borbónica, la nobleza indígena también le atribuyó a santa Rosa una profecía política apócrifa, con contenidos políticos reivindicatorios, que terminó por movilizar muchas de las conspiraciones y rebeliones indígenas del Perú preindependentista, desde 1750 hasta 1783. Según la profecía después de dominar los reyes de España tanto tiempo como los incas, el cetro caería de manos de los monarcas hispanos y el antiguo Tawantinsuyo sería restaurado por un inca” (Stevenson 1825, pp. 290-291; Mujica Pinilla, 2001, pp. 340-347). Al respecto, se puede encontrar valiosa información en “Poemas y canciones en honor de Santa Rosa: Profecias del pasado, voces del presente” (1993) del investigador Luís Millones.



Existía, entonces, la creencia en Paucartambo, Arequipa, Huarochirí, el centro y el norte del Perú; que habría movimientos políticos, enfermedades hambre, escasez y muerte.



¿Cómo se conoció de las profecías entre el común de la gente? La investigadora Olinda Celestino narra en “Relaciones Incas – negros y sus resultados en el Capac negro y los negritos” (2004) el caso de un mestizo de nombre Juan de Dios Tupa Orcaguaranca Espinoza, de 37 años de edad, viudo y de oficio plumario; quien libando licor en una chichería del Cuzco con un indio noble del lugar (el cacique de Paucartambo de apellido Espinoza), hizo referencia a la profecía y por, no haber creído en ella, el cacique insultado como “zambo, hijo de negra e indio” en una discusión que casi termina a golpes. Celestino infiere: “En las chicherías, en medio de la música y el consumo de licor, se perdía la discreción”.



Sabiendo que los indios “eran muy adictos a los simulacros de Cristo y su Santísima Madre y acérrimos seguidores de las tradiciones” preocupado y deseando acabar con la agresividad de estos y los negros (“furor caribe”) el Obispo del Cuzco, Juan Manuel Moscoso y Peralta, programó procesiones como la del “Señor de los Temblores” siguiendo una ruta que permita a los pobladores apreciar las cabezas en picas de los revoltosos, mostrado así la eficacia de la represión realista. Algunos estudiosos del tema notan que existe relación en el tiempo y el espacio entre la milagrosa aparición del “Señor de Ccoyllor Ritti” (fines del siglo XVIII) y la lamentable culminación de la rebelión del cacique.



Haciendo una revisión de los documentos de los juicios a los 73 reos involucrados como dirigentes en la rebelión, se puede notar la diversidad en la composición racial de la dirigencia. Micaela Bastidas es llamada “zamba”. Se indica que uno de los hijos de Túpac Amaru II se casó con una negra, y que los personajes más cercanos al líder fueron negros.



Además señalan que el servicio doméstico del líder rebelde (cocineros, vigilantes, guardianes, etc) estuvo constituido por negros. Además se acusa que los esclavos negros con la ayuda de sus hechiceros protegían con sus magias a los rebeldes para volverlos invulnerables.



Nótese que la discriminación a que estuvo sometida la población negra durante la colonia también se nota al interior del movimiento. Muy a pesar de la promesa de libertad dada por Túpac Amaru II, el movimiento no superó del todo esta característica discriminatoria. Al concluir la revuelta, la mayoría de esclavos fueron absueltos y devueltos a sus amos.



A continuación algunos participantes de castas diversas:



• Cristóbal Rafael, zambo cuzqueños de 40 años de edad. Casado y sastre. Residente de Pampamarca. Cómplice de Túpac Amaru II a quien sirvió como portero y vigilando prisioneros. Fue sentenciado a 2 años de cárcel en el Callao.



• Antonio Oblitas, Cuzqueño criado en Arequipa. Mulato libre. Casado con Pancha Valverde del Cusco. Pintor. Dibujó un lienzo de Túpac Amaru II montando un caballo con insignias reales. Micaela Bastidas lo calificó como zambo. Fue quien ahorcó al Corregidor Arriaga, de quien fue criado; aceptó haber peleado en Sangarará. Torturado delató a otros participantes. Fue ahorcado. Su cabeza fue colocada en Tinta, un brazo en Tungasuca y el otro en el camino a San Sebastián.



• Josef Manuel Yepes, negro africano de Guinea. Residente en Pomacanchi, de 26 años de edad. Soltero. Esclavo de don Vicente Yepes; Participó en la rebelión al ser forzado a salir de la hacienda de su amo para ir a Tinta y encargarse de la cocina de los revolucionarios. Fue absuelto.



• Pedro Pablo Tagle. Nacido en Rioja (Tucumán). Negro esclavo de don Miguel Tagle, arriero de 30 años. Acompañó a Túpac Amaru II portando arma blanca. Fue absuelto.



• Miguel Landa, africano de Guinea. 26 años de edad. Soltero. Esclavo de don Tiburcio Landa. Acompañó a Tupac Amaru. Fue absuelto y devuelto a su amo.